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David Gallagher: "La gente se cansó de exceso de ideología y quiere un gobierno moderado, que gestione y administre bien el país"

domingo, 14 de agosto de 2016

Valeria Ibarra
El Mercurio

Aunque admite que las reformas han desalentado inversiones, señala que Chile puede volver a crecer en torno a 4% bastante rápido si la autoridad empatiza con los inversionistas.

Transita con facilidad entre la política y la economía. O entre los números y las letras. David Gallagher, presidente y fundador de Asset Chile (que ha asesorado a compañías como Codelco y Enap, entre muchas otras), consejero del Centro de Estudios Públicos (CEP), director de empresas, pero también ex profesor de literatura latinoamericana en Oxford, se muestra esperanzado del espíritu moderado que mostró la Presidenta Michelle Bachelet en su mensaje al país esta semana al anunciar cambios al sistema de pensiones. Pero admite su decepción ante lo hecho hasta ahora por el Gobierno.

En la arena política, explica que cuando el ex ministro Jorge Burgos decretó el fin de la Nueva Mayoría (NM), solo dijo algo evidente: con la modificación al sistema electoral, más proporcional, ganan los partidos de centro como la DC. Y añade que las tensiones en el pacto oficialista seguirán porque hay "una fisura transversal en la NM respecto de la izquierdización que se dio en este gobierno y la cercanía al PC".

-¿Cómo se sitúa la Presidenta en esa fisura?

"No lo tengo muy claro. La Presidenta fue socialdemócrata en su primer gobierno y parecía estar muy comprometida con ese enfoque; y el discurso que oí el martes en cadena nacional era de esa índole. Sin embargo, ha hecho un gobierno muy de izquierda, de una izquierda ideológica que se combinó con una falta de profesionalismo que no se había visto en gobiernos chilenos en muchas décadas. Hizo una reforma tributaria que hasta ahora nadie entiende, donde se le pide al contribuyente algo a lo que probablemente estaba dispuesto, que es pagar más impuestos, pero con complejidades innecesarias, y para incurrir en inversiones que no le agregan un solo peso a la calidad de la educación, que es lo que el país más necesita".

-Al Gobierno le queda un año y medio, y para el próximo período ya están instaladas demandas de magnitud: gratuidad en la educación superior, reforma de pensiones, constitucional. ¿Cómo se enfrenta este escenario?

"Es muy difícil manejar estas demandas para este gobierno y lo será también para el próximo. La Presidenta de verdad creyó que era necesario atender ciertas demandas para que el país fuera gobernable. Y yo creo que eso fue un error, porque no logras gobernabilidad atendiendo a la demanda de turno; lo logras haciendo un buen gobierno".

"Si partes priorizando la última demanda que hubo en la calle, confeccionando una reforma educacional a la medida de la Confech, estás mal. Es como estar rodeado de tiburones y tirar sangre: solo consigues atraer a más y más tiburones".

"Es difícil imaginar que en la etapa de desarrollo que está Chile, sea una prioridad la gratuidad universitaria universal. Curioso como se ha instalado la idea de que la universidad es un derecho social y que tiene que ser gratuita para todos. Mañana vamos a tener la salud, vamos a tener enfermos marchando y qué vamos a hacer. Y si al mismo tiempo el país no está creciendo, estamos en el peor de los mundos: tratando de satisfacer demandas sociales sin crecimiento, cuando es el crecimiento lo que te multiplica las arcas fiscales".

-¿Qué se hace con esas demandas?

"El problema de Chile es que se han inflado nuestras expectativas en un contexto de ser todavía un país muy pobre. Por estar en la OCDE nos creemos macanudos y nos olvidamos de lo pobre que es el país y lo bajos que son, por tanto, los sueldos. Son bajos porque la gente es poco productiva, y lo es porque la educación es mala".

"La gran prioridad, entonces, es invertir en calidad de la educación. Si queremos llegar algún día a ser un país con universidades gratuitas, debemos partir desde abajo. Partir con mejorar la educación preescolar y básica, capacitando a los profesores, y ennobleciendo la carrera del profesor, con buenas oportunidades y sueldos decentes".

-¿Qué debe proponer la derecha para acceder al poder y gobernar sin vestirse con ropas ajenas?

"La derecha ha fallado en los últimos dos años frente a un gobierno que ha hecho muchas cosas equivocadas. No ha sido didáctica, no ha demostrado por qué son equivocadas muchas iniciativas del Gobierno, por no atreverse a ser el malo de la película. La derecha no ha tenido ideas propias. Han salido ideas propias de algunos de sus personeros, pero muy pocos. La derecha no se ha planteado como una alternativa con identidad propia".

"Pero sí hizo un gobierno de cuatro años que fue muy bueno, uno que se ve cada vez mejor hoy día. Se decía que a ese gobierno le faltaba relato y que se enfocaba demasiado en la gestión, pero ¡pucha que nos hace falta buena gestión ahora! Felizmente la derecha tiene hoy un tremendo referente en ese gobierno que hizo".

