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Historiadores chilenos opinan | Una mirada a los planes de estudio de historia universal:

¿Cabe toda la Historia Antigua en séptimo básico?

domingo, 03 de julio de 2016

Maureen Lennon Zaninovic
Debate
El Mercurio

Destacados profesores e investigadores reflexionan en torno a una de las inquietudes que despierta la exitosa muestra sobre Egipto que actualmente se exhibe en el Centro Cultural Palacio La Moneda: su escaso correlato con los programas curriculares actuales de los colegios y los contenidos de la PSU, que privilegian el siglo XX.



Los números impactan. Desde su apertura, hacia fines de mayo, la exposición "Antiguo Egipto: Vida en el Nilo" que se exhibe en el Centro Cultural Palacio La Moneda -con el auspicio del Banco Santander y el apoyo de la embajada de Alemania- ha marcado un hito en términos de asistencia: ya la han visto 280 mil personas (con un promedio diario de cuatro mil).

Eso sí, como se publicó en estas páginas hace unas semanas, no es la primera vez que esta civilización provoca tanto interés en nuestro país. El año 2009, el Museo Nacional de Historia Natural dependiente de la Dibam organizó la muestra "Panubis: del Antiguo Egipto a la Eternidad", que incluyó piezas poco divulgadas y que forman parte de los tesoros de este recinto emplazado en la Quinta Normal. A pocos días de la apertura, en 2009 -al igual como ocurre hoy en el Centro Cultural La Moneda-, se generaron enormes filas de público: solo en su primer mes de exhibición, ese museo recibió a cien mil personas.

Al revisar ambas exposiciones se aprecia un denominador común: las dos atraen a un numeroso público escolar, tanto de básica como de enseñanza media (ver nota relacionada).

"El currículum actual en 7° año básico incluye el organizador temático (unidad) 'La complejización de las primeras sociedades: de la hominización al surgimiento de las civilizaciones', referido al período histórico en que se contextualiza la muestra del Centro Cultural Palacio La Moneda", advierte a "Artes y Letras" Alejandra Arratia, coordinadora de la Unidad de Currículum y Evaluación del Mineduc. Añade que la muestra permite "una comprensión que supera la propia civilización y avanza hacia las formas de vida en la antigüedad, lo que es crucial para el estudio de la relación entre el ser humano y el medio, y para el trabajo histórico del ciclo de enseñanza media que se inicia en séptimo y termina en segundo medio". Como señala el Mineduc, el estudio de Egipto tiene un fuerte protagonismo en séptimo básico. En la educación media son otras las materias a abordar. En el currículum de primero medio, por ejemplo, los énfasis están puestos en la Guerra Fría y la globalización, mientras en segundo medio, en el liberalismo y las transformaciones territoriales de Chile en el siglo XIX.

"Hace unos años se enseñaba de manera muy segmentada; primero historia y geografía de Chile, para luego pasar a una historia centrada exclusivamente en Europa. Hoy por hoy, el sistema educativo ha sufrido cambios que han permitido integrar ambos procesos en una enseñanza de historia comparada", comenta a "Artes y Letras" Jorge Abarca Vásquez, profesor de Historia y Ciencias Sociales del Colegio Monte Tabor-Nazaret y docente de la Facultad de Educación de la Universidad de los Andes.

El experto también coteja la realidad educativa chilena con la del resto de Latinoamérica. A su juicio, la educación que han estado desarrollando los países de la región "se ha orientado hacia una historia local, acentuando la enseñanza de sus raíces, incluso lenguas vernáculas, como quechua, guaraní, entre otras. De esta manera, la historia universal o la historia de Europa ha quedado relegada a cursos optativos. Cabe destacar que el sistema educativo tanto de Chile como de los países del Cono Sur vive una transición desde una educación eurocéntrica hacia una educación desde lo local".

