Dólar Obs: $ 974,97 | -1,02% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.202,53
IPC: 0,40%
Problemas sociales, médicos y de infraestructura complican la organización de la cita:

Río enfrenta los Juegos Olímpicos del pesimismo y las dificultades

jueves, 28 de julio de 2016

Héctor Opazo M.
Deportes
El Mercurio

Una encuesta realizada en la ciudad reveló que el 60% de los residentes estiman que el certamen dejará más perjuicios que ventajas para la ciudad, una sensación aun peor a la que se vivió antes del Mundial de Fútbol de 2014.



Ayer llegó a Brasil el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, para vivir los XXXI Juegos Olímpicos. Advertido de la infinidad de problemas que ha vivido la organización, el dirigente confía en que todo se solucionará antes del inicio de la cita.

"En los últimos días siempre hay una que otra cuestión para resolver. Los brasileños las resolverán", admite Bach.

Sin embargo, la población del país no piensa igual. Una encuesta de la empresa Ibope reveló que el 60% de los habitantes piensa que los Juegos traerán más problemas que beneficios, contra apenas un 32% que cree que el país obtendrá más ganancias que perjuicios con la organización del evento.

Las cifras son mucho peores que las que se vivieron hace dos años, para el Mundial de Fútbol, cuando un 43% de la gente estaba optimista, mientras que un 40% creía que el torneo generaría dificultades a Brasil.

Los problemas

Y es que la lista de dificultades ha sido bastante extensa. Primero, la crisis política que vive Brasil, con la Presidenta Dilma Rousseff apartada del cargo por un juicio político -y que anunció que no irá a la ceremonia inaugural, al igual que su predecesor, Luiz Inácio da Silva, quien ganó la postulación-, mientras que su reemplazante temporal, Michael Temer, también vive a la sombra de una eventual acusación.

Las cifras económicas también son dramáticas: el gobierno anunció que este año habrá un déficit fiscal cercano a los US$ 52 millones, lo que también complicó duramente a la organización de los JJ.OO., que tuvo que reducir la capacidad de varios recintos, aumentar la cantidad de voluntarios para suplir a trabajadores remunerados y que vivió retrasos en la edificación de algunas obras, como el velódromo del Parque Olímpico, que apenas estuvo listo en mayo pasado.

Además, los trabajos de infraestructura vial que estaban previstos para los Juegos -y que fueron vitales para ganar la sede- no se concluyeron: quedaron líneas de metro pendientes y no se pudieron construir todas las autopistas prometidas.

Los retrasos también llegaron a la Villa Olímpica, abierta para las delegaciones el domingo pasado, pero que recibió un sinnúmero de críticas por problemas en las cañerías, falta de agua, suciedad en los departamentos y que forzó trabajos especiales para dejar habitables los edificios. Los arreglos costaron una multa cercana a los US$ 100 mil, debido al exceso de carga laboral de los trabajadores.

Pero el problema mayor fuera de los recintos son las cifras de delincuencia que se viven en Río. En marzo, un equipo español de vela fue asaltado mientras entrenaba en el sector de Copacabana y perdió buena parte de su equipo de apoyo, además de que los números de homicidios asustan: en 2015, se contabilizaron cerca de 1.200 asesinatos en Río (cifra aplaudida en comparación con los siete mil de 2009), más 307 fallecidos en incidentes con la policía.

No hay salud

Otro problema que golpea con fuerza a Río es el virus zika, que vivió a comienzos de año su momento de mayor violencia, con una epidemia que ha generado más de 1.700 niños nacidos con microcefalia. Dicha amenaza provocó la salida de un puñado de deportistas, incluyendo a los mejores exponentes del golf.

De paso, este lunes se conoció un informe médico que asegura que otro mosquito, distinto al Aedes aegypti original, también puede transmitir el mal.

Otro lío de salud mayor es el de la bahía de Guanabara, sede de las competencias náuticas de los Juegos. Contaminada a niveles críticos, fue el objetivo de las quejas de numerosos veleristas, quienes podrán usar antibióticos para combatir posibles infecciones, aun cuando estén en la lista de sustancias prohibidas.

"Debemos tratar de no tragar agua. Hay un olor a pescado podrido", dice la chilena Nadja Horwitz, quien cuenta que un windsurfista europeo tuvo una infección debido a un corte mientras navegaba.

El cúmulo de dificultades ha espantado también a los turistas, cuyo número ha sido inferior al esperado. Hasta la semana pasada, se había vendido cerca del 75% de los boletos y los precios, incluso para los grandes eventos, seguían bajando.

Los australianos se reunieron con el alcalde de Río y volvieron a la Villa Olímpica.

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia