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De pescador artesanal, buzo y camaronero a presidente de Sonapesca:

Cómo y por qué Osciel Velásquez se convirtió en el máximo líder de la industria pesquera

domingo, 23 de octubre de 2016


Economía y Negocios Domingo
El Mercurio

Amplias redes en el mundo político, aceptación transversal en la industria y su nula vinculación con investigaciones judiciales explican su designación como presidente de Sonapesca. Valeria Ibarra



"Soy un hombre con escamas". Así se define Dámaso Osciel Velásquez Hernández, 60 años, seis hijos, ex pescador artesanal, ex buzo, basquetbolista escolar, militante democratacristiano desde los 17 años, "coquimbano como los Viking 5", como suele ufanarse ante sus conocidos, y emprendedor desde hace cuatro décadas, quien desde esta semana preside Sonapesca, el mayor gremio pesquero del país.

Esta organización rompió con su historia al elegir a este empresario pyme, que terminó Cuarto Medio en el Liceo de Coquimbo y de ahí en adelante solo trabajó; que no viene de la pesca extractiva, sino que captura camarones, langostinos y gambas; lejano de la actividad industrial y de las tradicionales fortunas pesqueras, justo en momentos en que enfrenta una reforma a la ley de Pesca y a diversos casos judiciales que complican a empresas y gremios.

Velásquez fue ungido por unanimidad del directorio por una combinación de factores. Uno: es un rostro nuevo, porque no pertenece a la élite, sino que es un selfmade man . Dos: representa una actividad no tradicional, regional, y en expansión, como la extracción de crustáceos, ampliando Sonapesca a nuevos públicos. Tres: tiene amplias redes en el mundo político, en las empresas y en el mundo artesanal. Es cercano al diputado DC Matías Walker, a la senadora PPD Adriana Muñoz y a Raúl Súnico, subsecretario de Pesca. Conoce hace dos décadas a Rodrigo Sarquis, presidente de Pesquera Itata, y colaboró estrechamente con Francisco Orrego, su antecesor en Sonapesca. El nuevo timonel es una figura en la IV Región: preside la Asociación de Industriales y Armadores Pesqueros de Coquimbo (AIP) y máximo representante de la Multigremial Región de Coquimbo, que agrupa a 14 organizaciones gremiales de la zona.

Cuatro: cuando hay muchas empresas que están siendo investigadas por el Ministerio Público por aportes irregulares a la política, Osciel Velásquez no tiene ningún cuestionamiento de este tipo.

Además de ello, quienes lo conocen valoran su capacidad de trabajo y su tenacidad, lo que se reflejó en que su gremio, AIP, fue el primero de Chile en lograr certificar una pesquería a nivel internacional. Rodrigo Polanco, de Marine Stewardship Council (MSC, la entidad que otorga tal calificación), destaca que eso "da cuenta de su tremenda visión de futuro sobre las pesquerías y el negocio pesquero y también muestra que es un gran líder y un pesquero comprometido con sus desafíos".

De la sardina a Europa

Oficina California. No es un nombre de una localidad salitrera, sino del barco de 21 metros de eslora que hace 25 años compraron los tres hermanos Velásquez Hernández, Osciel, Jorge y Claudio, juntando todo el dinero que podían juntar. Esa nave fue la base de Bracpesca, una empresa familiar de Coquimbo, IV Región, que empezó pescando sardina y anchoveta para venderla a los industriales y hoy exporta camarones a Europa y langostinos a Estados Unidos y da empleo a 350 personas, la mayor parte de ellas, mujeres.

A Osciel se le destaca en toda la industria por haber logrado la primera certificación internacional de sustentabilidad de una pesquería en Chile. Trabajó cinco años en ello y no fue fácil. En la búsqueda de mejorar las prácticas del sector camaronero, viajó a Canadá, luego a España y a Argentina. En este último país, fichó al experto en redes de pesca Rubén Rueda, gerente comercial de Moscuzza, una de las compañías pesqueras más modernas de la nación trasandina. Rueda viajó a Chile para aportar conocimientos y aplicar tecnología más adecuada para lograr la certificación internacional bajo el estándar Marine Stewardship Council (MSC).

