Baja de temperaturas aumenta el riesgo de infartos cardiovasculares
martes, 10 de mayo de 2016
Paula Leighton N.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio
Se estima que por cada grado Celsius menos se eleva en 2% la probabilidad de sufrir un ataque al corazón.
La gripe y los resfríos no son los únicos males de los que hay que protegerse en invierno. Cuando la temperatura empieza a bajar, cardiólogos y urgenciólogos se preparan para un alza en los pacientes que consultan por enfermedades cardiovasculares o que mueren por esta causa. "Con el frío se produce una vasoconstricción que reduce el diámetro de los vasos sanguíneos, con lo que aumenta la presión arterial. Además, se produce un aumento de catecolaminas, hormonas que también elevan la presión y la frecuencia cardiaca", explica el doctor Fernando Florenzano, jefe del Dpto. de Cardiología de Clínica Las Condes. Las catecolaminas también elevan una proteína, el fibrinógeno, que promueve la formación de coágulos, todo lo que puede ocasionar un infarto cardíaco o cerebral, añade. Un estudio del London School of Hygiene & Tropical Medicine del Reino Unido, que involucró a 84 mil pacientes hospitalizados por infartos cardiacos entre 2003 y 2006 en Inglaterra y Gales, determinó que la baja de 1° C en la temperatura media diaria se asociaba a un incremento de 2% en el riesgo de infartos cardiacos en los siguientes 28 días. Los meses más fríos traen también consigo factores ambientales y de estilo de vida que se asocian a un mayor riesgo cardiovascular. Entre ellos, la menor actividad física, una alimentación más rica en calorías y grasas, más incidencia de enfermedades respiratorias y más contaminación ambiental. "Las infecciones respiratorias generan inflamaciones que afectan al árbol vascular. Esto puede erosionar la pared interna de los vasos sanguíneos, generando la formación de coágulos que los obstruyen", dice Florenzano. Contaminación del aire En el caso de la contaminación ambiental, un estudio publicado en la Revista Chilena de Cardiología en 2009 mostró que en los meses de junio y julio -cuando se eleva la concentración de material particulado- se registran más consultas por infartos cardiacos y cerebrovasculares. Mientras el aumento de partículas grandes (MP10) se asoció a un alza de 15% en las consultas, el de partículas finas (MP2,5) las aumentó en 28%. Ambos porcentajes fueron significativamente mayores que los correspondientes a todo el año (10% y 17%, respectivamente). El doctor Pedro Astudillo, médico broncopulmonar infantil de RespIRA-Chile y coautor del estudio, señala que "la mayor cantidad de consultas por angina e infartos se produce 48 horas después de los episodios de alta contaminación". Esto, agrega, se asocia a que la inhalación de las partículas contaminantes, al igual que el humo de cigarrillo, "contrae los vasos sanguíneos, generando dolores de angina e infartos al miocardio, especialmente si hay daño en las arterias que irrigan al corazón". Conocer los síntomas de un infarto al corazón y actuar a tiempo es clave para mejorar el pronóstico del paciente e, incluso, salvar su vida, destaca el doctor Luis Herrada, jefe de urgencia de Clínica Las Condes. Ante la presencia de síntomas (ver infografía), es clave acudir de inmediato a Urgencia. Si antes de que esto ocurra la persona sufre un paro cardiorrespiratorio, su entorno es el que deberá actuar. Lo primero, dice Herrada, es tener siempre a mano un teléfono de emergencia o rescate e iniciar de inmediato maniobras de reanimación cardiopulmonar. "Esta no es una técnica reservada al personal de salud. Todas las personas deben instruirse para realizarla", dice Herrada. La maniobra, indica, "busca que el esternón y la columna dorsal compriman el corazón y eso genere un flujo sanguíneo que llegue al cerebro. Al descomprimir, el corazón se vuelve a llenar y la sangre sigue circulando. A quienes han recibido reanimación antes de que llegue la ambulancia les va mucho mejor", concluye.
