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El exabrupto sorprendió a quienes lo conocen desde los tiempos en que hacía campaña parlamentaria, cuando lo llamaban "Gasparín", por su carácter afable. En el Congreso advierten que tiene una presencia pública creciente, pero que se ha ido "ausentando" de su distrito.

Las singularidades que marcan la trayectoria del diputado que insultó a Andrónico Luksic

sábado, 30 de abril de 2016

Marcelo Pinto E.
Reportajes
El Mercurio




E n avenida Argentina -una de las cuatro "alamedas" de la ciudad de Los Andes- hay un estudio jurídico cuyas paredes están plagadas de documentos enmarcados. Entre ellos, dos destacan debido a la contingencia: un fragmento de un discurso pronunciado en 1972 por el ex presidente de la Corte Suprema Ramiro Méndez y el diploma de abogado de Gaspar Rivas Sánchez, el diputado independiente (ex RN) que insultó al empresario Andrónico Luksic la semana pasada.

En uno de los párrafos de la alocución del juez se lee: "Las imputaciones se hacen empleando las más alevosas calumnias. Olvidan los que así proceden que las reservas espirituales y morales de los individuos no se destruyen con armas tan menguadas...".

Que el diploma del congresista esté ahí tiene una explicación: es el bufete de su familia. Donde ejerce su padre, Gaspar Rivas Shulz. En el que trabajó por décadas su abuelo Gaspar Rivas Pérez. Y en el que se desempeñó él mismo antes de iniciar su carrera parlamentaria.

El silencio de su familia

El papá del diputado declina referirse a la controversia protagonizada por su hijo. "Dice que no habla por el diputado. Que él solo es un abogado", explica una secretaria del estudio.

El ataque de Rivas a Luksic, en plena sesión de la Cámara, incendió las redes sociales. Pero a la vez puso al propio legislador en la mira, tanto en el Congreso como en la zona que representa (Los Andes y San Felipe, en la Región de Valparaíso).

Las groserías hacia el empresario sorprendieron en el Legislativo y a los seguidores de Rivas. Principalmente porque durante la mayor parte de su trayectoria parlamentaria cultivó un perfil discreto.

Una persona que lo conoció en la campaña de 2009 recuerda que sus propios adherentes lo llamaban afectuosamente "Gasparín", por su juventud, pero también por su trato afable.

Rivas (37 años, soltero) llegó al Congreso en 2010, cuando militaba en RN. En las elecciones de 2005 había competido por el mismo distrito, aunque sin éxito.

En la carrera de 2009 lo "apadrinó" la senadora Lily Pérez (Amplitud, ex RN). Tal era la cercanía entre los dos, que al interior de esta última colectividad se decía que cuando hablaba Rivas, lo hacía "el lilysmo".

El vínculo comenzó a debilitarse en 2012, cuando el legislador dejó RN por diferencias con la directiva del partido. En 2013, la senadora, que aún militaba en la colectividad, lo convenció para que volviera a la tienda, para ir a la reelección. Pero meses después, en agosto de 2014, iniciado ya su segundo período en el Congreso, el diputado renunció definitivamente.

Tardaban días en "alinearlo"

En RN nadie tiene bien claro por qué se fue. Unos apuntan a su "difícil relación" con el ex presidente del partido Carlos Larraín. Otros, a un "giro ideológico" del legislador, quien hoy se define como "nacionalista popular" y se identifica con el general Juan Domingo Perón y el Presidente ecuatoriano Rafael Correa.

Antes de su "choque" con Luksic, el diputado ya había concitado la atención pública. Como en 2011, cuando presentó un proyecto de ley contra "preguntas hostigosas" de periodistas. O en 2014, ocasión en que publicitó por los medios su fugaz relación con una ucraniana a la que conoció por Facebook.

En el Congreso apuntan a que la "mayor exposición" de Rivas contrasta con el comportamiento que tiene en la Cámara, donde lo describen como "solitario". Al punto de que cuando estaba en la bancada de RN, debían "invitarlo" para que se sumara a actividades cotidianas, incluso a almuerzos o cenas.

Ese rasgo se evidenciaba también en el ámbito netamente político. Donde sus colegas debían hacer un "trabajo de joyería", a veces durante días, para "alinearlo" en ciertos temas.

En el día a día, Rivas se hizo conocido por su perfil "meticuloso". Lo que se evidenciaba en el extremo orden de su oficina y en el hecho de que, según algunos, limpiaba el teléfono que iba a usar si alguien lo había empleado antes.

Los diputados RN recuerdan igualmente una anécdota, cuando dos colegas escondieron un cuadro de su despacho para gastarle una broma, lo que -dicen- "alteró" a Rivas.

Como sea, la reciente polémica con Luksic generó en el Congreso comentarios en torno al futuro del legislador. En ese marco, algunos han dicho que su continuidad en la Cámara estaría en suspenso. Principalmente porque, según los mismos datos, ha ido "ausentándose" de su distrito.

No sabe aún si repostulará

Rivas, que esta semana fue a su zona, lo desmiente. Porque mantiene su oficina parlamentaria en Los Andes, donde -afirma- sigue con sus actividades "en terreno", incluso cuando hay sesiones en la Cámara.

Admite, en todo caso, que no resuelve aún si irá a la reelección: "La decisión va por el punto de no hacerlo". En sus dudas inciden el crecimiento de su distrito, por la reforma del binominal. Pero también su convicción de que "la labor legislativa" no soluciona los problemas de la gente.

Más allá de esa incógnita, en Los Andes y San Felipe la atención ha estado puesta últimamente en su problema con Luksic.

En distintas actividades en terreno, algunas personas le comentaron lo ocurrido. Para "felicitarlo", según el equipo del diputado.

"En la cuenta pública de la municipalidad de San Felipe lo ovacionaron", asegura el periodista Eugenio Cornejo, cercano a Rivas y precandidato a alcalde en esa ciudad.

Otra persona que estuvo en esa actividad, sin embargo, entrega una versión distinta. Admite que algunos lo aplaudieron. Pero que otros comentaron por lo bajo: "Un diputado no puede andar insultando, menos desde el Congreso".

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