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El Cirque du Soleil se muda al Caribe

domingo, 14 de febrero de 2016

POR Montserrat Sánchez, DESDE REPÚBLICA DOMINICANA.
Domingo
El Mercurio

El año pasado abrió en el Club Med Punta Cana un nuevo concepto de entretenimiento en el que cualquiera puede aprender disciplinas como trapecio y malabares junto con artistas del famoso Cirque du Soleil. Aquí, de qué se trata realmente esto de ser un acróbata que da saltos mortales sin dejar de ver el mar Caribe.



"Lo que haremos hoy es simple: un back flip y un front flip", dice Iván Vladimirov como si hablara de cualquier cosa. El back flip es un salto mortal hacia atrás. El otro, un mortal hacia adelante.

Escucho a Iván desde las alturas. Estoy suspendida un par de metros sobre el suelo. Son los momentos previos a mi primer intento de acro bungee. Lo único que evita que caiga son dos gruesas cuerdas elásticas que unen la parte alta de la estructura metálica y el arnés que tengo en las caderas.

El acro bungee es una de las actividades que incorporó el Club Med Punta Cana, el primer resort internacional que se instaló en este popular destino caribeño, como parte de su nuevo espacio al aire libre llamado Creactive, una entretención adicional a la oferta de actividades del hotel en la que participa un socio particular: la famosa compañía Cirque du Soleil. Pero ya volveré sobre eso. Ahora es momento de intentar el mortal hacia atrás.

Oigo las instrucciones:

"Para el back flip tienes que empujar las cuerdas hacia adelante y luego agarrarte las rodillas. Para el front flip tienes que dar una patada con ambas piernas y extender los brazos".

Luego, Iván tira una cuerda y empiezo a elevarme hasta quedar otro par de metros más arriba. Intento primero el back flip. No logro la fuerza suficiente para la acrobacia y lo que resulta es, básicamente, un balanceo más bien torpe. Segundo intento. Tercero. Al cuarto, funciona. Es sorprendente. Puedo girar hacia atrás y volver -bruscamente- a la posición inicial.

Ya satisfecha con lo logrado, me dispongo a bajar, pero Iván propone otra cosa. Algo más. Es hora de comenzar a saltar. Con el peso de mi cuerpo debo tirar y soltar las cuerdas para moverme hacia arriba y abajo. Cuando esté arriba, tengo que hacer el back flip, caer e inmediatamente intentar el front flip. Después de un par de pruebas, resulta. Lo consigo. Pero entre tanto giro hacia delante y atrás, y salto y caída, mi cuerpo parece lanzar la advertencia: es momento de detenerse. Suficiente por un día. La playa llama. Después de todo, esto es Punta Cana.

Las instalaciones de Creactive son como una especie de gimnasio al aire libre, donde las personas que vienen de vacaciones a este hotel, un pionero del formato all inclusive, pueden restar un poco de tiempo en la playa para sumarse a unos talleres que dirigen artistas profesionales de la compañía Cirque du Soleil.

Aquí se enseñan más de 30 rutinas acrobáticas y artísticas como rueda alemana, monociclo, zancos, cama elástica y trapecio, fijo y volador (aprenderá la diferencia). También hay pared vertical, tela, trampolines, rola bola, cuerda floja, diábolo, palos chinos, aros, malabares, danza, teatro, percusión, pintado de máscaras y clowning, que es el arte de ser payaso (de circo).

La gracia del asunto es que cualquiera puede experimentar -o intentar al menos- cómo se sienten los artistas de uno de los circos más famosos del mundo, aunque sea solo por un rato.

Iván Vladimorov, el profesor que está a cargo del acro bungee hoy, es uno de esos artistas. Lleva más de 50 años trabajando en circos y los últimos diez los ha pasado también como entrenador para espectáculos del Cirque du Soleil como Dralion, Wintuk y Michael Jackson: The Immortal World Tour. Este búlgaro comenzó en el mundo del espectáculo a los 13 años, cuando cambió su carrera como gimnasta para entrar a un circo tradicional. Y luego pasó por muchos otros. "Durante muchos, muchos años", dice. Y así, con esa experiencia, el paso lógico era llegar a ser entrenador.

Sentado bajo la sombra de una palapa en este día cálido del Caribe, dice que llegó a Creactive en busca de experiencias nuevas. "Después de estar en Cirque du Soleil todos estos años, este es un proyecto distinto. En Cirque trabajas con profesionales. La responsabilidad es diferente aquí. Niños y adultos. Nadie tiene experiencia. Ese es el desafío. Pero después es bonito cuando ves una sonrisa en sus rostros, cuando triunfan en algo que nunca habían probado", dice Iván y sonríe mientras sus ojos azules parecen más azules. "¿Cierto que se siente bien?", dice y mira al lugar donde está el acro bungee.

