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Tendencias

El regreso del pelo crespo

martes, 28 de junio de 2016

Por Marisa Meltzer, The New York Times.
Cuidado del pelo
El Mercurio

Miles de mujeres llevan años gastando tiempo y dinero en tratamientos para alisar. Pero los rulos están de a poco ganando terreno y volviendo a estar de moda, encumbrándose en la escala de lo cool.



Hay una escena en la serie "Girls" donde Shoshanna, recién graduada, está en una entrevista para postular a un trabajo cuando surge el tema de Chelsea Clinton. "Ella siempre ha sido una de mis héroes", comenta, "porque es una mujer tan fuerte que defiende a ultranza su pelo crespo". Yo misma estaba en una entrevista de esas cuando me di cuenta por primera vez de que mis propios rulos, muchas veces descritos como pre-renacentistas, podían ser algo de lo que hubiera que responsabilizarse. "Eres tan valiente de dejarte el pelo crespo", me dijo mi posible futura jefa, mientras pasaba su mano sobre su pelo, que caía como una lánguida y larguirucha cascada. "Yo tengo que alisar el mío todas las mañanas".

No conseguí ese trabajo. Nunca se me había ocurrido que mi peinado pudiera ser tan trascendente, pero en esa corporación en particular, al parecer, implica una desagradable traición. El problema con el pelo ondulado viene de una mirada externa: la gente de pelo liso -de nacimiento o conseguido con ayuda de una plancha- lo asocia con una suerte de declaración de principios, como si fuera una marca de carácter tempestuoso e individualismo exacerbado. O, peor aun, un signo de descuido, como si quien lo lleva fuera flojo o testarudo.

El pelo crespo es desorden, es descaro, es ruido. Tiene mucho que decir. En Hollywood, se asocia con lo peculiar: pensemos en Ilana Glazer en la serie "Broad City" o en Natasha Lyonne en "Orange is the new black". Por otro lado, tienes que viajar atrás a los tiempos de la administración Clinton para descubrir cuando Sarah Jessica Parker o Julia Louis-Dreyfus usaban con regularidad sus rulos. Estas mujeres -como muchas con pelo naturalmente crespo- hoy lo dominan en las peluquerías con brushings, planchas para alisar o tratamientos con keratina. El pelo crespo parecía tener sentido cuando las actrices todavía llevaban poco maquillaje o usaban sus propios vestidos vintage para la entrega de los premios Oscar. Pero hoy, en la era del "glam", estos eventos exigen mucha preparación, y eso implica llevar un pelo suave, pulcro, satinado, pulido y, también, predecible.

Pero las ondas capilares naturales están de a poco volviendo a entrar en la moda. Las mismas razones por las que los rulos han sido maldecidos -su irreverencia- están encumbrándolos en la escala de lo cool. Llevarlos se ha convertido en una suerte de declaración feminista, una que parece decir: mi cabeza no puede ser contenida, y por extensión, yo tampoco.

El poder del pelo crespo puede ser mucho más matizado de lo que se cree. Puede, por ejemplo, dar un sutil halo a la cara, como si recibiera una luz diferida o estuviera mediatizada por un filtro de Instagram. Piensen ewn la actriz y cantante Bernadette Peters, de 68 años, a quien sus crespos parecieran darle eterna juventud.

Cuando se tienen crespos bien formados, como los de la actriz inglesa Juno Temple en la serie "Vinyl", se es a la vez fuerte y tierna, sólida y blanda. Por otro lado, la actriz, cantante y modelo Solange Knowles ha demostrado que, mientras más grande el pelo, mejor se ve con pantalones tipo culotte o gruesas plataformas. Los crespos naturales traen a la mente placenteras asociaciones, como estar de vacaciones, sin planchas ni secadores, y sentirse a la vez descomplicada y muy femenina.

Muchos diseñadores de moda han abrazado el look crespo en las pasarelas, también. Ahí está la fotógrafa y actriz Petra Collins caminando en el desfile de Gucci, con sus rulos rubios como de querubín. Para la primavera, Diane von Fürstenberg, quien llevaba ella misma una envidiable cabellera crespa, instaló modelos con una versión playera del look. Como en el desfile de la marca Hood by Air, los muy bien definidos rulos estaban algo desarmados, añadiendo así una pizca de romance a su ropa, más bien edgy (de punta).

Ahora bien, que estas ondas puedan ser descritas como "naturales" no implica que no requieran de una cuidadosa mantención. Pongan a dos mujeres crespas juntas y rápidamente comenzarán a comparar su kit de herramientas y productos: cremas para peinar, acondicionadores, peines de dientes anchos. Y es que los rulos vienen con su propio temperamento. Algunos días, la mitad de la cabeza de una crespa se verá perfecta y la otra mitad, demasiado alocada. Pero decidirse a dejar de alisarse puede ser un buen comienzo. Una vez que esto se decide, puede que no sea tan necesario preocuparse de la ropa o el maquillaje para verse y sentirse atractiva: el pelo hará gran parte del trabajo.

Llevar crespos se ha convertido en una suerte de declaración feminista, una que parece decir: mi cabeza no puede ser contenida, y por extensión, yo tampoco.

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