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Concentrado en Santiago y con baja creación de empleo: Así es el emprendimiento social en Chile

lunes, 12 de septiembre de 2016

Pablo Tirado
El Mercurio

Investigación muestra que las fuentes de financiamiento se concentran en los fondos propios y de amigos, y que todavía no logra despegar el crowdfunding .

Si emprender es una tarea compleja, hacerlo en el ámbito social parece ser aún más difícil. Así queda de manifiesto en el estudio "Estructura y Dinámica del Emprendimiento Social en Chile", realizado por la Universidad del Desarrollo, en conjunto con investigadores de las universidades de Leeds y Newcastle en Reino Unido.

Entre los principales hallazgos de la investigación, se encuentra el hecho de que gran parte de la iniciativa empresarial social nace motivada por la intención de resolver problemas sociales (57%), más que simplemente por una idea de negocios con potencial de impacto social (11%).

Asimismo, los datos muestran que en el país, el emprendimiento social se focaliza principalmente en educación (43%), autoempleo (28%), apoyo al emprendimiento (23%), salud (22%) y pobreza (20%).

Dicho eso, las empresas sociales reconocen dirigir su operación de cara a resolver más de una problemática social, abordando los problemas a partir de distintos enfoques.

En cuanto a la distribución geográfica, los datos de la investigación muestran que el emprendimiento social está altamente centralizado, ya que la Región Metropolitana concentra el 50,4% de las empresas, seguida por la de Valparaíso y la del Biobío.

Pese a eso, el estudio hace hincapié en que se observa una distribución distinta respecto de la ubicación de los beneficiarios de estas mismas empresas, ya que, por ejemplo, solo un 20% de los grupos atendidos por las empresas sociales están ubicados en la Región Metropolitana. "Son emprendimientos que están muy conectados a circunstancias particulares. Es muy difícil poder proyectar que un modelo que funciona en un caso, pueda funcionar en cualquier parte. Son conectados a circunstancias locales, son modelos que requieren adaptarse mucho cada vez que se mueven de un lugar a otro", comenta Pablo Muñoz, investigador de la Universidad de Leeds, quien lideró el estudio.

Empleo e ingresos

Según el estudio, los datos muestran que la capacidad del emprendimiento social en etapa temprana, como fuente de creación de empleo, es limitada. Esto, ya que un 30% de los emprendimientos del área no tiene empleados y un 45% contrata entre una a cinco personas.

En relación con los ingresos, el 16% proviene desde el sector público. "Obviamente, los niveles de ingresos que generan son bajos todavía, pero la diversidad de fuentes de ingresos que tienen por ser empresas sociales es súper alta, 25% de ellas comercia con otras empresas, 20% vende, recibe membresías, etc. Esto habla de un sector activo que tiene altas posibilidades para sostenerse en el largo plazo, que puede acceder a un portafolio de clientes y fuentes de ingresos importantes", dice Pablo Muñoz, quien apunta que el emprendimiento social parece ser "muy rudimentario como estructura", ya que genera poco empleo, pocos ingresos y, al parecer, no es tan atractivo como inversión y, pese a eso, genera mucha atención mediática.

Financiamiento

Aunque existe la idea de que este tipo de empresas sobrevive básicamente gracias a subsidios públicos, la investigación mostró que en la práctica las fuentes de financiamiento son mucho más amplias.

De las empresas sociales encuestadas, un 89% ha recibido algún tipo de inversión. En ese contexto, el capital propio (25,4%) y el aportado por amigos y familiares (17,8%) son las mayores fuentes de recursos. Por otro lado, el uso de herramientas supuestamente idóneas para apoyar este tipo de empresas es todavía bajo, en términos relativos y absolutos. Es así como la inversión de impacto y crowdfunding (con y sin participación) muestran una penetración de un 6,3% y 7,2%, respectivamente.

Otro hallazgo no menor del estudio es que las alternativas de financiamiento utilizadas por los emprendedores sociales comienzan a caer de forma importante después de los seis meses de vida, etapa inicial que es principalmente cubierta por capital propio, amigos, familiares y capital semilla.

"Solo un 18% de los emprendimientos reciben inversión a partir de los 24 meses. Dado que el emprendimiento social surge centrado en resolver un problema, el incentivo para inversionistas tradicionales es bajo, pues la promesa de retorno económico se vuelve un objetivo secundario", dice el estudio.

Según Pablo Muñoz, pese a que algunas cifras del estado del emprendimiento social en Chile dan cuenta de un escenario todavía frágil, es destacable hacer nota que se proyecta un escenario más bien positivo, ya que hay un potencial grande en la medida en la que las cosas se hagan bien. "Hay condiciones, hay una cultura que apoya el emprendimiento, hay instrumentos de apoyo que están en constante mejoría, además de organizaciones como Sistema B o la Asech", asegura.

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