Así como el mundo egipcio y la historia antigua no forman parte de los contenidos de primero a cuarto medio, tampoco estamos ante una materia que sea requerida en la prueba de ingreso a la universidad. Jorge Abarca señala que la actual PSU, "solo evalúa el contenido de historia universal de I y II medio. Por esta razón, los alumnos secundarios solo reciben el contenido que va desde la Primera Guerra Mundial hasta la conformación del mundo actual", advierte, y precisa que, "sin embargo, las nuevas disposiciones ministeriales establecen que la enseñanza media se contempla desde séptimo básico, por lo que en el futuro la PSU debe adaptarse a este cambio. En definitiva, la formación de la historia universal de nuestros escolares está supeditada a la evaluación de este instrumento, sin perjuicio de que cada establecimiento pueda profundizar en electivos o talleres".

"La PSU condiciona los estudios secundarios"

Nicolás Cruz, docente del Instituto de Historia de la UC y quien, además, imparte en este plantel el curso de Historia Antigua, afirma a "Artes y Letras" que el currículum de enseñanza escolar de la historia ha ido otorgando una prioridad creciente al estudio de los tiempos más cercanos, esto es, los siglos XIX y particularmente el XX. "Se ha tendido a relevar la historia nacional reciente, aunque de manera parcial, la americana, y en un grado mucho menor la del resto del mundo. Esto que sucede en el campo de la historia tiene lugar también en el estudio de la literatura, por ejemplo, de manera bastante clara y se basa en la convicción de que nosotros nos entendemos y explicamos a partir del presente y que, como máximo, necesitamos recorrer unas pocas décadas anteriores para encontrar las respuestas que buscamos", señala el profesor de la UC.

Cruz también reflexiona sobre los contenidos de la actual PSU. A su juicio, la exclusión de una parte muy amplia de la historia universal tiene incidencia en la disminución del estudio y reflexión de este tipo de materias en la enseñanza media. "Hay contenidos que se ven en los primeros años de la enseñanza y sobre los cuales no se vuelve más, borrándose en muchos casos con el paso del tiempo. Esto también tiene otros efectos, como que haya pocos profesores que se interesen en actualizarse en materias que tienen poca gravitación, además, son muy pocos los materiales didácticos que se generan al respecto, dada la poca demanda existente. Por último, las universidades, siguiendo esta línea, han ido disminuyendo los estudios de aquellos momentos de la historia distintos al que se denomina contemporáneo".

Para Enrique Brahm, abogado, licenciado en historia de la UC y docente de la Universidad de los Andes, "el hecho de que se hayan eliminado de los currículum de enseñanza media todos los contenidos de historia universal anteriores a la época del imperialismo (fines del siglo XIX) hace que la misma historia contemporánea se torne incomprensible". Autor, entre otros volúmenes, de "Hitler y la Segunda Guerra Mundial", Brahm agrega que "más pernicioso resulta que en los últimos años los contenidos de la PSU condicionan casi completamente los estudios secundarios. En efecto, en la mayoría de los colegios ya no se busca formar a los alumnos de una manera integral, sino que su principal objetivo ha pasado a ser el que obtengan buenos resultados en la PSU. Se impone de esa manera una visión reduccionista y pragmática, que transforma la formación en una mera técnica para alcanzar el objetivo de entrar a la universidad".

Santiago Aránguiz Pinto, coordinador de la Escuela de Historia de la Universidad Diego Portales, comparte este diagnóstico en torno a la PSU de Historia. "No permite a los estudiantes entender que los procesos históricos están relacionados de distintas maneras y que hay que superar las miradas nacionales de la historia, abordándola desde una perspectiva transnacional", explica el profesional de la UDP.

Álvaro Góngora, historiador y decano de la Facultad de Comunicaciones y Humanidades de la Universidad Finis Terrae, tiene una visión bastante pesimista de los contenidos y la enseñanza de historia en los colegios. A su juicio, las llamadas bases curriculares "me parecen una declaración de buenas intenciones redactadas en un lenguaje técnico y, sospecho, con poco conocimiento de lo que pasa realmente en las aulas de los niños y muchachos del país. Repito, del país. Parecen una abstracción de la realidad, y lo digo pensando en cómo llega la mayoría de los alumnos a la universidad. Conste que la idea -así se declara - es desarrollar el pensamiento histórico en ellos. O sea, lograr explicaciones que contribuyan a captar, por ejemplo, el sentido de los hechos del pasado en su vinculación con el presente", señala. Góngora añade que no cree que, por el momento, se desarrolle ese pensamiento histórico en los alumnos. ¿La razón? "Muchas veces, por falta de dominio de la especialidad, metodologías adecuadas, mejor selección de contenidos, tiempo para hacerlo, profesores entusiasmados, bien remunerados y con genuina vocación".

