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Entrevista al cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga:

"Para el Vaticano era más fácil tratar con Hugo Chávez que con este gobierno"

lunes, 10 de octubre de 2016

Erika Lüters Gamboa
Internacional
El Mercurio

El prelado, quien integra el consejo asesor del Papa Francisco, dice que pese a ello se sigue intentando mediar en la crisis venezolana.



De niño quiso Óscar Rodríguez Maradiaga ser sacerdote y aviador. Su padre le impidió ir al seminario por travieso. Y por travieso, a los 14 voló un Cessna sin licencia. En el penúltimo año de secundaria durante un retiro espiritual el cura que los guiaba les dijo: "Si Dios los llama, no sean cobardes, no digan que no". Entonces, se lo tomó en serio y dedicó su vida a la religión.

Rodríguez Maradiaga (73), arzobispo de Tegucigalpa (Honduras), doctor en Teología, voló tan alto que su nombre sonó como papable en los dos últimos cónclaves. Hoy es uno de los nueve cardenales que conforman el C-9, el grupo permanente que colabora con el Papa Francisco en el gobierno de la Iglesia.

Para él, trabajar codo a codo con Francisco "es una gracia", dice a "El Mercurio" durante su estadía en Chile, invitado por la Universidad Católica para participar en el III Congreso Social, donde se reflexionó acerca de la encíclica Laudato si sobre medio ambiente.

El cardenal habló sobre la reforma a la Curia Romana, Siria, Estado Islámico (EI) y las relaciones del Vaticano con el Presidente venezolano, Nicolás Maduro.

-¿El Vaticano está mediando por la situación en Venezuela?

"El Vaticano desde hace años que está tratando. Con el extinto Presidente Hugo Chávez era un poquito más fácil dialogar que con el actual. Porque, lógicamente, cuando no hay formación, cuando no hay educación y cuando no hay un desarrollo cultural, la persona se cierra. Y con este señor (Maduro) es muy difícil tratar. Sin embargo, la Santa Sede sigue al frente".

-¿Cree que el referéndum revocatorio ya está perdido?

"Creo que contra las armas y la falta de respeto a los demás es bien difícil poder lograr algo".

-¿Cuáles han sido los principales obstáculos que se le han presentado al Papa para la reforma de la Curia Romana?

"Toda reforma encuentra obstáculos. Hay personas que están muy cómodas con el statu quo . En Italia existe un refrán: ' Chi é bene, non si muove' (el que está bien no se mueve). Entonces, a los que están acostumbrados a que se haga más de lo mismo no les va a gustar.

-A veces, por su lenguaje directo, el Papa parece más abierto a algunos temas que algunos sacerdotes. ¿Qué tan progresista es Francisco?

"Yo vengo del mundo de la psicología (es psicólogo clínico) y, por consiguiente, trato de conocer al ser humano, que es tan complejo y complicado. El Papa, creo sí, tiene una mentalidad muy abierta, piensa que hay muchas cosas que deben cambiar y otras que no. Porque la Iglesia no es simplemente una institución humana. Es natural y sobrenatural; es inmanente y trascendente. A mi juicio, es un Papa bien progresista, pero enraizado en lo que es la madre Iglesia".

-¿Qué destaca de estos casi cuatro años de papado?

"La cantidad de encíclicas que ha escrito. Evangelii gaudium es como un programa de gobierno para la Iglesia, y eso es inédito. Laudato si es verdaderamente genial. Y después de los sínodos, Amoris laetitia (La alegría del amor) es otro documento sólido y profundo.

Aunque el Papa habla más con los gestos que con sus palabras. Cuando él decide quedarse a vivir en Santa Marta es porque necesita de la gente. Él recibe todos los días unas 80 personas en cada misa en Santa Marta, y las saluda una por una. Es lo que ha hecho como pastor toda su vida y no se iba a privar de hacerlo como Pontífice".

-¿Qué es lo que más le preocupa sobre la guerra en Siria y la crisis de los inmigrantes?

"Lo que más me duele es la indiferencia. Vemos en televisión unos momentos de aquel sufrimiento y después se cambia de canal y se acabó. Es indispensable el diálogo entre EE.UU. y Rusia para que se acaben esos bombardeos. Y los migrantes ya no tienen nada que perder. O se mueren en el mar o se mueren bajo los escombros. Lo que hay que hacer es detener el flujo de armas y de municiones".

-También preocupa el grupo yihadista Estado Islámico, que, entre otras cosas, tiene al Vaticano bajo la mira.

"Así es. Tantas cosas que eran pacíficas antes, por ejemplo, caminar por la Viadella Conciliazione, ya no se puede. Ahora encontramos soldados y policías controlando todo. El EI se acabaría si Arabia Saudita deja de comprarles el petróleo y entregarles armas. Eso es clave. Esto debe terminar, es completamente irracional. Fueron entrenados para matar y es lo único que saben hacer. Y no podemos decir que eso está basado en el Corán; el Corán no es así".

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