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Convivencia de los medios de transporte:

Cómo se llega a una tregua para la "guerra" que hoy libran peatones, ciclistas, automovilistas y el Transantiago

domingo, 25 de septiembre de 2016


Reportajes
El Mercurio




Horas de espera tras el volante; tacos interminables; citas o reuniones postergadas debido a que los tiempos para desplazarse entre un punto y otro de la capital son cada vez más extensos.

La congestión vehicular es uno de los principales problemas con que conviven los santiaguinos. Pero la situación no tiene expectativas de mejora. Todo lo contrario, las apuestas hacia 2020 dicen que el fenómeno empeorará.

De hecho, según cálculos del Centro de Investigación en Sustentabilidad de la Universidad Andrés Bello, el crecimiento del parque automotor a 2020 será de un 25%, debido principalmente a que los autos antiguos no están siendo desechados, sino que revendidos a precios muy baratos y traspasados de generación en generación.

"La congestión vehicular será un tema más complejo en 2020 que en la actualidad. La razón es básicamente el aumento en el parque automotor y de la población, que presiona a una expansión espacial de la ciudad y a una mayor densificación. Esto se traducirá en que las personas deberán levantarse más temprano y regresar más tarde a sus hogares", explica el ingeniero en Transportes del Instituto de Políticas Públicas de la UDP, Louis de Grange.

Según los cálculos de De Grange, los ejes Alameda-Providencia-Apoquindo; Américo Vespucio-Manquehue y otros sectores específicos en Santiago Centro, Providencia y Lo Barnechea estarán, en cuatro años más, en una situación crítica de congestión.

"El incremento de la cantidad de automóviles está dando señales de llegar a niveles en que se produce un colapso del soporte vial sobre el cual se desarrolla. Eso estuvo a punto de ocurrir cuando se construyeron las autopistas urbanas. Entonces, ¿vamos a resistir como ciudad la cantidad de autos y el funcionamiento en los formatos de uso que existen hoy? ", se pregunta Pedro Bannen, director del Instituto de Estudios Urbanos de la UC.

¿Cómo paliar, entonces, el caos vehicular y evitar que la ciudad colapse? La respuesta iría en una sola dirección para los consultados: mejorar el transporte público.

Por un lado hay perspectivas positivas, pues en 2020 ya estarán en funcionamiento las líneas 3 (Quilicura-La Reina) y 6 (Cerrillos-Los Leones) del Metro. "Sin esto, la situación sería aún peor", explica De Grange. Sin embargo, el Transantiago no tiene -para los expertos-, "absolutamente ninguna posibilidad de solución". Para Poduje, nada cambiará "a menos que se asuma que fue un error y se decida hacer todo de nuevo desde el principio; en 2020 seguirá funcionando igual, o peor".

Y pese a que cada vez hay más ciclistas y peatones en las calles, que han optado por abandonar el auto, esto no ha traído un alivio a las vías de la capital. Más bien ha generado las condiciones para se incube un nuevo problema: el de la convivencia de los distintos medios de transporte. Así, los automóviles, buses, taxis, ciclistas, peatones, metro y, posiblemente, trenes interurbanos, serán los factores que podrían transformar a Santiago en una ciudad cada vez más conflictiva. Fenómeno que hoy se puede observar en los lugares donde se intersectan las ciclovías, las veredas y los cruces de auto. También, en el debate público, donde unos critican a otros por no respetar "sus derechos". "Es lo que pasa cuando la ciudad se queda con cada vez menos espacio", asegura Poduje.

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