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Especialistas del Ministerio de Medio Ambiente determinaron 96 áreas de interés:

La protección de la flora y fauna marina es el fin de una nueva clasificación de ecosistemas

jueves, 01 de septiembre de 2016

Richard García
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Valiosas poblaciones de cetáceos, montes submarinos con frágil biodiversidad y especies singulares como los corales de agua fría fueron identificados en aguas chilenas a través de estudios recientes que sirvieron de base para el análisis.



La línea costera del país alcanza una longitud de más de 80 mil kilómetros -una de las más extensas del mundo-, en parte debido a los fiordos, canales e islas de nuestro territorio. Si a eso se suma un mar territorial de más de 120 mil km cuadrados y una zona económica exclusiva que se extiende hasta las 200 millas náuticas, cualquier intento de clasificar los ecosistemas marinos presentes es todo un desafío.

Es justamente el trabajo que acaban de desarrollar investigadores del Ministerio de Medio Ambiente (MMA) con consultas a especialistas de todo el país e informes internacionales de organismos como TNC, WWF y la Global Information Biodiversity Facility.

El resultado es una herramienta que permitirá mejorar la planificación y conservación de estos espacios del mar chileno, destaca Alejandra Figueroa, jefa de la división Recursos Naturales y Biodiversidad del MMA. "Se definieron 96 unidades diferentes, lo que nos permitirá establecer inventarios de los ecosistemas marinos y pesquisar su estado de conservación", explica.

El estudio consideró el mayor conocimiento que se ha obtenido en los últimos años de áreas poco estudiadas. Un ejemplo es la zona patagónica y magallánica, donde recientemente se ha detectado una importante presencia de cetáceos, como la ballena azul en el golfo de Corcovado (al este de la isla de Chiloé) y la ballena jorobada en el entorno de la isla Carlos III, en el estrecho de Magallanes. También se incorporaron investigaciones que han dado cuenta de una rica diversidad de especies en los montes submarinos oceánicos y en los corales de aguas frías de los fiordos patagónicos.

"Esto nos permite priorizar los recursos escasos y orientar el interés creciente de conservación por parte de organizaciones internacionales", dice.

El levantamiento de datos también les permitirá trabajar en la recuperación de especies de interés hidrobiológico extraíble, como la anchoveta, la merluza austral y la de tres aletas, y el alfonsino, todos los cuales enfrentan una sobreexplotación que ha mermado sus poblaciones.

Los esfuerzos para clasificar los ecosistemas marinos se habían hecho a escala muy gruesa, opina el investigador del MMA Jaime Rovira. Es así como, a nivel internacional, se reconoce la ecorregión marina de Juan Fernández e Islas Desventuradas porque se suponía que la biodiversidad en ambos lados era comparable. Pero nuevas expediciones, como la realizada por OCEANA y National Geographic recientemente, mostraron que tanto los bosques de algas marinas como las especies que alojan ahí serían diferentes en ambos ecosistemas insulares.

En el caso de los ecosistemas costeros se incluyó una franja terrestre de 500 metros donde habitualmente nidifican aves o mamíferos marinos.


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