Entre las sugerencias que el ejecutivo argentino entregó a Velásquez y que este internalizó en la industria, están usar redes más livianas -pasaron de pesar cuatro toneladas a 550 kilos-, con mayor distancia en los nudos, de manera de dejar escapar a los camarones y langostinos juveniles y quedarse con los crustáceos adultos. Tras ello, pescan menos crustáceos, pero de mejor calidad, que venden a mayor precio.

Recomendado por Orrego, no aceptó a la primera

A principios de septiembre de este año, Francisco Orrego presentó sorpresivamente su renuncia a la presidencia de Sonapesca, para hacerla efectiva a partir del 1 de octubre. En esa ocasión el dimitido dirigente recomendó a la mesa directiva a Osciel Velásquez como su sucesor. El directorio de Sonapesca convocó inmediatamente al dirigente nortino, pero este se excusó, explicando que quería terminar el proceso de certificación internacional exitosamente. Tal logro se concretó a mediados de septiembre, pero para celebrarlo la industria coquimbana convocó a una masiva celebración llamada La Semana del Crustáceo.

Paralelamente, directivos de Sonapesca y líderes del mundo pesquero sondearon candidatos con un perfil similar a Orrego: profesionales ajenos al mundo pesquero, pero con experiencia en cargos y discusiones públicas. "Pero no les resultó, nadie quiso asumir en un gremio con tantos problemas, y ya en octubre volvieron a proponerle a Osciel que presidiera Sonapesca", comentan cercanos.

Éxito en Sonapesca depende de tres directores clave

El sector pesquero es reconocido por ser conflictivo, por tener empresas con intereses que colisionan entre sí. Para disminuir esta beligerancia, en 2015 se aprobó su transformación en una federación de 10 gremios, de manera que todos los sectores participaran en Sonapesca, con la premisa de igualar el poder económico con el poder político y evitar así la captura de la organización por algún sector.

Esta reforma, dicen en la industria, implicó una pérdida de poder para los industriales de la zona centro-sur, en particular para Asipes, que había logrado imponer a los últimos presidentes de Sonapesca, como Rodrigo Sarquis (Pesquera Itata) y Roberto Izquierdo (Alimar).

Por ello, ejecutivos del sector comentan que el éxito de Osciel Velásquez depende de cuánto apoyo mantenga en tres directores clave: Sarquis, que tiene ascendiente en el sur; Arturo Natho, de Corpesca (grupo Angelini), la mayor pesquera del país, y Carlos Vial, de Friosur (grupo Del Río). Hasta ahora, estos directivos han sido promotores de su llegada a la cabeza del gremio.

Por lo pronto, Velásquez cuenta con el respaldo de Sebastián Vera, de la Asociación de Industriales Pesqueros de Coquimbo, así como de Miguel Depolo, presidente de la Asociación Gremial de Procesadores y Productores de Algas Marinas y vicepresidente de Sonapesca. Los restantes directores de la entidad son Rigoberto Rojo, de Pesquera Orizon (grupo Angelini); Luis Felipe Moncada, gerente general de Asipes, y Jan Stengel, de Pesquera El Golfo.

Su carta de navegación para el gremio

El nuevo timonel pesquero ya ha dicho que tiene cuatro objetivos claros. El primero es defender la pesca como actividad económica, las inversiones que se han hecho y, sobre todo, el aporte que hace este sector al desarrollo regional.

Lo segundo es visibilizar el aporte en empleo de la pesca, que genera 38 mil trabajos directos y otros 57 mil indirectos. Una tercera meta, ya casi personal, es que el país aumente el consumo de productos del mar, de 7 kilos per cápita al año a por lo menos un kilo más. Y un cuarto objetivo es ampliar las fronteras de Sonapesca, que hoy aglutina a 10 gremios y a un centenar de empresas, pero que "es el mayor clúster productivo del país y nadie lo sabe", señala un colaborador del nuevo dirigente.

EN EL SECTOR valoran su capacidad de trabajo y su tenacidad, lo que se reflejó en que su gremio, AIP, fue el primero de Chile en lograr certificar una pesquería a nivel internacional.

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