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Primera con esta categoría en la Región Metropolitana:

Los atractivos que avalan el título de parque nacional para la Reserva Río Clarillo

lunes, 13 de junio de 2016

Richard García
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

En sus 10.185 hectáreas acoge a especies frágiles, como el puma, el cóndor, la torcaza y el zorro culpeo, y además preserva uno de los últimos bosques nativos intactos de la precordillera.



Es considerado entre los últimos refugios del bosque esclerófilo (de hoja dura), de la zona central. Además, acoge una importante biodiversidad de fauna, incluyendo grandes mamíferos, como el puma y el zorro culpeo, así como una gran variedad de aves, peces, anfibios y reptiles.

Gracias a esas características, la Reserva Nacional Río Clarillo, creada en 1982, se ha transformado en un oasis natural, a 45 kilómetros al sureste de Santiago, en la zona de Pirque.

Sus características no pasaron inadvertidas para los autores de la estrategia nacional para la preservación de la biodiversidad, quienes entre sus propuestas incluyeron la transformación del área en Parque Nacional como un imperativo, ya que una mayor protección permitiría asegurar su cuidado en el tiempo. El cambio debería oficializarse dentro de este año, con la firma del decreto correspondiente.

Será el primero de la región con esa categoría, que involucra el cese de uso productivo de todos los recursos naturales que allí se generan. "Hasta hace poco se desarrollaban actividades de talaje autorizadas en algunas áreas, por parte de lugareños. Eso ahora no será posible", explica Aarón Cavieres, director nacional de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), que administra el recinto como parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas.

La nueva categoría de conservación también implica la restauración de áreas que hayan experimentado algún deterioro por la actividad productiva. El nuevo plan de manejo en elaboración justamente actualizará la zonificación del área para una mejor conservación.

Cuenca estratégica

La creación del parque nacional tampoco significa que se construyan nuevos caminos, para así preservar el entorno. Lo que sí se contempla es adquirir un predio colindante para expandir el área de uso público y también aumentar la dotación de personal a cuatro guardaparques permanentes y dos asistentes.

Uno de los que más conoce la reserva es su administrador, el guardaparques Carlos Peña, quien lleva más de 40 años trabajando en ella.

"Cambiar de categoría es como que nos va a subir el pelo, pero también nos traerá muchas más responsabilidades", dice.

A su juicio, el hito fundamental y estratégico de la reserva y futuro parque nacional es su cuenca hidrográfica. "Al cuidarla también se protege el lugar donde se produce el agua que alimenta la zona de Pirque. Los cultivos del valle se riegan gracias al agua que se produce aquí".

Además, es un importante atractivo recreativo, gracias a los pozones naturales que se forman a lo largo de la zona de uso público y también, a una serie de pequeñas cascadas.

Por último, a ella se asocia una fauna que incluye desde especies introducidas, como la trucha arcoíris, hasta nativas, como el pejerrey chileno, el bagre y una cantidad de organismos diminutos cuya presencia o ausencia es un indicador de la calidad del agua.

La vegetación es otro de sus principales atractivos. El paisaje varía según la altitud, que va desde los 850 a los 3.057 metros. En la parte alta destaca un bosque relicto de ciprés de la cordillera, que ha sido fechado en más de mil años y que está siendo empleado por científicos para reconstruir la historia climática de la zona.

En cuanto a la fauna que ocupa ese espacio, Peña pone énfasis en el caso del puma. Cuando se creó la reserva, este felino estaba considerado como extinto, pero luego de más de 30 años de conservación su presencia es abundante. "Cuando se tiene en el ecosistema un animal que representa la cúspide de la cadena trófica, significa que el sistema está sano y todo hacia abajo está funcionando bien".

Río Clarillo también es el lugar más cercano a Santiago desde el cual se pueden observar cóndores en su estado natural y uno de los últimos refugios naturales de la tórtola en la Región Metropolitana.

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