"Tienes que saber cómo buscar, incluso si no sabes qué estás buscando". La frase es de Roberto Bolaño y se lee en inglés en la tarjeta de presentación del scout literario español José Hamad. Ex editor de los sellos Debate y 451, desde hace cinco años se dedica precisamente a buscar: anda tras los escritores hispanoamericanos que deberían cruzar las fronteras de su lengua y ser traducidos. Junto a su socia Camila Enrich, les propone periódicamente, y por un pago mensual, a las editoriales Rizzoli, de Italia;, Wereldbibliotheek, de Holanda, y Cappelen Damm, de Noruega, qué argentino, mexicano o chileno deberían publicar. Que Bolaño esté en su tarjeta no es cosa de gustos: antes del impacto mundial del autor de 2666 no existían scout en el mundo hispano. Parte de los pocos cazatalentos editoriales de Hispanoamérica, Hamad terminó de conocer la realidad literaria chilena al participar en el Salón de Derechos de la reciente Feria Internacional del Libro de Santiago. Ahí, editores de Alemania, Colombia, México y Argentina, entre otros, se encontraron con sus pares chilenos para echar a andar trabajos conjuntos, negociar derechos, etc. Entre ellos, Hamad anotaba nombres, conseguía libros, se sorprendía. "Me ha llamado mucho la atención el ecosistema editorial chileno", dice. "Los grandes grupos (Planeta y Penguin Random House) son importantes, pero no reinan por completo. Hay un movimiento muy fuerte de independientes que está generando una constelación literaria muy rica y muy variada. Me atrevería a decir que en Chile las editoriales pequeñas juegan un papel mucho más importante que en España, por ejemplo, donde no hay sellos pequeños de la fuerza de Alquimia, Cuneta, Hueders, Libros del Laurel, Montacerdos o La Pollera", agrega. -Así como valora el sistema editorial, ¿le parece valiosa la literatura chilena? -Absolutamente. Llevo leyendo cosas chilenas desde hace algunos años y me parece que es súper rica. Tienen una serie de autores en torno a los cuarenta, pero también menores, mucho más ricos que lo que se puede encontrar en varios países de habla hispana, por supuesto, más que en España. Vengo siguiendo la obra de Alejandro Zambra, Diego Zúñiga, Nona Fernández, Lina Meruane... Seguro me dejo a muchos. Llegar acá me ha permitido ver que hay más nombres. Me llevo listas y listas de autores que hay que leer. Creo que tiene que ver con esa riqueza de las editoriales independientes pequeñas, que permiten que gente joven esté publicando, a veces demasiado joven. -¿Cómo ve a Zambra a nivel latinoamericano? -Zambra tuvo un boom internacional en el último año en Estados Unidos y ese eco se ha propagado. Ya desde hace años era un referente de una nueva generación latinoamericana, pero ahora quizás es el máximo exponente. Las modas son siempre caprichosas, quizás hace tres años te habría dicho otro nombre y en tres años más te diga otro, pero desde luego Zambra ya tiene reconocimiento internacional. Su última novela, Facsímil , será publicada en inglés por Penguin Random House. En este momento , Zambra es el autor latinoamericano de su generación , por encima de otros importantes, como Juan Gabriel Vásquez o Yuri Herrera. -¿Existen otros autores chilenos, jóvenes o no, que también puedan ser leídos fuera de Chile y tener impacto? -Diego Zúñiga es uno de los narradores que más me interesan de su generación. Ya fue traducido al francés y al italiano. Ahora va a ser traducido en Estados Unidos por Coffe House Press, una editorial independiente que tiene mucho peso; por ejemplo, situó en el mercado norteamericano a la mexicana Valeria Luisselli. Luego, creo que tiene que llegar el momento en que Lina Meruane de verdad tenga una carrera internacional. Es una autora un poco más compleja, pero es de un valor excepcional y debería estar traducida a muchas más lenguas de lo que está en este momento. Para mí, Missing , de Alberto Fuguet, es uno de los mejores libros publicados en español de la última década y considero una lástima que no haya tenido el recorrido internacional que se merece. Pero tiene que ver con muchos factores: tener al agente adecuado, publicar en la editorial precisa, hacer un tipo de literatura que en ese momento esté funcionando, que se lea bien en otras lenguas y rebote contra tradiciones de otras culturas, etc. No siempre pasa. A Zambra se le alinearon todos los planetas, aparte de ser un muy buen autor. -¿Y autores comerciales chilenos existen para el mercado internacional? -Varios de mis clientes publican a Isabel Allende, pero Allende es un poco como Bolaño, que ya ni es chilena. Marcela Serrano tiene muchísimo éxito en Italia. Es un caso paradójico el de la literatura chilena. En general, lo que se traduce internacionalmente del español de literatura comercial, no así literaria, es en un porcentaje altísimo escrita en España. Y hay muy pocos autores latinoamericanos de literatura comercial, por muy exitosos que sean en sus países, a los que se traduce en Europa. Y sin embargo hay unos cuantos chilenos que están ahí. Como Marcela Serrano, Carla Guelfenbein o Elizabeth Subercaseaux, que también ha sido traducida en Alemania. Son varios. Y vamos a tratar de mencionar un autor mexicano o argentino que tenga ese peso internacionalmente en literatura comercial. No hay. -Desde que trabaja como scout, ¿ha notado el impacto del boom Bolaño en la mirada hacia América Latina? -Creo que Bolaño ha sido muy importante en que desde Estados Unidos se esté mirando hacia la literatura en español como algo potencialmente interesante, tanto a nivel literario como comercial. Quizás sin Bolaño yo no tendría este trabajo. Quizás el éxito de Carlos Ruiz Zafón a nivel comercial y de Bolaño a nivel literario han hecho que de nuevo la literatura en lengua española, después de unas décadas en que todo era el boom o epígonos del boom , tenga una relevancia internacional a nivel de fenómeno. Y eso lo ha procurado ese doble efecto de Ruiz Zafón y Bolaño. Los scouts en lengua española son post Bolaño. No existían antes. -¿Encuentra epígonos de Bolaño? -Hace rato. Es normal. La otra vez hacía una broma entre editores y decía: "Qué bueno este Knausgard y la que se nos viene encima, ahora todo el mundo nos va a contar su vida". Es como el cuadro de Goya: "Los sueños de la ilustración producen monstruos". -Muchos editores funcionan así: buscan el nuevo Knausgard, el nuevo Dan Brown. -También muchos escritores. Pero sí, la industria lo alienta. Las cincuenta sombras de Grey produjo que mucha gente que había estado escribiendo literatura erótica saliera del armario editorialmente y empezó a funcionar. Pero también mucha gente que no había escrito literatura erótica se puso a hacerlo... Ahora lo que viene es el thriller doméstico. Me hace gracia hasta el nombre. Son estos thrillers íntimos, familiares, como Perdida , de Gillian Flyn, como La chica del tren , de Paula Hawkins. Es lo que está de moda, aunque las modas son muy rápidas. Cada vez el consumidor es más rápido. -¿Cómo interpreta la llegada del agente Andrew Wylie a España? -Wylie no abre de momento oficina en España, sino que nueva división especializada en lengua española, lo que es muy importante. Cristóbal Pera (ex director de Penguin Random House México) llega a la agencia para operar desde Nueva York y Londres. Wylie es una de las grandes agencias y todo el mundo tiene sus ojos puestos en lo que hagan. Marca la agenda de los editores de todo el mundo. Con esta movida lo que está diciendo es: "Atención, la lengua española es importante". Eso nos conviene a todos. Dependiendo de cuán bien se mueva, va a generar más traducciones al inglés.