Ese día, mucho más temprano, apenas había llegado al hotel lo primero que hice fue ir en busca de lo que todos quieren encontrar en este lugar: la playa.

El Club Med Punta Cana es un sitio gigantesco, donde llegar a cualquier sector toma alrededor de 10 minutos de caminata. Para alcanzar su playa tenía que caminar entre edificios, recorrer pasarelas pavimentadas, zonas de pasto y palmeras, hasta dar con la vía principal que lleva a la orilla del mar calipso. Fue en esa ruta donde primero noté un sector del hotel en el que predominaban los colores, la música y los gritos de felicidad.

El sector Creactive se estrenó hace menos de un año, en junio de 2015, y actualmente cuenta con tres grandes estructuras metálicas de unos diez metros, unos 3.500 metros cuadrados de colorida superficie, una plataforma donde se hace trapecio volador, una tribuna con camas elásticas y una pequeña carpa abierta.

Esta mañana de sábado lo que más se ve en el sector son niños. Un grupo está haciendo lanzamientos de diábolo, esa especie de trompo con forma de reloj de arena que se manipula con una cuerda. Otros están dedicados a los malabares o comienzan a hacer acrobacias en un bungee de nivel principiante. A cada segundo hay un instructor que los acompaña, entretiene, los hace reír y alienta en un despliegue de carisma y energía.

Durante las mañanas, los instructores del Cirque están especialmente dedicados a los más chicos. El turno de los adultos es en la tarde, así que sigo de largo a la playa. Tres horas más tarde encuentro aquí un panorama completamente distinto. Las bancas que están a los pies de las estructuras metálicas están llenas de viajeros más grandes, muchos matrimonios jóvenes, gente que espera su turno para el bungee y el trapecio, las acrobacias más populares y que, mientras tanto, comentan en inglés o francés qué piruetas ya han logrado.

De todas las disciplinas disponibles, el acro bungee parece la más amigable. Jenny Brizard es canadiense de ascendencia afroamericana, mide un metro cincuenta, tiene el pelo tomado en dos pompones, es experta en danza y es, ahora, quien me pone el arnés.

-Está un poco apretado -digo.

-La vida de un acróbata no es fácil -responde y luego se ríe.

Unos minutos más tarde, cuando esté intentando el back flip seguido del front flip, con el estómago revuelto y las caderas estranguladas, comprobaré que lo de Jenny no era un chiste.

Los 21 escalones quedan atrás. Hay seis metros desde esta plataforma hasta el suelo. Al frente está el objetivo: la barra del trapecio volador. Randy, acróbata canadiense experto en esta disciplina, me dice que la tome.

Llevo puesto otro arnés, del cual sale una cuerda que -a su vez- está firmemente sujeta de la estructura. Abajo, justo antes de llegar al suelo, hay una malla gigante. Randy me repite que agarre la barra y aplica su experiencia: en un tono derechamente infantil, trata de darme confianza. No deja de felicitarme y dice que ya pasé la parte más difícil. "Lo estás haciendo muy bien", dice. Seguramente dice eso mismo varias veces al día. Agrega que él me tiene sujetada. Que no voy a caer. Que tome la barra y luego salte.

Cierro los ojos y obedezco.

Salto.

Desde luego, no logro lo que había que hacer. En resumen, debía balancearme, subir las piernas a la barra, soltar las manos, volver a la posición inicial y terminar haciendo un back flip. Pero quizás no importe: el montón de palmeras y el mar Caribe como telón de fondo compensan todo.

Es el segundo intento. Randy espera. Los "Good job!" y "You're doing great!" se repiten. Salto y me balanceo. Siento que mi movimiento es menos torpe. Logro quedar colgando de las piernas. Vuelvo a sujetarme con las manos y termino con el mortal. Éxito total. Puede haber sido una acrobacia mediocre, pero me conformo. Otros, no. Muchos de los que hacen fila vuelven a subir una y otra vez para perfeccionar el movimiento. A eso de las cuatro de la tarde es el peak de acróbatas circenses aficionados. No importa el tiempo ni el calor ni la playa que espera a pocos minutos.

Para los que están intentándolo por primera vez, el acróbata cubano Digney Pozo se encarga de hacerles una breve clase introductoria en un trapecio fijo que está a los pies de la plataforma.

