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Colegio Nocedal de la población El Castillo:

En La Pintana, tecnología y sustentabilidad son conceptos que van de la mano

lunes, 14 de septiembre de 2015

Margherita Cordano F.
Educación
El Mercurio

Con talleres que incentivan el trabajo práctico, los alumnos han aprendido a trabajar en pos de necesidades actuales sin descuidar las del futuro. El trabajo en equipo les ha permitido organizar y expresar mejor sus ideas.



Lo primero que se escucha al entrar al laboratorio de Ciencias de la Escuela Nocedal de La Pintana son pollitos piando. Son siete y están dentro de un corral de cartón construido por los niños de 5° básico, la generación a cargo de cuidarlos. "Estamos tratando de ver cuáles son gallinas collonca, una raza mapuche que pone huevos verdes. Para eso estamos estudiando sus características físicas y midiendo su comportamiento", explica Allen Iturra, uno de los alumnos que diariamente los supervisan.

En la bitácora que mantienen, los niños registran lo que van observando. En el último tiempo notaron que uno de sus pollos demora solo 45 segundos en salir del laberinto que le armaron, dos minutos menos que hace unas semanas: la hipótesis es que se acostumbró al terreno y no se asusta como antes.

"Además le hicimos asociar el ruido de un clicker -botonera con sonido- a la idea de comer. Y cada vez que avanza en el laberinto lo apretamos, para que entienda que hay una recompensa si sigue", explica un entusiasmado Bastián Cayunir. Es quien más tarde explica sobre el monitoreo que hacen a la incubadora donde mantienen 48 huevos.

"Medimos la temperatura y humedad que hay adentro, dos cosas importantes para que nazcan bien. La tecnología de la máquina nos ayuda con esto".

El cuidado de pollos es una de las muchas iniciativas que resaltan uno de los pilares fundamentales de esta escuela técnico-profesional, que privilegia las clases prácticas y se enfoca en enseñar sobre innovación sustentable. En la práctica, esto significa que a los alumnos se les guía para usar la tecnología para una necesidad del momento, pero sin olvidar el largo plazo y lo que esa acción podría generar a futuro.

Este objetivo se canaliza a través del proyecto "Tecnología, Innovación y Desarrollo Sustentable", que se aplica a partir de 5° básico en clases de Educación Tecnológica. Sus buenos resultados hicieron que el establecimiento fuera seleccionado para formar parte de la Red de Escuelas Líderes de Educación en Pobreza, iniciativa de la Fundación Chile, Fundación Educacional Arauco, Minera Escondida y "El Mercurio", cuyo propósito es destacar la labor de colegios que entregan educación de calidad en contextos de pobreza.

De los 762 estudiantes hombres con que cuenta el Colegio Nocedal, 70% es calificado como prioritario y el 30% restante como vulnerable. En su mayoría pertenecen a la población El Castillo, donde se ubica el establecimiento. El colegio, que funciona bajo el amparo de la Fundación Educacional Nocedal, es gratuito.

Competencias

Además de aplicar la tecnología de las incubadoras para ayudar a preservar y más tarde estudiar una especie, otras iniciativas sostenibles del colegio se asocian con su huerto. Ahí cuentan con molinos y paneles solares.

"Toda la energía llega a un sistema eléctrico con baterías que la almacenan. Los alumnos se encargan de monitorear eso y controlar, por ejemplo, el reloj de riego", explica Patricio Acuña, profesor a cargo del proyecto.

A su lado, Carlos Álvarez e Iván Campos, de 3° medio, revisan a través de un computador estadísticas asociadas con el invernadero del colegio.

Que los alumnos se entusiasmen por entender más sobre sistemas eléctricos y mecánicos no es casualidad. Desde enseñanza básica el establecimiento dedica seis horas a la semana a este tipo de proyectos prácticos, los que se realizan por etapas: se comienza por el trabajo dirigido, donde el profesor entrega una propuesta de trabajo -construir en madera un modelo de grúa orquilla, por ejemplo- y el estudiante sigue las instrucciones.

A medida que se avanza de curso, el trabajo comienza a ser semidirigido, hasta llegar al independiente, donde los estudiantes entregan propuestas para solucionar problemas a su alrededor.

Ivo Salas (1° medio) actualmente trabaja en perfeccionar un interruptor diferencial, para que, al tocar los cables de la corriente, esta se corte y los niños no se electrocuten. El trabajo lo hace junto con tres compañeros, con los que tuvo que crear planos y ponerse de acuerdo en las ideas. "Los proyectos nos han ayudado mucho en cuanto al desarrollo de competencias. Se trabaja bien en equipo y los jóvenes aprenden a expresar sus ideas", explica Patricio Acuña.

Un ejemplo de esto es el desmalezador que diseñaron los estudiantes de generaciones anteriores y que actualmente perfecciona un grupo de alumnos de 4° medio. "En invernaderos o espacios libres siempre hay plantas indeseadas, por lo que trabajamos en crear una herramienta que contenga cuchillas y un láser para quemar de raíz la maleza. Funciona con energía solar y hace el cultivo más orgánico, porque elimina el uso de pesticidas", explica Alexander Osses, miembro del equipo que lo ensambla.

El año pasado, luego de ganar un concurso nacional para dar soluciones creativas a problemas comunes, los ex alumnos que iniciaron el proyecto recibieron un millón y medio de pesos. Con eso, los estudiantes actuales hoy perfeccionan el prototipo: lo construyeron en acero inoxidable y lo acondicionaron a las medidas de su propio invernadero.

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