El pasado lunes, directores de la Asociación de Aseguradores de Chile llegaron hasta las oficinas de la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), para presentar un mecanismo que, consideran, permite "eliminar para siempre la brecha de género en las pensiones": lo que denominan "la bonificación mensual para las pensiones de las mujeres". Al día siguiente, se reunieron con la Superintendencia de Pensiones con este mismo objetivo. La propuesta es una alternativa al anuncio que realizó la Presidenta Michelle Bachelet en cadena nacional, cuando comunicó la intención de usar "una sola tabla de mortalidad, terminando con las discriminaciones que afectan las pensiones de las mujeres". El presidente de la rama de Vida del gremio, Francisco Javier García, explica que la tabla unisex (única) no es una alternativa correcta, porque implica acortar artificialmente la longevidad de las mujeres y alargar ficticiamente la de hombres. "El aumento de pensión para las mujeres, por aplicar una tabla unisex, disminuye la pensión de los hombres, y también la jubilación de las dueñas de casa y mujeres que tienen derecho a pensiones de sobrevivencia vinculadas a sus maridos", advierte. Los cálculos son concluyentes para el sector: mientras la pensión de la mujer podría subir, en promedio, 7,3% con la tabla unisex -considerando que se jubilan a los 60 años-, las pensiones de los hombres bajarían, en promedio, un 7%, tanto en retiro programado como en rentas vitalicias, aunque en este último caso dependería del plazo del período garantizado que se contrate y si existen o no beneficiarios. El vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Aseguradores, Jorge Claude, advierte que avanzar en esta alternativa podría generar problemas, porque se realizaría a costa del ahorro obligatorio realizado por los hombres durante su vida laboral. Adicionalmente, podría producir transferencias de pensión no deseadas -como de hombres de ingresos medios a mujeres de sectores más acomodados, entre otras- y podría traer inestabilidad en un mercado de rentas vitalicias competitivo, entre otros efectos. La alternativa del sector García explica que hoy el sistema de pensiones de capitalización individual utiliza tablas de longevidad diferenciadas por género para calcular la pensión. La razón, explica, es "puramente técnica: hombres y mujeres no tienen las mismas expectativas de vida". En Chile, de acuerdo con las proyecciones del INE, para el quinquenio 2015-2020, la Esperanza de Vida al Nacer para hombres será de 76,68 años y para las mujeres, de 82,81 años. Estos 6,13 años que los separa terminan por reflejarse en los montos de las pensiones, ya que las mujeres deben financiar su jubilación mucho más tiempo que los hombres, lo que disminuye su pensión. La propuesta del gremio, sostiene García, no desconoce esta realidad; más bien, "es una oportunidad histórica, simple e inmediata de eliminar para siempre la brecha de género en pensión entre mujeres y hombres, como pocos países lo han logrado", y donde las herramientas para su implementación y operación ya existen, y es válida para todos los tipos de pensión actuales, sin generar distorsiones en las jubilaciones. El objetivo de la propuesta es que una mujer y un hombre, a misma edad de jubilación y con mismo ahorro acumulado, puedan optar a una misma pensión. Esta bonificación de la brecha que se produce por las diferentes expectativas de vida se haría con cargo a fondos generales de la nación o a través de la cotización adicional propuesta por el Gobierno (5%). Beneficios inmediatos A diciembre del año pasado eran 323.503 las mujeres pensionadas en el sistema. Con esta propuesta, según sus cálculos, las mujeres que hoy están pensionadas recibirían una bonificación mensual para su jubilación que permitiría aumentar inmediatamente su monto, en promedio, un 14,6%. Cerrar la brecha de género del stock de pensionadas costaría el primer año US$ 136 millones, que descendería a lo largo de 40 años, hasta los US$ 2 millones. En el caso de las mujeres que se pensionarán a futuro, este mecanismo permitiría aumentar el monto de su pensión, en promedio, 10,53%. El costo para el Estado de los primeros 12 meses sería de US$ 3,2 millones, que una vez en régimen (2056) ascendería a US$ 407,6 millones. Contemplando el stock y el flujo futuro, el costo del primer año sería de US$ 140 millones, llegando en régimen a US$ 410 millones anuales en 2056. Claude señala que el costo del mecanismo en régimen fluctuaría entre 0,06% y 0,08% del PIB, dependiendo del crecimiento de la economía en los próximos años.