Dólar Obs: $ 974,97 | -1,02% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.202,53
IPC: 0,40%
Patricia Espejo, periodista:

"Soy una privilegiada, pero aún no puedo disfrutar"

jueves, 28 de julio de 2016


Ediciones Especiales
El Mercurio

Se infectó de hepatitis C por una transfusión de sangre, pero nunca tuvo síntomas de la enfermedad. Pudo acceder al tratamiento que hoy le permite decir que está curada, aunque siente que es injusto que no todos los enfermos se puedan mejorar como hizo ella.



La periodista Patricia Espejo trabajó cubriendo temas del área salud toda su carrera. Y hoy, gracias a que pudo comprar el medicamento que la sanó definitivamente de la hepatitis C, cuenta su propia historia de salud "para aportar con un granito de arena a la difusión de esta situación que es muy injusta".

Se enteró cuando fue a donar sangre en el año 1992. Le dijeron que se había contagiado con alguna transfusión de sangre y supo exactamente el momento en que había sido.

"Fue hace 38 años cuando tuve un aborto terapéutico, en el cual lo pasé bastante mal desde el punto de vista de mi salud y necesité de muchos dadores de sangre y en alguna de las bolsas que me transfundieron estaba presente el virus y me infecté. Pero nunca me sentí mal, ni tuve problemas asociados a la enfermedad".

Desde que se enteró que tenía el virus hasta que se hizo el tratamiento -en abril de este año- no tuvo mayores cuidados. "Me hice dos biopsias con 10 años de diferencia cada una y en ambas el hígado estaba bien. Los exámenes clínicos siempre salieron muy alterados, con niveles altísimos en los marcadores hepáticos, pero nunca hice nada al respecto. Sabía que existía una terapia en el AUGE, pero que tenía muchos efectos colaterales y poca efectividad, por eso nunca me quise tratar con esa opción".

UN ENORME AVANCE CIENTÍFICO

"Así me mantuve hasta el año pasado en que un día leí en el diario un mensaje que decía "Si tienes hepatitis C consulta con tu médico. Hay solución". Investigó y descubrió que existe una nueva terapia que es capaz de curar la hepatitis C, que es muy efectiva y con efectos colaterales mínimos, pero que tiene un costo muy elevado", agrega la periodista.

Cuando se realizó los exámenes a principios de 2016, después de 11 años de haberse hecho los últimos se asustó. "Salieron bastante alterados y la enfermedad había avanzado mucho. Entonces recordé el mensaje que había visto en el diario. Acepté mi situación y decidí hacerme el tratamiento".

El presupuesto que recibió era elevado, así es que habló con su isapre y ellos le entregaron el mismo monto que dan para financiar el tratamiento antiguo, pero ella lo usó para comprar el medicamento nuevo.

"El AUGE contempla la hepatitis C, pero con la terapia anterior que es mala, cara, llena de efectos colaterales y tremendamente ineficiente, por lo que yo tomé la decisión de usar una terapia combinada que incluyó Sovaldi, porque lo importante es que con su uso te sanas, no es que quedes con una enfermedad crónica, sino que te sanas, el virus desaparece; entonces se trata de un enorme avance científico y una opción tremendamente positiva", añade.

Terminó la terapia la segunda semana de julio sin haber tenido ninguna dificultad con su uso. "Al primer mes me hicieron un examen de carga viral y salió indetectable. Los exámenes que miden la función hepática han ido mejorando considerablemente y yo me siento sana. En tres meses más tengo que repetirme la carga viral, el cual es el examen más relevante, porque es el que dice la verdad de las verdades, pero tengo mucha confianza en que saldrá nuevamente sin carga viral".

UNA GRAN PERVERSIDAD

Sin embargo, Patricia aún se siente complicada. No por su salud ni por su infección, sino por todos los que ella llama "compañeros de virus", quienes no pueden acceder a este tratamiento.

"Algunos están bastante mal y no pueden acceder a esto, porque el dinero que se necesita es demasiado. Por ello, creo que el Estado debería, urgentemente, poner en la canasta lo que de verdad sirve y sacar lo que está obsoleto. Mi gran denuncia es que esto tiene que ser un tema país. No podemos seguir aumentando la inequidad entre las personas, producto de que los que tienen plata para comprar el medicamento se pueden tratar y se salvan, pero los que no la tienen no".

"Sé que he sido privilegiada, pero en lugar de disfrutar mi éxito siento como una especie de culpa, porque no hay otros que puedan hacer lo mismo. Todas las personas que están en esta misma situación, pero que no pueden acceder al tratamiento y lo miran como desde afuera, me genera una impotencia enorme. No sé realmente qué es peor, si tener una enfermedad que no tiene tratamiento o tener una enfermedad que, teniendo tratamiento, no puedes acceder a él. No sé cuál de las dos situaciones es más perversa", agrega.

Por ello, está convencida que el Estado debe intervenir en esta situación. "No puede existir en el comercio una terapia que aumente la brecha de inequidad que hay entre gente que puede y la que no puede. Todos tenemos claro que si la hepatitis C no es tratada, la persona morirá de esta enfermedad. Pero, hoy día existe un medicamento que puede revertir ese destino, porque lo que se logra es mejorarte completamente. No se trata de alargar la sobrevida, sino que con Sovaldi te mejoras definitivamente de la hepatitis C, pero no todos tienen la suerte de poder usarlo y eso me complica".

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia