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En protestas más violentas en una década fue asesinado Rodolfo Illanes, el segundo en la cartera de Interior:

Evo Morales enfrenta su momento más crítico tras el brutal linchamiento de un viceministro

sábado, 27 de agosto de 2016

Jean Palou Egoaguirre
Internacional
El Mercurio

El Mandatario boliviano atribuyó el hecho a una "conspiración política", pero analistas ven un quiebre irreversible entre el gobierno y los cooperativistas mineros, uno de los grupos más importantes que conformaban su base de apoyo.



Como "imperdonable" calificó Evo Morales el brutal asesinato del viceministro del Interior, Rodolfo Illanes, linchado por grupos de mineros artesanales que realizaban una violenta protesta contra el gobierno. "El fallecimiento del hermano viceministro Illanes duele mucho, porque es una actitud tan cobarde. Lo secuestran, lo torturan y lo matan", afirmó el Presidente boliviano, quien con este crimen vive uno de los momentos más tensos en sus 10 años en el poder y parece romper la estrecha alianza que sostenía hasta ahora con los cooperativistas mineros.

El cadáver de Illanes fue recuperado ayer, tras ser abandonado envuelto en una frazada gris cerca de la carretera Oruro-La Paz, en la localidad altiplánica de Panduro. "Estaba tirado como un animal", relató un periodista de la televisora Unitel. Según las autoridades, tras la autopsia se determinó que el funcionario falleció producto de los golpes propinados por los mineros que lo secuestraron desde su vehículo el jueves (ver nota relacionada), cuando el viceministro intentaba sostener un diálogo con los cooperativistas, para desbloquear una ruta que mantenían cortada y desarticular la protesta que el miércoles también costó la vida de dos mineros por disparos de armas de fuego.

Morales, quien declaró ayer tres días de duelo, planteó que las autoridades judiciales "tienen que dar con los autores materiales y también intelectuales del asesinato tan cobarde del hermano Illanes". En esa línea, la fiscalía allanó la sede de la Federación Nacional de Cooperativas Mineras (Fencomin), incautó documentación y detuvo preventivamente a 43 personas.

El Mandatario, no obstante, apuntó sus dardos directamente contra la "oposición", y acusó una "conspiración política" detrás de las protestas más violentas en una década en Bolivia. "En esta movilización de Fencomin había una conspiración política y no una reivindicación social para el sector", manifestó Morales, rechazando los pedidos de los mineros, que, entre otras demandas, se oponen a una ley que estimula la creación de sindicatos en las cooperativas.

"Siento que esta conspiración permanente está usando a discapacitados, usando al transporte privado y a los cooperativistas para afectar al gobierno", sostuvo Morales, refiriéndose también a las recientes protestas que han organizado colectivos de discapacitados y transportistas. "La próxima semana demostraremos que hay injerencia no solamente de carácter político interno, sino también externo", anunció, sin dar más detalles.

En la oposición rechazaron estas acusaciones. "Haría bien que Morales sea autocrítico y deje de lado falsas teorías de conspiración, y de culpar a la derecha y a los medios cuando el trasfondo de estas protestas es la crisis", sostuvo el ex Presidente y líder opositor Jorge Quiroga.

Descontento

Morales, en el poder desde 2006, enfrenta una creciente agitación social este año, que coincide con la desaceleración de esta economía basada en la exportación de gas natural y minerales. En febrero, el Presidente perdió un referéndum con el que pretendía habilitar una nueva reelección; el mes pasado afrontó protestas de la Central Obrera Boliviana, y desde el 10 de agosto los mineros artesanales, organizados en cooperativas que ellos mismos administran, exigen al gobierno que les permita asociarse con capitales privados, reclaman acceso a nuevos yacimientos, se oponen a la sindicalización de la actividad y piden subsidios en la electricidad para enfrentar la crisis en el sector.

Para Morales, un dirigente cocalero y socialista, el quiebre con las cooperativas mineras -se estima que hay unas 1.400 en el norte de La Paz y otras 2.000 en el resto del país- representa uno de los reveses más duros en su coalición de gobierno, basada en el apoyo de movimientos sociales, indígenas y obreros.

"Cría cuervos... y te sacarán los ojos", comenta el analista político Carlos Toranzo. "Los cooperativistas mineros fueron un sector social mimado por el gobierno de Morales. Los creó, los desarrolló, les dio ventajas, les dio parlamentarios, les dio exenciones de impuestos, pero ahora que la economía no es tan boyante como en el pasado, estos sectores siguen pidiendo más y más. Pero el gobierno ya no puede responder", añade el experto, quien ve un quiebre definitivo entre estos mineros artesanales y Evo Morales. "Esto es irreconciliable, porque hay muertos en el camino. El gobierno no solo pierde apoyo de sectores de clases medias, sino que también de sus aliados incondicionales".

El politólogo Ludwig Valverde recalca que las cooperativas mineras, cuyos dirigentes han copado cargos públicos y ocupado varios escaños en la Asamblea Legislativa, "formaban parte de la estructura de poder del partido oficialista MAS y eran consideradas aliadas", pero ahora cambia el panorama. "El gobierno había subvalorado este conflicto, lo había menospreciado, porque el propio Presidente consideraba que como los cooperativistas formaban parte del gobierno, la situación iba a ser más manejable. Pero este pacto se ha resquebrajado de manera notable, los cooperativistas han roto el pacto con Morales y ello podría ocasionar muchos problemas de cohesión interna".

La Conferencia Episcopal Boliviana expresó ayer su "voz de dolor, indignación y denuncia por la espiral de violencia" en el país.

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