"Espero que mientras tanto se vaya ordenando su principal problema: los caciquismos que afloran en ella".

-¿Cuán probable es que el siguiente gobierno tenga un sello populista?

"No hemos tenido en Chile populismo monetario o fiscal. Yo he dicho que este mismo gobierno tiene dimensiones populistas, pero no en ese sentido. Ha sido populista en el sentido de gobernar demasiado para la calle, de priorizar demasiado las demandas de la calle".

"Sí hay un clima en que se proponen soluciones fáciles, encapsulables en un eslogan, eso sí está en el ambiente. Pero no creo que eso se traduzca en un próximo presidente populista".

"Confío en que un próximo presidente se acuerde de que la calle es muy ingrata. Tú complaces a la calle y después te da una tasa de aprobación de 19%. O sea, ni siquiera te da dividendos políticos. Finalmente, no hay nada que se agradezca más que el crecimiento".

-En el gobierno de Sebastián Piñera hubo crecimiento, ¿por qué entonces no salió electa la candidata de derecha?

"Fue una situación muy especial. Michelle Bachelet era un fenómeno sociológico que vamos a estar estudiando por generaciones. Tenía una tasa de aprobación por las nubes, era incombustible, una cosa maravillosa, la gente se sentía interpretada por ella. Yo mismo, aunque no voté por ella, pensé que su sonrisa le ganaba al programa, que ella misma tildó de "mamotreto". Yo leía el programa y no podía creer que eso se iba a hacer".

-Fue la base de su gobierno...

"Sí, pero era difícil creer que se iba a realizar así como estaba escrito. Me acuerdo que para explicar la reforma tributaria, la rareza de la renta atribuida, el ministro de Hacienda más probable (Alberto Arenas) decía en la campaña que las empresas no necesitaban reinvertir sus utilidades porque tenían acceso a crédito barato. Escuchar a un potencial ministro de Hacienda decir una cosa así es muy chocante. Tú pensabas "no puede ser, no puede ser, eso en Chile no pasa". Y pasó".

"Por otro lado, cuando le preguntaban a la Presidenta si se había izquierdizado, decía con su maravillosa sonrisa: "La gente me conoce" y uno suponía que se estaba refiriendo a ese primer gobierno moderado en que la conocimos".

-Algunos analistas sostienen que el primer gobierno de Bachelet fue de la coalición y este segundo gobierno interpreta mejor su ADN político. ¿Comparte esa visión?

"Nunca me pareció que en su primer gobierno la Presidenta estuviera actuando; era muy sincera en lo que hacía. Me tocó un par de veces escucharla en el exterior y era como oír a Ricardo Lagos".

"Por otro lado, sí es cierto que volvió con la idea de que Chile debía reducir la desigualdad, tenía razón. Como lo explicaba ella misma ante empresarios, la desigualdad es un mal negocio porque hace que en un país se pierda una gran parte de sus talentos. Lo que falló fue la implementación. El qué era razonable, no el cómo. ¿Por qué se pensó que se iba a disminuir la desigualdad eliminando el copago y el lucro, y comprando colegios, en vez de gastar esos recursos en mejorar la educación pública?".

"Se optó por un desperdicio extraordinario de recursos que Chile necesitaba para mejorar la educación, en circunstancias en que todos estábamos dispuestos a pagar más impuestos para hacerlo. Se terminó comprometiendo mucho dinero, pero sin un peso para mejorar calidad".

"Si, al contrario, inviertes esos recursos en educación preescolar y escolar, y en formar buenos profesores, mejoras el (índice de) Gini de verdad, aunque no sea de un día para otro. Además, terminas con un país más productivo, con sueldos mucho más altos, de manera que se amplía la base impositiva, permitiendo que el fisco, con más recursos, aumente el gasto social. En suma, entras a un círculo virtuoso que es el camino en el que estaba el país".

-¿Cree que la elección estará entre Sebastián Piñera y Ricardo Lagos?

"Sería magnífico que fuera así. Creo que la gente se cansó de exceso de ideología y quiere un gobierno moderado, que gestione y administre bien el país".

-Entre los dos, ¿por quién votaría?

"No me pongo en una situación así; ninguno de los dos ha confirmado que vaya a ser candidato".

"Podríamos volver a un crecimiento en torno a 4% bastante rápido"

-¿Qué se puede hacer para retomar el crecimiento, considerando que el superciclo del cobre se acabó?

"Chile anda mejor cuando el precio del cobre no es muy alto; es más realista. Cuando el precio del cobre está por las nubes y tienes un dólar de $450, es muy difícil hacer otra cosa que producir cobre. Cuando el cobre está bajo, el país se reconecta con sus oportunidades más sustentables".

