Una dieta alta en granos enteros como pan con semillas, cereales para el desayuno del tipo avena y salvado, o ensaladas que tengan quínoa, chía o amaranto, se asocian a una disminución importante de varias enfermedades, así como de la mortalidad por distintas causas. Hasta ahora se ponía solo énfasis en la fibra, que sí tiene muchos beneficios, pero los granos enteros aportan además una serie de otros micronutrientes como vitaminas y minerales que los hacen más completos y saludables aún. Para evaluar esto, un equipo de investigadores del Imperial College London revisó 45 estudios sobre el tema. En ellos se incluían más de 700 mil participantes y se vio una reducción del riesgo de enfermedad coronaria de 19% y de patología cardiovascular de 22%. También se observó una disminución de la mortalidad por ataque cerebral de 14%; por cáncer, 15%; por enfermedades respiratorias, 22%; por patologías infecciosas, 26%, y por diabetes, de 51%. El trabajo realizado por un grupo de investigadores de la mencionada universidad británica se publicó ayer en la revista British Medical Journal (BMJ). El doctor Dagfinn Aune, quien dirigió el estudio, aseguró que "los resultados respaldan fuertemente las sugerencias dietéticas de aumentar la ingesta de estos alimentos por parte de la gente, para reducir el riesgo de enfermedades crónicas y de mortalidad prematura". Cantidades necesarias El consumo diario sugerido por los autores es de 90 gramos de granos enteros. Algunas equivalencias orientadoras son: 30 gramos de avena o de chía son tres cucharadas soperas, 40 gramos de quínoa son ¼ de taza; 20 gramos de salvado, que es más liviano, son cuatro cucharadas soperas. "Se trata de una cantidad fácil de cubrir", dice Bernardita Vignola, nutricionista de Clínica Santa María. Según explica, los granos enteros no solo aportan fibra, también contienen carbohidratos complejos, proteínas y micronutrientes como el ácido fólico, hierro y otras vitaminas. "En nuestro país hemos ido mejorando en este consumo, pero todavía es muy bajo", agrega la profesional. Esto se debería a que no existe una cultura de cocinar estos productos, ya que, en general, se demoran más que otros alimentos y muchas veces son más caros y de difícil acceso. En un editorial escrito en BMJ acompañando esta investigación, las doctoras Cecilie Kyrø y Anne Tjønneland de la Sociedad Danesa del Cáncer, destacan el ejemplo de Dinamarca, que duplicó el consumo de granos enteros en 10 años, gracias al desarrollo de alimentos que los contienen y efectivas campañas para promoverlos. "En Chile es importante también que las empresas de alimentos mejoren sus productos, como los cereales para el desayuno que, por ejemplo, deben reducir su contenido de azúcar", dice la nutricionista.