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Planificación urbana:

¿El todo es más que la suma de las partes? Intereses comunales priman por sobre visión global de la ciudad

domingo, 25 de septiembre de 2016


Reportajes
El Mercurio




Son 37 comunas las que componen el Gran Santiago. Cada una de ellas regida por alcaldes de diferente color político y, por supuesto, con distintos intereses. A ello se suma un intendente, cuatro gobernadores, 33 consejeros regionales y seis o siete ministerios que se involucran en temas urbanos. En total, 82 autoridades.

En este escenario, la pregunta ronda hace años: ¿Quién toma las decisiones sobre la planificación futura de la ciudad desde un punto de vista global? ¿Cómo se coordinan las distintas visiones para que converjan en una sola y que el todo sea más que la mera suma de las partes? La respuesta de los expertos consultados por "El Mercurio" es unánime: nadie lo hace. Esto se debería a que no existe una institucionalidad que permita hacerlo o a que no se cuenta con la voluntad suficiente para generar un plan común. Y no se avizora que el panorama vaya a ser distinto en el Santiago de 2020.

Hoy son los alcaldes y los concejos comunales los principales encargados de llevar adelante los planes reguladores, la planificación vial o medioambiental de las zonas que les toca administrar. Tarea -dicen los expertos- que a veces resulta bien y otras, generalmente, no.

"Todos los planes, iniciativas, dependen de la autoridad de la comuna. Y si la autoridad es mala, o está mal asesorada, la comuna tendrá una planificación deficiente. Es necesario darle un sentido integral a la planificación de la ciudad", dice el arquitecto Cristián Boza.

A su vez, el intendente metropolitano, debido a las facultades de su cargo, parece no tener el poder como para imponer una visión general, excepto por algunos temas como la seguridad ciudadana.

"Es urgente que haya un ente que coordine todos los estamentos de la ciudad y transporte que van a convivir en el futuro. Combinarlo todo va a ser un conflicto grande y es necesario que haya una autoridad política que lo haga", sostiene Genaro Cuadros, director del Laboratorio de Ciudad y Territorio de la UDP.

Coincide Luis Eduardo Bresciani, presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano. "Un cambio en la forma de gobernar y una mirada integral de la ciudad debiera revitalizar la participación ciudadana, mejorar la gestión del transporte público y el medioambiente, e impulsar la inversión en grandes proyectos metropolitanos de espacio público e infraestructura que ataquen en forma integral las desigualdades de Santiago".

En esta línea, la ley que hoy se tramita en el Congreso y que establece la elección popular de los intendentes, no es vista por varios de los expertos como un catalizador de cambios en la forma de planificar la ciudad.

Por ejemplo, Julio Poblete, director ejecutivo de la consultora Dupla, estima que existe un problema de voluntad política, que no cambiará de acá a cuatro años. "Hoy nos hemos dado cuenta de que hay muchos temas que dependen de tener la convicción y la voluntad política de querer llevarlos adelante. Y estar dispuestos, por lo tanto, a asumir los costos políticos. Solucionar el problema de la contaminación ambiental no pasa por soluciones parche que mantienen el statu quo . Hay que tomar decisiones radicales".

El urbanista Iván Poduje, director de Atisba, coincide en la necesidad de mejorar la "gobernanza", pero lo ve como "algo utópico", por ahora. "En Santiago es un tema crítico. Pero es muy difícil de resolver porque implica no solo que el intendente pueda ser electo, sino que se le quite poder a municipios e incluso a algunos ministerios. ¿Quién va a querer eso?".

Poblete suma, además, otro problema: la falta de conocimientos del capital humano encargado de planificar las ciudades. "Hay proyectos que llevan casi 10 años intentando aprobarse. Y, básicamente, el problema ha sido que los estamentos técnicos no estaban preparados para evaluar este tipo de proyectos. No existían los modelos ni existía un convencimiento transversal en los equipos técnicos de que esta era la manera de desarrollar la ciudad", explica.

Así, para 2020 -de acuerdo a los expertos- es probable que los intereses particulares de las comunas sigan primando por sobre una visión global de la ciudad.

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