viernes, 21 de octubre de 2016
El Mercurio
Oliver Flögel
Gerente General de Microsoft Chile
y Socio de Scale Capital
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico -OCDE-, Chile tiene un 19% de jóvenes que no estudian ni trabajan, cifra no menor, sobre todo, cuando nos ubica en un ranking mundial muy poco feliz, como uno de los 6 países del orbe con mayor cantidad de jóvenes, entre los 15 y los 29 años, en esta categoría. Si bien en el transcurso de los últimos años esta cifra ha descendido, el total aún sigue siendo muy alto, de alrededor de 583 mil personas. En esa cantidad, el 72% son mujeres, es decir, más de 400 mil jóvenes mujeres se encuentran en la condición de no trabajar ni estudiar.
El estudio realizado por la OCDE, revisó la realidad de 34 países en el mundo y Chile, en la sexta casilla, fue “superado” por México, España, Grecia, Italia y, en primero lugar, por Turquía, teniendo este último un 29.8% de jóvenes en
esa condición.
Estas son cifras que, claramente, nos deben llamar la atención. Se trata de un grupo importante de personas que, tal vez, por la falta de experiencia, por su origen socioeconómico, por la falta de oportunidades o de visibilidad, no pueden sumarse a la fuerza laboral. En ese sentido, lo más importante, es que no nos quedemos con los brazos cruzados. El Estado, a través de diversas reparticiones y organismos, como el Ministerio del Trabajo, Fosis, Sence, ofrece posibilidades de inserción laboral y capacitación.
Los privados, por nuestra parte, también tenemos mucho que decir al respecto. El Presidente de la Asociación Chilena de Tecnologías de la Información – ACTI-, Raúl Ciudad, señaló que, según cifras que maneja esa organización, existen aproximadamente 7 mil plazas relacionadas con la industria de las Tecnologías de la Información, que se encuentran vacantes al año en Chile. En ese sentido, la tecnología y la transformación digital que en la actualidad se están expandiendo en la llamada Cuarta Revolución Industrial, necesitan de personas capacitadas en las Ciencias Informáticas. El portal MiFuturo.cl dependiente del Ministerio de Educación, apunta que una carrera como Tecnología en Computación e Informática en distintas instituciones, tiene una empleabilidad, al primer año de egreso, de un 71,9% y un salario de alrededor de 630 mil pesos en promedio, al cuarto año de estar inserto en el mundo laboral.
Con esto último en mente, cabe hacer dos apreciaciones. La Tecnología avanza día a día y siempre se van requiriendo más personas que sepan sobre esta materia y, en segundo lugar, si todo apunta a que el mundo digital es una parte fundamental de todas las industrias, ¿por qué no esforzarnos como país para que nuestros niños y jóvenes tengan más herramientas para insertarse en el mundo digital? En ese sentido, tal vez, sería óptimo el contar, por ejemplo, con la posibilidad de que se incluyan ramos sobre informática, como programación, en las mallas curriculares.
Microsoft, en el marco de su programa mundial YouthSpark, creó hace unos años la iniciativa #YoPuedoProgramar, que, a través de alianzas público-privadas, como en Chile, se ha hecho con el Injuv, ha capacitado en herramientas digitales a más de 3 millones de jóvenes en América Latina.
La idea es que ellos adquieran a través de una serie de cursos gratuitos, conocimientos que les dan la oportunidad de dar los primeros pasos en el lenguaje del código o programación.
Nuestro continente y en especial, nuestro país, necesitan refrescar lo que estamos haciendo para que los jóvenes tengan no una, sino muchas alternativas para poder desarrollarse, tanto como personas, como también, de forma profesional. El mundo digital tiene la virtud a través de la tecnología, que se abre un abanico de posibilidades que debemos saber aprovechar.
El Chile 4.0 necesita a personas preparadas para enfrentar los desafíos que plantea esta nueva Era Digital. Por ello, distintas organizaciones y actores de la industria de la tecnología, hemos realizado un llamado para que la programación tenga un espacio destacado en la malla curricular de nuestros estudiantes. De esta manera, estaremos creando una mayor cultura digital que ampliará y potenciará la creatividad y las ganas de aprender de miles de estudiantes de nuestro país. Tenemos una gran oportunidad de ofrecer una mejor y mayor educación a nuestros hijos. No la desaprovechemos.
