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El costo de las atenciones de urgencia

jueves, 29 de septiembre de 2016


Editorial
El Mercurio

Es indispensable contar con planes nacionales que superen los períodos de los gobiernos, lo que requiere de un consenso político acerca de las necesidades del país en materia de salud.



Un estudio realizado por la Universidad de Chile, por encargo de la Dirección de Presupuestos, habría revelado que alrededor del 40 por ciento de las dolencias experimentadas por los pacientes que llegan a consultar a un servicio de urgencia no corresponderían a situaciones de verdadera emergencia.

El asunto reviste gran importancia, por cuanto la atención de urgencia le cuesta al Estado nueve veces más que una atención médica común en un consultorio. No obstante, no queda claro que los pacientes tengan la capacidad de realizar el diagnóstico acerca del verdadero apuro que tengan sus padecimientos y, por tanto, nadie podría aconsejarles que no acudan a un servicio de urgencia sin poner en riesgo a los pacientes verdaderamente necesitados de una atención rápida.

Es posible que exista algún grado de desaprensión de parte de algunos en cuanto a utilizar los servicios hospitalarios más complejos que les permiten acceder prontamente a la atención de un especialista, pero es difícil alcanzar la educación suficiente para que el público sepa dónde debe acudir y que no confunda un infarto al miocardio, por ejemplo, con un episodio de enfermedad estomacal benigna.

La dificultad de muchos de estos estudios realizados con posterioridad a las consultas es que están hechos con los resultados diagnósticos en la mano, pero no es esa la situación que experimenta el enfermo. La angustia y la incertidumbre que sufre una persona ante la aparición de ciertos síntomas le impiden actuar con tranquilidad, y sería muy arriesgado insinuar que deba actuar siempre con calma. En esas circunstancias, su mejor solución es acudir a un servicio donde la puedan atender pronto y no tener que levantarse temprano al día siguiente para ir a pedir hora a un consultorio. Podría ser demasiado tarde. Un tercio de los pacientes no tiene riesgo vital inmediato, pero igualmente deben ser atendidos antes de tres horas, según los resultados del mismo estudio, lo que difícilmente van a conseguir en un lugar que no sea un servicio de atención de emergencia.

Alrededor del 70 por ciento de los pacientes consigue una cama antes de 12 horas, lo que significa que la gran mayoría requiere de un rápido servicio. Inquieta, en cambio, el hallazgo de que la mortalidad en las urgencias hospitalarias vaya en rápido aumento y que haya pasado de 2,93 fallecidos por cada mil consultas el año 2010 a 6,71 el 2013.

La conclusión de los investigadores sobre la escasez de camas para la población beneficiaria de Fonasa es llamativa, puesto que ellos calculan el número en relación con los países de la OCDE y de acuerdo con el promedio de camas que existe en el mundo, y en ambos casos la situación nacional es deficitaria. Si se toma el primer caso como estándar, faltan 39.710 camas, y si el promedio mundial, aún faltan 11.462 para los beneficiarios de Fonasa. No debiera existir duda alguna de lo imperioso que resulta corregir este bajo número, que implica la necesidad de acelerar la construcción de hospitales. Pero pese a los anuncios y a los esfuerzos de este gobierno, el indicador no se moverá, pues proporcionalmente aumentarán en igual magnitud las camas y la población.

Con la perspectiva de 17 meses, que es el lapso que le resta al Gobierno, es poco lo que puede hacerse para modificar significativamente la situación que enfrentan los enfermos. Los resultados del estudio apuntan a que la escasez de camas es uno de los puntos más críticos del sistema de atención, si bien también existen muchas otras deficiencias, como la baja coordinación entre consultorios y hospitales, la baja capacidad resolutiva de los consultorios y muchas otras. Por ello es indispensable contar con planes nacionales que superen los períodos de los gobiernos, lo que requiere de un consenso político acerca de las necesidades del país en materia de salud. Entretanto, reforzar los servicios de urgencia es algo que se puede concretar en un plazo breve y que sería apreciado por la población beneficiaria.

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