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Bienvenido a Uberlandia

viernes, 24 de junio de 2016

El Mercurio


Daniel Halpern
Director de TrenDigital UC

Hace algunos meses me encontré con una infografía que mostraba los cambios en la nueva economía de tipo “social” o “relacional”. Básicamente mostraba cómo Uber, AirBNB y las redes sociales a pesar de no tener propiedades, autos ni generación propia de contenido, eran las plataformas con mayor éxito en la atención y renta de dichos servicios. Después de verla infografía, no me cabe duda que gran parte de los lectores se cuestionaron el modelo de economía tradicional para apostar por el auge que estos servicios emergentes proponen.

Si bien creo que la idea expuesta por la infografía es potente, me parece que hay un error conceptual al resaltar más las habilidades de la plataforma que el motor real: el usuario. Por favor no me malinterpreten. Comparto el hecho que las plataformas son potentes. Que facilitan el pago, que son funcionales y muy intuitivas. Pero no son lo principal. Facebook funciona porque nos gustan las fotos, videos y estados del otro. Ahí está el valor. En el usuario. Facebook es genial porque nosotros como usuarios lo somos. Lo que nos roba los minutos en esta economía de atención es querer ver la historia del otro, no lo funcional de la plataforma.

De forma similar, si la gente usa Uber es porque ven valor en el servicio del otro. En esa experiencia está la diferencia. Lo mismo sucede con cualquier otro servicio. Personalmente he utilizado AirBNB porque encuentro maravilloso poder llegar a la casa de un tercero que me sirva de hotel, con todas las comodidades que ello implica, sin tener que pagar por una pieza. Falta poco para que gran parte de los amantes de la cocina y chefs aficionados transformen sus propios comedores en restaurantes. Es solo una cosa de tiempo hasta que aparezca esa nueva plataforma. El que reconozca y valore la experiencia culinaria del otro, va a preferir este nuevo tipo de servicio antes que el restaurante.

Esa es la dirección en la que vamos. Y está bien. El problema es no reconocerlo. Hace un par de días se me acercó una colega y me dijo que no entendía por qué Uber, que funciona quizás para el menos del 1% de la población, se había transformado en un tema país. La respuesta para mí es clara: va a dejar un precedente. Va a enmarcar la forma con que nos vamos a relacionar con los próximos AirBNB. No podemos ser ilusos. Las autoridades deben y tienen que regular el tema. Y lo que se decida va a servir de hoja de ruta para todas las aplicaciones y plataformas emergentes. Uber no se puede dejar como hoy está. Autoridades: Se debe regular y si no se hace está mal. Pero señores taxistas, hoteleros y próximamente culinarios: para ustedes tampoco va a ser fácil, porque en esta nueva economía gobernada por Uberlandia, el valor principal está en el auto que los lleva, no en la plataforma que lo facilita.

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