Piel morena, sonrisa fácil, Digney dice que hoy esto está tranquilo. "Lo que tú experimentaste aquí no es nada. A veces tenemos dos bancos llenos y gente parada esperando para hacer el catching", que es como se llama a la siguiente prueba en el trapecio volador: lanzarse, saltar de la barra hasta las manos de un trapecista, y luego saltar de vuelta a la misma barra. Digney dice que a veces los 15 integrantes que actualmente forman el equipo de Creactive se hacen pocos.

Este sector del Club Med también tiene, igual que el Cirque du Soleil, no solo acrobacias, sino que también una dimensión artística. En este caso, hay una clase de percusión a cargo de Momo, que es el apodo de Mohamed N'Diaye, experto en ritmos africanos.

En un grupo de ocho personas, Momo enseña -en una mezcla de francés, inglés y español- sus movimientos y hace que los asistentes los repliquen en los tambores que tiene cada uno. Hay sonidos a destiempo, fuera de tono, hasta que un rato después vamos logrando algo así como un ritmo. Al menos, tocamos al mismo tiempo. Además de acróbatas, ahora somos músicos.

Momo es parte del equipo artístico igual que Jenny, la bailarina que antes en el acro bungee me advirtió sobre las dificultades de ser una acróbata mientras ayudaba a ponerme el arnés. Jenny explica algunas cosas sobre cómo funciona Cirque du Soleil para ellos. Cada artista es miembro de la compañía mientras sea parte de uno de los shows que esta monta. Cuando estos espectáculos entran en receso, el equipo pasa a integrarse a un pool de artistas, todos disponibles -y elegibles- para el siguiente espectáculo. Mientras llega ese momento, pueden trabajar en otros lados como independientes. A eso se sumó ahora este nuevo proyecto conjunto con Club Med en Punta Cana: un contrato de un año para mostrar sus habilidades mientras postulan a alguno de los grandes espectáculos del Cirque. "Esto no es un show, es como un parque de diversiones en un resort. Cuando hacemos demostraciones es para mostrar lo que las personas que vienen al hotel podrían hacer en los aparatos. Estamos aquí para enseñarle a la gente", dice Jenny, quien en todo caso no decide si esto es o no un paso atrás en su carrera. "Depende de si lo tuyo es enseñar o actuar. Para mí son ambos. Y ha sido maravilloso".

Entonces, cabe preguntarse: ¿Qué hace el Cirque du Soleil en el Caribe? El acróbata estadounidense Rob Dawson es el manager de Creactive (y es, junto al chileno Jonathan González, uno de los dos primeros artistas de Cirque du Soleil en lograr un salto cuádruple en el trapecio) y lo pone en simple: el de Punta Cana es uno de los resorts más grandes y concurridos de la cadena Club Med (caben casi dos mil huéspedes), y para Cirque era una oportunidad de aprovechar la ubicación y el atractivo escenario con este mar de fondo para que los viajeros vivan experiencias diferentes y salgan de sus mundos cotidianos. Justamente, uno de los propósitos del Cirque desde su origen.

Actualmente en casi la mitad de los resorts de playa de la cadena Club Med hay ya una escuela de circo con el trapecio como actividad principal. Pero Creactive es el primero con el respaldo de una compañía del prestigio de Cirque du Soleil. "No queremos hacer un show de Cirque du Soleil aquí. Sí hacemos demostraciones. Muchos artistas vienen a trabajar y aprovechan la infraestructura para entrenar. Otros quieren estar en un show, así que vienen a mejorar. Y otros, como yo, ya terminamos nuestras carreras y ahora estamos probando cosas nuevas", dice Rob, y agrega: "Pero todos fuimos seleccionados por Cirque du Soleil".

Esta noche hay un show a las nueve y media en Creactive. El lugar está colmado de gente que espera impaciente. El espectáculo comienza y poco a poco empiezan a aparecer los artistas en distintos sectores. Ahí está Jenny bailando y actuando. Ahí está Momo tocando los tambores. Hay presentaciones de tela, acro bungee y camas elásticas. El público aplaude. Son los artistas, pero además son sus profesores.

En el trapecio, Randy y Digney, entre otros, van saltando y volando hasta que Rob los recibe y los vuelve a lanzar para que se cuelguen de la barra del trapecio. Al volver a la plataforma, apenas rozando la tabla, el público rompe en aplausos. Cuando es el turno de Digney, intenta un mortal triple y falla. Al público no le importa y vuelve a aplaudir. Pareciera que la gente se reconoce en el error de la maniobra. Y los acróbatas, por unos minutos, pasan a ser personas. Quizás de eso se trate todo esto.

Aquí se enseñan más de 30 rutinas acrobáticas, con profesores que han trabajado en shows del Cirque como Dralion o Wintuk.

Las clases de circo en Creactive están incluidas como parte del alojamiento en el Club Med Punta Cana.

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