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Niño de 5 años que sobrevivió a un ataque en Alepo:

El pequeño Omran, símbolo de la violencia ciega de la guerra en Siria

viernes, 19 de agosto de 2016

ALBERTO ROJAS El Mundo
Internacional
El Mercurio

Tal como ocurrió con Aylan, el niño kurdo muerto en una playa turca, la imagen del menor herido se ha "viralizado".



El rostro de Omran Daqneesh, ensangrentado y polvoriento como la Siria actual, dio ayer la vuelta al mundo por el efecto viral de las redes sociales. Bautizado como el niño de la ambulancia, su historia de cinco años de edad está ligada a la guerra porque en Alepo, donde sobrevive, no ha conocido otra cosa. En el video, proporcionado por el Aleppo Media Center -un grupo de activistas contrarios al régimen de Bashar al Assad-, se ve cómo los rescatadores sacan a Omran, conmocionado, de entre los restos de su casa, en el barrio de Qaterji, junto a sus cuatro hermanos.

Omran, sentado dentro de la ambulancia, mira sus manos, manchadas con su propia sangre e intenta limpiarse en los pantalones cortos. Su expresión vacía, en shock , solo se transforma cuando ve a sus padres en el hospital. Horas después, otra imagen en Twitter lo mostraba vendado y tumbado en una camilla. Fue uno de los 12 niños ingresados anoche en un hospital del norte de Alepo.

El autor de la fotografía, Mahmud Rslan, comentó a France Presse: "He tomado muchas fotos de niños muertos o heridos por los bombardeos, lo que ocurre cotidianamente" en la parte rebelde de Alepo, "lo normal es que estén desmayados o lloren. Pero Omran estaba ahí sin voz, con la mirada perdida. Es como si no comprendiera muy bien lo que le acababa de suceder".

La imagen remite al pequeño Aylan Kurdi, ahogado en una playa turca cuando intentaba llegar junto a su familia a la isla griega de Kos. Como en aquel caso, el seguimiento de la noticia fue masivo.

Sus padecimientos son los habituales de una población exhausta tras cinco años de carnicería e impunidad en Siria. Parte de los civiles que aún permanecen en Alepo están bajo el control rebelde. El sitio al que los somete el régimen impide la llegada de alimentos, electricidad, medicamentos y productos de primera necesidad. Es lo mismo que sucede en las áreas leales a Damasco bajo asedio de los alzados. En ese cerco quedan encerrados al menos 100.000 niños viviendo en sótanos.

Ningún convoy humanitario ha podido entrar en el último mes en estas áreas sitiadas, a causa de los combates, según denunció ayer el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura. Tampoco se espera que lo hagan en los próximos días. La ONG Save the Children denunció la pasada semana un aumento de los ataques contra los colegios en las ciudades de Idlib y Alepo, en el norte de Siria. Seis escuelas han sido atacadas en apenas siete días, lo que provocó la muerte de varios niños y profesores.

Así, entre bombardeos indiscriminados a escuelas y hospitales (ya van 25 este año), el régimen de Al Assad usa armas como los barriles bomba, gases químicos como el cloro o el temible napalm, prohibido por todos los tratados de protección de civiles en conflicto. La razón del veto internacional a esas armas es su imposibilidad de apuntarlas con precisión sobre objetivos militares, por lo que se convierten en auténticos instrumentos de muerte indiscriminada cuando, además, se arrojan sobre zonas civiles.

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