Dólar Obs: $ 953,75 | -0,27% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.222,33
IPC: 0,40%
Teatro Municipal de Santiago

"Manon": ballet para mayores de 30

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Carmen Gloria Larenas
Cultura
El Mercurio




La trágica historia de Manon Lescaut, original del Abate Prévost, y en su versión en danza del británico Kenneth MacMillan, estrenada en 1974, fue creada para y con los bailarines británicos Antoinette Sibley -reconocida por su capacidad interpretativa- y Anthony Dowell, la gran estrella inglesa de la danza masculina. Para comenzar, el creador les exigió leer la obra original. Sibley y Dowell superaban los 30 años.

Poco ha cambiado desde entonces: "Manon" sigue siendo un ballet para "grandes". Con alguna excepción, la variedad de emociones, las contradicciones que una y otra vez tensionan la historia, exige intérpretes con dominio técnico, pero sobre todo expresivo. Y en el caso de los protagonistas, además, gran fiato para sobrellevar los cuatro pas de deux , en extremo difíciles, que marcan los momentos importantes de la historia.

La muy joven y talentosa Katherine Rodríguez demuestra su fortaleza y valentía al encarnar un personaje complejo que, claramente, excede su capacidad interpretativa actual. Parece siempre estar en un mismo estado de ánimo, en una especie de ingenuidad perpetua, a excepción del final, donde empalma con facilidad con la Manon víctima de su destino, ya derrotada y a punto de morir. Sin duda, en todo orden de cosas, es más fácil llorar que transitar por emociones ambiguas. Al mismo tiempo, sus líneas son fantásticas y tiene una técnica fuerte, pero eso no alcanza para llegar a puerto.

Luis Ortigoza está en el otro extremo, donde la interpretación supera ya lo técnico. Con su oficio y madurez sostiene la historia, pero no siempre llega a salvar los pas de deux donde más que un diálogo entre dos amantes, termina siendo un monólogo. Su generosidad con la joven Rodríguez se percibe enorme, claramente un gesto para dar paso a las nuevas generaciones.

En otros roles, destacaron Rodrigo Guzmán, muy bien como Lescaut, tanto en lo técnico como en lo interpretativo; Maire Ramírez, como la Mistress; Miroslav Pejic, como el poderoso y miserable Sr. GM; y el odiable carcelero de Agustín Cañulef. También el mendigo de Lucas Alarcón estuvo a la altura.

Desiguales los Gents de Emmanuel Vásquez, Gabriel Bucher y Germán Esquivel y magnífica Georgette Farías en el rol de la dueña del prostíbulo, que puede parecer de menor relevancia, pero que es, en realidad, esencial para vincular las decenas de personajes en escena y recrear el París de la época. Menos logrado resulta el vestuario diseñado por Peter Farmer, en deuda con una puesta muy lograda en lo escenográfico.

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia