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Proyecto Fondecyt liderado por la Universidad Diego Portales:

Estereotipos que refuerzan la idea de que las Matemáticas son de hombres existen desde kínder

lunes, 19 de septiembre de 2016

Margherita Cordano F.
Educación
El Mercurio

La creencia está presente tanto en papás como en los profesores de alumnos de cinco años. Mientras los niños de esta edad sienten tener más habilidades que sus compañeras, en ellas el sentimiento de desvalorización es más intenso a mayor nivel de vulnerabilidad.



En Chile se observa una importante brecha en el logro de Matemáticas a favor de los hombres: mientras que en otros países latinoamericanos se ven pequeñas diferencias a favor del sexo masculino, los resultados de las últimas pruebas PISA posicionan al país como el segundo de la región con la mayor diferencia de resultados según género. Solo nos supera Colombia.

A nivel local, pruebas como Simce o de Selección Universitaria también muestran un mejor desempeño de los estudiantes hombres en la materia. Solo dos de los 37 puntajes nacionales de Matemáticas 2016 fueron mujeres.

"Viéndolo desde un punto de vista biológico, nada determina que a un género le vaya mejor que al otro. El que aprendamos y rindamos más, finalmente tiene que ver con las pautas culturales que nos acercan más a una cosa que a otra", plantea la académica de la Facultad de Educación de la Universidad Diego Portales, María Francisca del Río.

"Los avisos de la televisión, los juguetes que se catalogan como de niños o niñas, además del discurso de los padres, profesores o vecinos van moldeando la forma en que las mujeres se acercan a las Matemáticas. Existe una idea paternalista de ellas frente a esta materia", indica.

Para entender desde cuándo se forma el estereotipo de ver a las mujeres como más débiles para los números, entre marzo y julio de este año Del Río realizó una serie de pruebas a 182 niños de kínder; la mitad de escuelas municipales y el resto de privadas. También se analizaron las ideas de sus mamás, papás y educadoras.

En el estudio -que se financió a través de un Fondecyt- también colaboraron las académicas de la Universidad Católica Katherine Strasser y María Inés Susperreguy.

¿Pedro o Sonia?

Todos los participantes contestaron un test, que se aplicó a través de tabletas electrónicas, con el que se medía de manera implícita la existencia de estereotipos. Así, por ejemplo, una de las tareas consistía en asociar ciertos conceptos a mujeres o a hombres.

También se incluyeron pruebas en que se debía marcar el nivel de acuerdo con ciertas afirmaciones, como si las Matemáticas son femeninas (test de adultos) o si Pedro disfruta más de la materia que Sonia (niños).

Los resultados mostraron que todos los adultos, sin distinción, presentaban estereotipos que asociaban las Matemáticas con el género masculino. Las mamás de menores ingresos eran quienes lo manifestaban con mayor intensidad.

En cuanto a los niños de kínder, los hombres presentaban también este estereotipo, igual que las mujeres de establecimientos municipales. Esto refleja "que son justamente las niñas de sectores vulnerables quienes están más afectadas por este fenómeno", dice Del Río.

Y advierte que al existir este estereotipo, es probable que los adultos motiven y empleen más recursos para que los hombres aprendan. Consecuentemente, estos se esforzarán más que las niñas, que es probable que se retraigan y a futuro no escojan carreras del área, accediendo a menos puestos de dirección y, por ende, a salarios más bajos.

"Los padres y profesores pueden transmitir estos estereotipos de forma directa (diciendo que los hombres o mujeres son mejores para las Matemáticas) o de forma indirecta, felicitándolos de forma diferente por sus logros (un 'te esforzaste' versus un 'eres muy bueno'). También, dándoles diferente nivel o tipo de ayuda. Por ejemplo, cuando el adulto toma el control de una tarea, en parte está transmitiendo un mensaje de que piensa que el otro es incapaz", indica Katherine Strasser.

"Lo más importante es estar consciente de que la forma en que les hablamos, felicitamos y ayudamos a los niños en sus estudios, transmite ideas acerca de lo que es adecuado para mujeres y hombres; acerca de para qué son buenos niños y niñas. También hay evidencia que muestra que dar ejemplos de personas parecidas -por ejemplo, mujeres- que han tenido éxito en tareas que estereotípicamente 'no les corresponden' suele tener efectos positivos", agrega la psicóloga UC.

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