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Ausencia de modelo de negocios hace colapsar la industria del carpooling en Chile

lunes, 23 de mayo de 2016

Pablo Tirado
El Mercurio

Pese a que el Gobierno trata de potenciar este tipo de plataformas para hacer frente a la congestión, algunas como la chilena Yeba.me y la brasileña Tripda dejaron de operar porque no eran rentables.

El carpooling es una modalidad de transporte que parece perfecta. Este tipo de plataformas, en las que conductores ofrecen espacios disponibles en sus autos a quienes necesiten moverse de un lugar a otro para así compartir gastos, han sido alabadas transversalmente. En el papel se presentan como una alternativa casi soñada para conductores que ahorran en combustible, para los pasajeros que obtienen un servicio más barato que un taxi, y también para las autoridades que ven cómo se descongestionan tanto las calles como los servicios de transporte público.

En la práctica, sin embargo, los servicios de carpooling se enfrentan a un escenario bastante menos idílico, que siembra dudas sobre su futuro, especialmente en Chile.

Bien lo sabe Carolina Rossi, fundadora de Yeba.me, una plataforma para compartir autos que contaba entre sus socios a Horacio Melo y Sebastián Vidal -ambos ex directores ejecutivos del programa Start-Up Chile- y que, tras dos años en el mercado, acaba de cesar sus operaciones. "No pudimos generar un modelo de negocios que tuviera sostenibilidad en el tiempo y cuando nos acercamos a ver otras opciones en el mundo, nos empezamos a dar cuenta de que todos estaban en la misma, que nadie tenía modelo de negocios y que en paralelo se venía una ola gigante de lo que está pasando hoy con empresas con modelos como los de Uber y Cabify, que lo están haciendo muy bien", explica la emprendedora.

El problema de la confianza

Si bien Rossi reconoce que la empresa fue exitosa a la hora de instaurar un modelo nuevo -cuenta que más de cinco mil usuarios realizaron viajes a través de la plataforma-, finalmente las dificultades para sacarla adelante fueron mucho mayores. "Como modelo es un poco naïf , parece todo perfecto. Pero en el momento de los quiubos, cuando uno sale a terreno, te das cuenta de que hay una dificultad cultural que es muy fuerte", explica, agregando que en el caso de Yeba.me hubo tres factores que hicieron que el negocio no pudiese mantenerse en el tiempo.

El primero es el tema de la confianza, ya que no fue sencillo que las personas aceptaran viajar con extraños, especialmente en viajes en carretera entre ciudades. "Cuando nos dimos cuenta de eso, ampliamos el modelo y nos enfocamos también en hacer viajes a eventos, léase, por ejemplo, un partido de fútbol, y ahí el tema de la desconfianza desaparecía", comenta Rossi.

Sin embargo, aun con esas modificaciones, la falta de confianza se mantuvo como un impedimento y se potenció con otros factores, como problemas con los cobros a los pasajeros y finalmente con la falta de regulación que existía para el sector. "Estábamos peleando con un monstruo que es la falta de cultura con el modelo, con el Estado que no tiene una normativa y, por otro lado, en el caso de nosotros, tuvimos muchos problemas con Transbank, con el tema de los pagos", dice la fundadora de Yeba.me.

Otro actor relevante que también terminó por desaparecer del mercado local es la brasileña Tripda. La compañía, que estaba desarrollada bajo el alero del gigante alemán Rocket Internet -Linio, Dafiti- y que alcanzó a operar en mercados como México Estados Unidos, Singapur y Taiwán, dejó de operar en marzo tanto en Chile como en el resto del mundo. "Básicamente, las grandes dificultades de este tipo de negocios son las fuertes inversiones que uno está haciendo, porque toma tiempo. Al final los inversionistas quieren ver retornos en negocios tradicionales, ojalá al primer o segundo año", dice Nicolás Cañas, ex country manager de Tripda en Chile.

En esa misma senda, el ejecutivo -hoy parte del equipo de Cabify- explica que para que un modelo de carpooling tenga éxito es necesario darle tiempo, debido a que hay que generar una oferta grande de conductores que validen el negocio y, del mismo modo, pasajeros que quieran sumarse. "Tiene que ver con cómo masificar y hacer popular una plataforma. Esto tiene que ver también con un tema de incentivos, porque es súper costoso desarrollar esto como aplicación propiamente tal".

Tripda llegó a operar en 30 ciudades de Chile y a transportar cerca de 14 mil pasajeros a la semana. Su ruta más fuerte fue el trayecto entre Santiago y Viña del Mar, donde sumaban cerca de dos mil viajeros semanales.

Una polémica en potencia

Actualmente en el mercado chileno existen varias aplicaciones que siguen apostando por este modelo, como son A-Dedo, Carpooling.cl y Nosfuimos.cl. Todas ellas están siendo apoyadas activamente por el Gobierno -ver nota relacionada-, pero al mismo tiempo se enfrentan al fantasma de "crecer demasiado".

Eso es, por ejemplo, lo que ha pasado con Blablacar, la mayor firma de carpooling del mundo que, tal como Uber o Cabify, ha enfrentado reticencias en algunos de los países en los que opera -principalmente europeos- por su efecto en el negocio de los taxistas. "Si me pones en la encrucijada, con todo lo que ha pasado, los hechos nos muestran que si un carpooling quiere ser rentable, está cerca de parecerse a un Uber", reconoce Carolina Rossi.

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