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Cuando la clase creativa decide hacer ciudad

lunes, 09 de mayo de 2016


El Mercurio

Carlos Osorio
PhD. International FacultyFellow,
MIT SloanSchool of Management,
y Universidad Adolfo Ibañez

El reciente índice de calidad de vida de ciudades chilenas sorprendió a muchos con el décimo lugar de Valdivia. ¿Qué puede explicar subir 27 puestos en tres años? Su gasto municipal por habitante es bajo y equivale a menos del 24%, 19% y 16% de Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea (1er, 2º, y 7º, respectivamente). De acuerdo con la teoría de clase creativa, parte de este fenómeno lo podría explicar la demanda de talento científico de primer nivel al Centro de Estudios Científicos, su industria local de cine y la población universitaria. Sin embargo, esto es anterior al 2013. Buscando cambios en los últimos tres años, encontramos un esfuerzo público-privado orientado a "hacer ciudad" de manera creativa y colaborativa que podría explicar esta mejoría, y que vale la pena conocer: ActivaValdivia. En tiempos en que escoger dónde vivir se está convirtiendo en una de las decisiones más importantes de las personas, este es nuestro tema para hoy.


Richard Florida, de la U. de Toronto, dice en su libro de Ciudades y la Clase Creativa que “las ciudades son calderas de creatividad. Por mucho tiempo han sido los vehículos para movilizar, concentrar y canalizar la energía creativa humana”. Continua diciendo que las ciudades toman esa energía y la transforman en innovaciones tecnológicas, artísticas, nuevas oportunidades, y nuevos paradigmas. El libro no argumenta que el rol de la creatividad en el desarrollo de las ciudades sea algo nuevo, sino que debido a la disminución en restricciones físicas en ciudades y comunidades, la creatividad se ha transformado en el motor del desarrollo de ciudades, regiones y naciones. Esto es algo que hemos vivido las últimas décadas a nivel global, y en Chile más nítidamente en la última década.

Al parecer esto tiene bastante que ver con lo que ha sucedido en Valdivia, y su movimiento para “mejorar la calidad de vida de los valdivianos”, como se lee en su sitio. Para lograr este propósito, en abril del 2012 se creó el Consorcio Valdivia Sustentable (CVS), integrado por 16 organizaciones que incluyen al gobierno regional, la municipalidad, Arauco, Unión Comunal de Juntas de Vecinos, las SEREMIs de Vivienda y Medio Ambiente, Universidad Austral, entre otras. En enero del 2014, el CVS creó ActivaValdivia como una “plataforma” para activar a la ciudadanía de manera colaborativa y comenzar a generar los cambios para cumplir con el objetivo de mejorar la calidad de vida en la ciudad.

Desde el punto de vista de innovación, hay una creciente tendencia a considerar las ciudades como laboratorios vivos donde experimentar, no sólo desde la empresa, sino además en políticas públicas respecto a cómo generar cambios e innovaciones para mejorar la calidad de vida. Si bien esta tradición es más común en Estados Unidos y países escandinavos, no era muy común en Chile…hasta ahora. A tres meses de ser creada, ActivaValdivia hace un lanzamiento público con una actividad de participación ciudadana llamada el “Cubo de Ideas”, donde se recibieron más de 850 ideas y deseos acerca de cómo hacer una mejor ciudad.

Unos meses después, comenzaron a experimentar con “parklets”, o mini-plazas,con pasto, pequeños livings y plantas que se instalan en el espacio que usualmente ocupa un automóvil. Las estimaciones de ActivaValvidia es que, en el espacio donde se estacionan 3 autos en un día, un parklet beneficia directamente a 120 personas. Muchos dirán que los Parklets no son nuevos, y efectivamente no lo son. El primero que se tiene registro fue instalado en San Francisco, California, el año 2010 por la diseñadora SuziBolognese, de Sb Design Studio.

Lo interesante, sin embargo fue lo que vino despuésen Valdivia: encontrar una calle subutilizada, y transformarla en una plaza, en lo que se denominó el proyecto Plaza Activa. Además, han venido más iniciativas con le objetivo de “mejorar la calidad de vida de los valdivianos”, las mingas urbanas, o días completos de Parklets en distintos lugares de la cuidad.

Además, han generado una serie de otras iniciativas para rescatar sitios eriazos, y transformarlos en plazas, iniciativas de reactivación del centro de la ciudad, murales gigantes, desarrollo de ciclo vías, desarrollo y rescate patrimonial, y otros proyectos de infraestructura vial, incluyendo la eliminación de cables en ciertas partes de la ciudad, así como la idea de tener una red de parques, entre otras iniciativas.

De acuerdo a la teoría de la clase creativa, se supone que la alta concentración de profesionales del conocimiento, artistas, bohemios y estudiantes universitarios fomenta un ambiente dinámico, abierto, e interpersonal que atrae a otros. Pablo Catalán, de la U. de Concepción, quien estudia el fenómeno de la clase creativa en Chile, comenta que no le extraña tanto lo que sucede en Valdivia por el efecto combinado que tiene el Centro de Estudios Científicos, la Universidad Austral, la concentración de emprendimientos en la industria del Cine y los esfuerzos de CORFO para hacer de Valdivia una ciudad innovadora, sustentable y creativa.

Sin embargo, hay ciudades que tienen lo anterior, además de planes, pero no presentan mejorías sustantivas. La razón puede estar en el rol articulador del CVS con un desafío claro: “mejorar la calidad de vida de los valdivianos”. ¿Por qué hago tanto énfasis en este punto? Me ha tocado ser parte del Young LeadersForum del WorldCities Summit, y mientras aumentala frecuencia en que se oye hablar de “Smart cities” o ciudades inteligentes, en la mayoría de los discursos se pierde de vista que el objetivo. A mi modo de ver, este objetivo debe ser, precisamente, mejorar la calidad de vida de quienes “hacen ciudad”.

De esta manera, a mi modo de ver, parte del secreto de Valdivia es el CVS y su plataforma ActivaValdivia, que se ha focalizado en movilizar a la ciudadanía de manera creativa para mejorar su calidad de vida, y hacer una mejor ciudad de manera inclusiva y colaborativa.

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