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4 razones para ver "El niño y la bestia"

viernes, 26 de agosto de 2016

POR E.G.V.
Wikén
El Mercurio

Es el primer estreno japonés en cines este 2016 en Chile y se trata de una joya de la animación nipona. Historia que mezcla fantasía y realidad, es una película entretenida y profunda a la vez gracias al talento de su director, el reputado Mamoru Hosoda. Acá cuatro claves para apreciar la novedad de la temporada.



1 UN HEREDERO DE MIYAZAKI. En el mundo del animé sin duda que hay de todo, pero lo que más luce son los autores de calidad como el japonés y veterano Hayao Miyazaki, padre de clásicos como "Mi vecino Totoro". Uno de los herederos de este Walt Disney japonés es el director Mamoru Hosoda -recuerde este nombre-, un visionario que con un puñado de películas se ha instalado como un respetable autor y frecuente en festivales de cine clase A. En Toronto, de hecho, estrenó el año pasado "El niño y la bestia", su última producción, una emotiva historia de un niño, que ha quedado huérfano de madre y al cuidado de unos adultos de quienes escapa, literalmente, a un mundo irreal poblado de bestias humanizadas. Su arribo se explica porque uno de estos animales antropomorfizados, Kumatetsu, lo elige como discípulo. ¿La razón? Requiere a un estudiante para poder derrotar a su rival en un torneo de lucha en el mundo de las bestias y así poder convertirse en el nuevo mandamás de ese reino.

2 MUNDO DE FANTASÍA. El filme "El niño y la bestia" puede lucir como un cuento de hadas, pero debajo de esa capa infantil hay más que analizar. El cine del director Mamoru Hosoda se ha caracterizado por darle un balance escasamente perfecto entre fantasía y drama real a sus películas. Al igual que el mentor Hayao Miyazaki, Hosoda ha forjado una filmografía de historias con los pies en la tierra, pero que vuelan alto cuando se trata de mostrar mundos irreales que, sin embargo, tienen la complejidad y verosimilitud de la "real realidad". Ya lo demostró en su clásico de hace una década "La chica que saltaba en el tiempo", que resultó un éxito de taquilla y crítica en su Japón natal. Lo mismo repitió con "Summer Wars" (2009), una historia donde un chico genio debe encarar a una inteligencia artificial cuando se trata de salvar un mundo digital. Y en "Los niños lobos", una pequeña pieza maestra de 2012 sobre una humana que debe criar sola a dos niños-lobos que ha engendrado luego de quedar viuda de un licántropo. En una idea: el cine de Hosoda, a pesar de lo irreal, sigue la lógica de una fantasía verosímil y realista.

3 NIÑOS HÉROES. Detrás de los argumentos de las películas de Hosoda está el tema de la familia en problemas y de jóvenes héroes que deben hallar su lugar en el mundo y sobreponerse a la soledad. Si Miyazaki atiende a las heroínas en sus filmes, Hosoda se dedica a una juventud dejada de lado por los adultos. Y esa es la clave de "El niño y la bestia", una película que, como pasa con las otras tramas de este autor japonés, toma el punto de vista del "coming age story", o sea, historias sobre convertirse en adulto para hablar de infancias duras y sus traumas. Y eso ocurre precisamente en "El niño y la bestia", cuyo protagonista, este niño llamado Ren, encuentra hogar, un nuevo nombre como Kyuta y aceptación entre las bestias durante sus años formativos y bajo la protección de su desordenado y peculiar maestro, un verdadero padre para él.

4 POESÍA VISUAL. El estilo visual de Hosoda junta los postulados antes descritos en una puesta en escena que busca reproducir con sumo realismo los decorados de los mundos propuestos. Ya sea la moderna Tokio, en cuyas calles el protagonista de "El niño y la bestia" se siente un niño abandonado, como el reino de las bestias, que se siente palpable y cercano. En esos lugares los movimientos de cámara de Hosoda son prodigiosos y sacan tomas y estilos de cineastas como Sergio Leone o Akira Kurosawa para transmitir las emociones e ideas de su propuesta: crecer no es fácil y, a veces, para soportar el dolor que eso significa, la evasión de mundos imaginarios es una buena compañía y bálsamo.

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