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Pobreza multidimensional y pensiones

jueves, 29 de septiembre de 2016


Editorial
El Mercurio

Aun cuando sea difícil para ciertos sectores aceptarlo, lo cierto es que el mayor problema del sistema de pensiones chileno se origina en el mercado laboral.



El análisis de los resultados de pobreza multidimensional contenidos en la última Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen 2015) sugiere una preocupante tendencia en el ámbito previsional que no debe ser obviada en el debate en torno a los desafíos del sistema de pensiones chileno.

Siguiendo con las innovaciones metodológicas implementadas en su versión del 2013, la nueva Casen clasifica a todos aquellos hogares en donde al menos uno de sus integrantes ocupados (mayores de 14 años) no cotiza en el sistema previsional como "carente de seguridad social" (se excluye a los trabajadores independientes con educación superior completa). Los resultados son preocupantes, pues el 32,3% de los hogares sufre de carencias en cotización, siendo este el componente individual de mayor magnitud entre los 15 que forman el indicador de pobreza multidimensional. La cifra además representa un aumento de casi tres puntos porcentuales respecto del 29,5% reportado en la Casen 2013.

Si bien las bases de datos aún no se han puesto a disposición del público -es de esperar que esto ocurra a la brevedad-, es posible anticipar que la atención de los investigadores se centrará en identificar las fuentes del aumento. En particular, una hipótesis a estudiar es si la mayor carencia de cotización puede ser el resultado natural de una precarización del mercado laboral, efecto del menor crecimiento económico que ha afectado a la economía desde hace tres años. Otra alternativa, de la cual ya existiría alguna evidencia, es que producto de los cambios introducidos por la reforma previsional del 2008, el mismo pilar solidario haya estimulado desincentivos a la formalización (y a la participación laboral). Y por cierto, no es posible descartar que el sistema de protección social instaurado en Chile, con múltiples desincentivos al empleo formal, también sea un factor tras esta circunstancia.

Sin embargo, más allá del interés académico que puede despertar esa cifra, el resultado nos recuerda cuáles son los reales desafíos que enfrenta el sistema previsional chileno.

Demasiada atención se ha puesto sobre las deficiencias en los montos de las pensiones, sin reparar en sus orígenes. De este modo, el hecho de que en uno de cada tres hogares en Chile existan trabajadores que estando obligados a cotizar, declaran no hacerlo, no solo ilustra las reales razones de las bajas pensiones en el país, sino también alerta del cuidado que se debe tener con los cambios que se sugieran en la materia. Por de pronto, tratar de financiar mayores pensiones hoy a través de incrementos en el impuesto al trabajo formal, idea que aún no ha sido descartada por la autoridad, podría no solamente traducirse en peores indicadores laborales, lo que afectaría las medidas de pobreza por ingresos y las mismas pensiones contributivas futuras, sino también acrecentar las carencias de los hogares tras las medidas multidimensionales de pobreza.

Aun cuando sea difícil para ciertos sectores aceptarlo, lo cierto es que el mayor problema del sistema de pensiones chileno se origina en el mercado laboral. La alta ausencia de cotizaciones es un claro ejemplo de esto. Con una sencilla cifra, la Casen 2015 nos recordó dónde debería estar focalizado el debate. Es de esperar que el punto sea recogido por las autoridades.

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