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Camino propio

sábado, 22 de octubre de 2016

Texto, Constanza Toledo Soto. Retrato, Carla Pinilla G.
Taller por taller
El Mercurio

Para el arquitecto José Domingo Peñafiel no es llegar y sentarse a pintar. Necesita ver y escoger con calma los materiales que utilizará, además del colorido específico que trazará sobre el papel. Su relación con la acuarela ha sido lenta y de muchos descubrimientos, un recorrido de 16 años que hoy tiene como resultado su primera exposición individual.



Muchas veces se lo han preguntado y su respuesta es sencilla: "Pinto porque me gusta". Lejos de creerse el cuento de ser artista, José Domingo Peñafiel deja claro que lo suyo es y seguirá siendo la arquitectura. Está full y entusiasmado con la oficina que actualmente comparte con un socio más joven, aunque estos últimos meses dio espacio en su apretada agenda a una actividad que para él se transformó en todo un desafío: la acuarela. Sentado en el acogedor living de su casa, cuenta que el arte ha sido un silencioso compañero a lo largo de su vida. Recuerda sus primeros acercamientos a la pintura y al dibujo, así como su paso por la cerámica gres. La acuarela apareció alrededor del año 2000 por un tema netamente práctico: "Cuando me iba de vacaciones con mi familia -tengo cinco hijos- era lo más simple para llevar. Echaba al auto papeles, tubos, pastillas, pinceles y listo", señala Peñafiel, quien acaba de inaugurar su primera muestra individual en la galería Patricia Ready.

"Torrentes de Color" es el resultado de sus propios descubrimientos con relación a esta técnica artística, ya que jamás -dice- ha tenido ningún tipo de formación académica en este ámbito. Solo se trata de un hacer constante, in situ. Un camino de casi dos décadas donde los colores, generalmente, son los principales protagonistas. Disfruta la potencia que el agua da a ciertas tonalidades, los choques y reacciones que hay sobre el papel una vez que se lanza con el pincel al son de música clásica, jazz o rock, encerrado en su taller con vista a la naturaleza del cerro: "Para mí no es fácil esto, me cuesta mucho. Hay una exigencia grande detrás, pero al dejarme guiar por lo que va pasando se convierte en una aventura", comenta el arquitecto, cuyo enfoque abstracto en sus obras tiene que ver con una serie de representaciones interiores, algo así como "mundos imaginarios" en los que, según piensa, cada uno puede encontrar sus propias referencias.

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