"Para retomar el crecimiento, no necesitamos entonces un precio del cobre muy alto. Necesitamos que los inversionistas sientan que sus gobernantes quieren que el país crezca, y que además entienden y simpatizan con sus necesidades como inversionistas".

-¿Se ha satanizado a los empresarios e inversionistas en este gobierno?

"Sí, y mucho".

-¿Cuánta responsabilidad tienen los mismos empresarios por los casos Penta, SQM, la colusión de CMPC, entre otros?

"Los empresarios son culpables de muchas cosas, pero hay que tener cuidado. En un sistema de mercado, basado en la competencia, siempre va a haber problemas de ese tipo. Una vez por semana uno lee de una multa de miles de millones de dólares que ha tenido que pagar un banco en Estados Unidos o Inglaterra porque falsificó la tasa Libor, porque falsificó el tipo de cambio o porque armó un software para engañar la revisión técnica: este último fue el caso nada menos que de Volkswagen".

"En el capitalismo de mercado, el ser humano, como en cualquier actividad, siempre va a tratar de encontrar atajos. Eso no debería conducir a que terminemos con el mercado. Si ves un partido de fútbol, ¿cuántos fouls hay? ¿Tenemos que eliminar el fútbol por eso? Si Alexis comete un foul, ¿tenemos que impedirle jugar?".

-Hay una caída sostenida de las inversiones. ¿Cuánto costará retomarlas?

"Hay algunos proyectos que han sido frenados por autoridades y ese es un problema, porque si bien el país tiene que cuidar su medio ambiente, hoy conseguir permisos se ha convertido en un verdadero vía crucis. Pero lo principal es que los inversionistas sientan que hay un marco que da confianza en cómo van a ser las reglas en el futuro".

-Y en eso, ¿cómo afectan las reformas?

"La reforma tributaria afecta porque da la sensación de que la autoridad no sabe lo que está haciendo. Eso es desconcertante".

"La reforma laboral es un paso al pasado en un mundo en que deberíamos estar preocupados de cómo los robots están reemplazando a trabajadores. Hasta vamos a tener autos sin chofer en un futuro no muy lejano. Por otro lado, están mal representadas las mujeres en el mercado laboral. O sea, los temas importantes van por otros caminos".

"Pero una de las cosas que más afectan la inversión y el crecimiento es la reforma constitucional. Si uno ve el programa de la NM, hay un montón de aspectos que inquietan por lo que se pretende conseguir con una reforma constitucional, como el condicionamiento a la propiedad privada".

"Todavía los inversionistas extranjeros tienen menos susto que los chilenos, porque ponen solo una ficha en Chile de las ochenta que tienen. Por eso tienes el fenómeno de empresas chilenas que pasan a manos de extranjeros, que no sé si me gusta tanto, porque en cualquier país es importante que los empresarios locales tengan la confianza que se necesita para liderar la inversión".

"Sin embargo, hay que rescatar las cosas buenas de este gobierno: tiene un gran ministro de Hacienda, un gran ministro de Energía, un gran Canciller, algunos ministerios sectoriales funcionan bastante bien. Desgraciadamente, el rumbo general del gobierno ha sido desconcertante".

-¿Cuándo, realistamente, podemos retomar un crecimiento de más de 2%?

"Podríamos volver a un crecimiento en torno a 4% bastante rápido".

"Si quieres resucitar los "espíritus animales" de los chilenos, utilizando una frase de Keynes, y conseguir que nuestra propia gente crea e invierta en el país, tienes que configurar un clima de mayor confianza".

"El superciclo de cobre puede haber terminado, pero tienes otros productos que están a muy buenos precios y, a diferencia de Perú y Colombia, que están creciendo más, en Chile tienes un shock de oferta positivo con el precio de los hidrocarburos. En Perú o Colombia, que son productores de petróleo o carbón, es una doble mala noticia que bajen los precios de los metales y también de los hidrocarburos, pero en Chile uno compensa el otro. Es un shock de oferta positiva que permea a todos los sectores, porque no hay ninguno que no necesite energía".

"El problema de Chile es que se han inflado nuestras expectativas en un contexto de ser todavía un país muy pobre. Por estar en la OCDE nos creemos macanudos y nos olvidamos de lo pobre que es el país y lo bajos que son los sueldos".
"Los inversionistas extranjeros tienen menos susto que los chilenos porque ponen una ficha en Chile de las 80 que tienen. Por eso el fenómeno de empresas chilenas que pasan a manos de extranjeros".
"Confío en que un próximo Presidente se acuerde de que la calle es muy ingrata. Tú complaces a la calle y después te da una tasa de aprobación de 19%. O sea, ni siquiera te da dividendos políticos"."Chile anda mejor cuando el precio del cobre no es muy alto; es más realista. Cuando el precio del cobre está por las nubes y tienes un dólar de $450, es muy difícil hacer otra cosa que producir cobre".

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