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Los artículos de oficina que han aprovechado el "error humano"

lunes, 04 de enero de 2016


El Mercurio


Errar es humano, dicen, y así se ha demostrado a lo largo de la historia. Desde que las personas nacen, sus padres los educan con relatos sobre cómo la humanidad ha ido avanzando gracias a la corrección de sus acciones fallidas, y este concepto ha sido tan incorporado a la naturaleza del hombre, que incluso la creación de los objetos cotidianos lo llevan interiorizado. Artículos que todos los días es posible encontrar en una oficina, como son el lápiz mina con goma, el sacacorchetes o incluso la mayoría de las nuevas tecnologías computacionales y de los aparatos móviles, han dejado en evidencia cómo se ha generado toda una industria en torno al error, que hasta hoy genera millonarios ingresos a sus empresas creadoras.


El liquid paper


El corrector líquido, o también conocido como Liquid Paper por el nombre de la marca creadora, fue uno de los inventos que les quitó varios dolores de cabeza a las miles de personas que cometían un error al escribir con lápiz de pasta en algún documento importante o prueba en el colegio. Este artículo fue inventado por Bette Nesmith Graham en 1951, y originalmente tenía el nombre de Mistake Out -"fuera errores" en español-. Bette ofreció su invento a la famosa empresa de productos informáticos IBM, sin embargo, esta no se mostró interesada. Finalmente, su creadora decidió vender el producto con el nombre Liquid Paper directamente desde su casa durante 17 años. En 1968, el producto se volvió un negocio bastante rentable, llegando a ser vendido a la Global Gillette por US$ 47,5 millones en royalties durante el año 1979. Más de 20 años después, esta y las otras marcas afines de este producto fueron adquiridas por la estadounidense Newell Rubbermaid.

Sacacorchetes


Un artículo clásico de toda oficina es la corchetera, pero si no existiera también el sacacorchetes, en más de una ocasión algún trabajador se habría visto complicado al juntar por error dos documentos que no tenían ningún tipo de conexión.

La historia de este artículo comienza en el siglo XX, en que ya existían utensilios con funciones similares; sin embargo, la versión modificada de este objeto fue finalmente ideada por William G. Pankonin. En tanto, la forma similar a la que existe actualmente fue patentada por Joseph A. Foitle, de Overland Park, durante mayo de 1969. Sin embargo, el permiso definitivo de la patente recién se concedió en diciembre de 1971.

Actualmente, este error ha sido tan incorporado a la conducta humana que los diseñadores de este producto han optado por incorporar a la parte superior de las mismas corcheteras una tecnología que cumple la función de un sacacorchetes para evitar tener que manejar estos dos artículos por separado.

La tecnología de correos Gmail


A diario, cientos de trabajadores deben responder una docena de correos al día. Sin embargo, el problema está cuando estos llegan fuera del horario de oficina. Más de alguna vez, alguien ha estado en un evento social, cuando un correo de trabajo se interpone en el festejo, debiendo responder pese a haber bebido un par de copas. Gracias al sistema de Gmail, esto ya no es un problema, ya que el sitio permite restringir el envío de correos en determinadas horas, previniendo así cualquier tipo de error o imprudencia laboral.

Lápiz grafito con borrador


Pese a que el lápiz grafito ha sido uno de los inventos más icónicos de la historia, su fiel compañero, la goma de borrar, se robó un poco el protagonismo. Joseph Priestley fue quien en 1770, y por casualidad, descubrió que frotando un trozo de caucho sobre un papel en el que se había pintado anteriormente con un lápiz, la marca desparecía completamente y al instante. Pero no sería Priestley el que lucrase con su descubrimiento, sino que fue Edgard Nairne quien lo empezó a comercializar, por un valor de tres chelines por cada una de las goma de borrar que vendía.

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