El académico de la Universidad Finis Terrae también reflexiona sobre los contenidos de la PSU y su inclinación hacia el siglo XX: "Quizás, por la cultura inmediatista que gravita. Una cultura orientada hacia la política, al Estado, al sistema político y económico, la sociedad que vivió las guerras mundiales, los conflictos ideológicos planetarios y ahora en medio de la globalización. En otras palabras, hacia el futuro, al progreso del mundo en términos tecnológicos y comunicacionales. En este contexto, la cultura histórica propiamente tal interesa a cada vez menos personas".

"No saben escribir"

En otra arista del debate, Enrique Brahm analiza las falencias detectadas en el alumnado que llega a estudiar Historia en la educación superior. "Carece de los fundamentos necesarios para enfrentar un nivel de estudios mucho más complejo y exigente. De esta forma, en materia de conocimientos históricos y geográficos y en el manejo del idioma castellano, buena parte de los alumnos que llegan a la universidad manifiesta tener una ignorancia profunda y preocupante. En una época de globalización, en la que estamos en contacto permanente con países y culturas que hasta hace muy poco parecían muy lejanas, todo esto resulta particularmente preocupante", dice el docente de la Universidad de los Andes.

Nicolás Cruz entrega otra mirada de su experiencia con universitarios, en su caso de la UC. A su juicio, ellos "saben mucho más de lo que piensan, y ese saber no necesariamente proviene del currículum. Una parte, a veces mayor, se basa en lecturas, juegos, series, películas. En la medida que el currículum descarta contenidos de épocas anteriores a los siglos XIX y XX, los jóvenes naturalmente tienden a buscarlos y apoderarse de ellos con sus aproximaciones y estrategias propias".

Álvaro Góngora considera que hay elementos alarmantes en el alumnado: "Su falta de atracción por la lectura, no digo particularmente sobre historia, sino en general. Hablo siempre de la mayoría. No saben expresarse verbal ni oralmente. Su lenguaje es básico, escriben con signos, su letra es atroz. Bueno, se sabe que internet y los celulares contribuyeron bastante a todo el fenómeno. Como ya es imposible cambiarlo, habría que enseñarles a discriminar lo que está en la web. No todo lo que figura en ella es verdad en términos históricos", manifiesta el decano de la Facultad de Comunicaciones y Humanidades de la Universidad Finis Terrae.

El historiador Fernando Wilson, académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, complementa este diagnóstico. "A los estudiantes les falta base y contexto. Si bien la mayoría tiene mucha vocación e intereses, requiere de una plataforma de conocimientos que debió habérsele entregado en la educación primaria y secundaria".

Wilson puntualiza: "Lamentablemente, los currículum de historia universal en los colegios han sido reducidos, tanto en extensión como en complejidad. Hay claramente una insuficiente apreciación de la historia, lo que redunda en una serie de problemas; por ejemplo, la ausencia de sentido de comunidad o responsabilidad social. Eso lo podemos ver en la baja concurrencia a las urnas en las elecciones o el bajo nivel de compromiso social con los deberes cívicos".

'' El sistema educativo tanto de Chile como del Cono Sur vive una transición desde una educación eurocéntrica hacia una educación desde lo local"
JORGE ABARCA

'' En la medida que el currículum descarta contenidos de épocas anteriores a los siglos XIX y XX, los jóvenes naturalmente tienden a buscarlos y apoderarse de ellos con sus aproximaciones y estrategias propias"
NICOLÁS CRUZ

'' El hecho de que se hayan eliminado de los currículum de enseñanza media todos los contenidos de historia universal anteriores a la época del imperialismo (fines del siglo XIX) hace que la misma historia contemporánea se torne incomprensible"
ENRIQUE BRAHM

'' Las llamadas bases curriculares me parecen una declaración de buenas intenciones redactadas en un lenguaje técnico y, sospecho, con poco conocimiento de lo que pasa realmente en las aulas de los muchachos del país".
ÁLVARO GÓNGORA

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