Japón aún almacena 166.000 toneladas de desechos radiactivos en depósitos temporales, tras la radiación de la accidentada central nuclear de Fukushima en 2011. Los desechos están en almacenes temporales, sin que el gobierno pueda trasladarlos a los depósitos construidos especialmente para albergarlos, ya que los municipios donde se sitúan estas instalaciones han mostrado su firme oposición a recibirlos. El gobierno, por su parte, ha insistido en que es necesario el traslado, ya que en muchos casos los depósitos temporales son solo casetas de plástico, incapaces de soportar lluvias intensas o sismos.