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Al intervenir ante el Senado que decide su destitución entre hoy y mañana:

En su discurso de defensa, Dilma alega golpe de Estado, pero no aporta nuevos argumentos

martes, 30 de agosto de 2016

Alicia Tagle Crichton
Internacional
El Mercurio

La Presidenta suspendida aseguró que las manipulaciones de cuentas fiscales son "pretextos" para removerla del poder.



Fue probablemente su último discurso como Presidenta, la posibilidad final de revertir una destitución considerada inminente o de pasar a la historia con palabras que marcarían un antes y después en la historia de Brasil.

Pero cuando el reloj apuntaba a las 9:54, Dilma Rousseff empezó a negar que haya cometido crímenes de responsablidad por haber manipulado cuentas fiscales para presentar mejores balances, ocupando los mismos argumentos que no impidieron que llegara a esta etapa del proceso de impeachment iniciado en diciembre.

"Estamos a un paso de la concreción de un verdadero golpe de Estado", insistió la Mandataria en su defensa en la Cámara Alta, un discurso de más de 40 minutos.

Luego pasó a destacar los logros sociales alcanzados en 13 años del Partido de los Trabajadores y arremetió contra el gobierno interino de Michel Temer, que hasta abril era su Vicepresidente.

Si la ahijada política de Lula da Silva es alejada de su mandato -como auguran lo sondeos, que prevén entre 58 y 59 senadores favorables a la destitución de un total de 81-, quedaría inhabilitada para ejercer cargos públicos durante ocho años. Por lo que la votación -que se realizará entre hoy y mañana- podría poner punto final a la carrera política de esta ex guerrillera de 68 años.

Tanto analistas como parlamentarios opositores destacaron que Rousseff dio un discurso emotivo, apelando a las torturas sufridas en la dictadura y al hecho de que es mujer, pero no aportó elementos originales. "Perdió su última oportunidad de defenderse", dijo el líder del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) en el Senado, Cássio Cuhna Lima, para quien el discurso "no tuvo nada de nuevo".

Gobierno usurpador

"Si se consuma (el golpe), resultará en la elección indirecta de un gobierno usurpador", advirtió Rousseff al apuntar a Temer (del Partido de Movimiento Democrático Brasileño), quien está a la cabeza del Ejecutivo desde que ella fue suspendida del cargo para ser sometida al juicio político el pasado 12 de mayo, cuando apenas tenía 10% de popularidad.

La Presidenta ha dicho que los brasileños nunca hubieran elegido a un hombre que formó un gabinete exclusivamente de hombres blancos en un país en que más del 50% de la población no es blanca. "Ya en los meses en que ejerció el gobierno interino no tiene mujeres en los ministerios", agregó sobre quien terminará el periodo presidencial el 1 de enero de 2019 si ella es destituida.

La Mandataria aseguró que la oposición conservadora está usando cargos inventados.

"Tengo la conciencia tranquila... No cometí ningún crimen de responsabilidad", alegó. Explicó que desde que inició su segundo mandato, el 1 de enero de 2015, "los partidos que apoyaban al candidato derrotado en las elecciones (el socialdemócrata Aecio Neves) hicieron de todo para impedir mi toma de posesión y la estabilidad del gobierno".

Entonces, repitió que es "inocente" de los cargos que se le atribuyen: haber violado la Constitución por haber autorizado gastos a espaldas del Congreso y de postergar pagos a la banca pública para maquillar las cuentas y seguir financiando programas sociales el año de su reelección (2014) y a inicios de 2015.

Rousseff argumenta que sus antecesores hicieron lo mismo. No obstante, las "pedaladas" (bicicletas fiscales) de Dilma superaron los billones de reales, muy por encima de los montos atribuidos a los ex presidentes Lula y Fernando Henrique Cardoso.

Para muchos eso fue parte de un mal manejo económico general, que llevó a la peor contracción económica en un cuarto de siglo, con un PIB de -3,8% en 2015, una inflación y un desempleo que rondan el 10%.

"El legado que deja la señora está llevando a un retroceso devastador", dijo a su turno José Aníbal, senador del PSDB.

Pero el senador Armando Monteiro (Partido Laborista Brasileño) y ex ministro de Dilma, afirmó que la Presidenta tiene una "gestión responsable desde el punto de vista fiscal".

Como sea, parece que su destino ya ha sido decidido, según comentó a "El Mercurio" el investigador de la Fundación Getúlio Vargas, Sérgio Praça. "Creo que definitivamente no ha tenido éxito en formular (el proceso) como un golpe de Estado, y la mayoría de los brasileños todavía creen que ella fue uno de los peores presidentes de la historia", sostuvo.

Aunque pudo ahorrarse el paso por el Senado, Dilma insistió en asumir personalmente su defensa para intentar derrumbar lo que considera "pretextos" para alejarla del poder.

Rui Tavares Maluf, analista de la Escuela de Política de la Universidad de Sao Paulo, señaló a este diario que la intención de Rousseff "era mostrar al país que ella tiene un discurso, que enfrenta a sus 'torturadores', permitiendo así lanzar una versión que le permita sobrevivir. Por otro lado, su ida al Senado es el propio reconocimiento de que no hay un golpe contra su gobierno".

Una luchadora

"No esperen de mí el silencio de los cobardes. En el pasado con las armas y hoy con la retórica jurídica pretenden nuevamente atentar contra la democracia", dijo la ex guerrillera, que recordó las "marcas de la tortura" grabadas "en su cuerpo y alma" durante la lucha contra la dictadura (1964-85). "Pero no cedí, resistí a la tempestad del terror (...) A pesar de recibir el peso de la injusticia en mis hombros, continué luchando por la democracia", dijo, y agregó que esperará la votación final en el Senado y que no renunciará antes a su cargo. "Jamás lo haría, porque nunca renuncio a la lucha".

En su discurso intentó situar su lugar en la historia al comparar este proceso con lo que vivieron los presidentes Getulio Vargas (1930-1945), Juscelino Kubitscheck (1956-1961) y João Goulart (1961-1964), cuyos sus mandatos sufrieron presiones o fueron interrumpidos.

Tavares Maluf destacó que "el gobierno del PT pretende presentarse como el heredero de estas fuerzas políticas del pasado, aunque hay muchas diferencias, y las que (hasta cierto punto) fueron responsables de la modernización y la industrialización de Brasil. Es más: también quiere llevar a la opinión pública la versión de que ella es víctima de un golpe, como fue el caso de Vargas y Goulart".

Por último, Dilma destacó que este juicio se convertirá en un mal precedente: "A partir de ahora, sin base en cuestiones jurídicamente fundadas, será posible alejar a los gobernantes de sus funciones".

''Estamos a un paso de la consumación de una grave ruptura institucional, de concretar un verdadero golpe de Estado".
Dilma Rousseff.

''No puedo dejar de sentir en la boca el sabor amargo de la injusticia".
Dilma Rousseff.

''Su presencia aquí es la prueba de que no hubo un golpe".
Senadora Ana Amélia, tras el discurso de Rousseff.

''No hubiera podido imaginar que después del debate (electoral de 2014) nos encontraríamos en el Senado Federal, en esta posición".
Senador Aécio Neves, ex candidato presidencial (PSDB).

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