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Financiando un nuevo negocio

domingo, 13 de septiembre de 2015


Ediciones Especiales
El Mercurio

En Chile, los emprendedores invierten, en promedio, menos de $10.000.000 para iniciar su aventura empresarial.



Cómo y dónde obtener recursos

No se necesita mucho dinero para iniciar un negocio. Según la Agencia Estadounidense para la Pequeña Empresa, SBA, el 98% de los nuevos negocios en ese país se inician solo con el dinero de los propios emprendedores, con un aporte promedio no mayor a US$20.000. En Chile, los datos del Global Entrepreneurship Monitor, GEM, estiman que en promedio el aporte inicial es de menos de $10.000.000, de los cuales el 71% proviene de recursos propios.

Una nueva empresa, como su nombre lo indica, no tiene "historia", lo cual hace complejo acceder a financiamiento tradicional (deuda mediante un crédito) y, por lo tanto, en las primeras etapas de su vida obtiene recursos generalmente de fuentes informales o, en el caso de Chile, a través de fondos públicos que el Gobierno establece a manera de subsidios, muchos no reembolsables.

Un buen financiamiento en las etapas tempranas es muy relevante para sortear el "Valle de la Muerte", etapa que va más o menos desde la concepción y puesta en marcha del negocio hasta los cuatro años, período en el cual la gran mayoría de las nuevas empresas desaparecen, principalmente porque no son rentables (ver figura).

Veamos las fuentes de financiamiento más relevantes en las primeras etapas:

1. Las 4F: Son el "puntapié" inicial de casi todo nuevo negocio. Se les conoce como las 4F por las palabras en inglés de fundadores, familiares, amigos e inversionistas informales (founders, family, friends and foolhardy investors).

Este financiamiento es vital para el nuevo negocio, ya que permite tener los primeros recursos para formalizar la empresa. Del monto que comprometan los fundadores también depende el que otras personas se entusiasmen. Normalmente este tipo de inversión se da de manera informal, sin mucha evaluación del proyecto ni muchos mecanismos de control. Esto es una ventaja ya que, si bien los montos que se pueden obtener no son muchos, son fáciles y rápidos de conseguir.

Sin embargo, gracias a las nuevas tecnologías de información y al concepto de redes sociales desde hace algunos años existen mecanismos de microfinanciamiento colectivo, conocidos como crowdfunding, mediante los cuales un emprendedor puede conseguir dinero y otros recursos.

El crowdfunding es un claro ejemplo de cómo la innovación, el uso de plataformas tecnológicas y el emprendimiento pueden converger para desarrollar formas muy creativas e innovadoras, incluso en el financiamiento.

2. Fondos de capital semilla: Son mecanismos formales, muchos de ellos de origen público (gubernamentales) que entregan financiamiento en etapas muy tempranas de la vida del negocio. Ayudan a complementar los requerimientos iniciales de dinero adicionales a las 4F.

En Chile, algunos de los fondos más conocidos son los del Servicio de Cooperación Técnica, Sercotec, que se enfocan principalmente al fomento de la microempresa con programas específicos como Capital Semilla Emprendimiento. También desde hace unos tres años hay un programa para microempresarias llamado Capital Abeja.

Si tomamos en cuenta que, según datos del SII, cerca del 65% de las empresas formales son consideradas microempresas, Sercotec tiene mucho que ofrecer para estos emprendedores de sectores más tradicionales.

Otro es el Capital Semilla de Corfo que "apoya actividades conducentes a la creación, puesta en marcha y/o despegue de una idea de negocio". Este fondo actualmente está operando a través de entidades patrocinadoras como lo son las incubadoras de empresa, como la aceleradora de nuestra universidad, UDD Ventures.

Un tercer ejemplo es StartUp Chile que en su momento financió hasta $40.000 dólares por proyecto. En sus inicios, atrajo emprendedores extranjeros que quisieran iniciar un negocio en Chile, pero ahora también apoya a emprendedores nacionales.

Muchas entidades privadas también se están sumando al financiamiento de capital semilla a través de iniciativas de preaceleración o aceleración de negocios. Algunos ejemplos son Wayra (Grupo Telefónica) y 3M.

3. Inversionistas ángeles: Como su nombre lo indica, son personas generalmente naturales o redes de inversionistas, que ayudan a los emprendedores con financiamiento que permite la validación del modelo de negocio cuando la empresa ya tiene cierto volumen de ventas. Es decir, aportan con la inversión necesaria para la primera expansión.

Este financiamiento es muy útil para capital de trabajo (por ejemplo, comprar insumos o materias primas para producir a mayor escala) o equipamiento.

Los inversionista ángeles evalúan la empresa en función de su potencial de creación de valor y negocian un porcentaje de participación en ella. Si la firma es rentable, generalmente recuperan lo invertido, salen de la propiedad y ayudan a nuevos emprendedores.

Un ejemplo es Fundación Chile, bajo cuyo alero nació la red de inversionistas ChileGlobal Angels.

El "Valle de la Muerte"

Las empresas más viables con mejores modelos de negocios que se traducen en mayores ventas y mejor rentabilidad, van accediendo a mecanismos más sofisticados. Estos son fondos de mayor cuantía, muchos de ellos privados que permiten el crecimiento sostenido.

Aquí es donde aparecen el capital de riego o venture capital mediante el cual se hacen aportes más cuantiosos a la empresa. Como su nombre lo indica, estos fondos asumen mucho riesgo y, por lo tanto, esperan mayores retornos.

Otra característica del capital de riego es que generalmente toma parte de la propiedad del negocio, esperando que sea precisamente su inversión la que haga que este aumente de valor. Una vez que la empresa tiene una mayor valoración se retira, obteniendo los respectivos beneficios.

Algunas entidades financieras también están apoyando a emprendedores en etapas de consolidación, con algunos mecanismos crediticios con mejores condiciones.

Finalmente, aquellas empresas que logran un crecimiento sostenido y están en determinados sectores pueden optar por una oferta pública inicial de acciones y cotizar en la bolsa de valores. Esto es muy poco común en Chile pero es una práctica muy arraigada en economías más desarrolladas.

Recomendaciones: mejor alquilar que comprar, mejor tomar prestado que alquilar...

1. No es muy conveniente querer iniciar un negocio pensando que se necesita mucha infraestructura, personal y maquinaria. Empezar un negocio en una oficina premium en el barrio más exclusivo no siempre es una buena idea. Una regla simple: Mejor alquilar que comprar, mejor tomar prestado que alquilar.

2. Si se necesita invertir, mejor usar recursos personales, de amigos o familiares que se tengan a mano, pero que puedan hacerse "líquidos", es decir, convertir en efectivo fácilmente. Vender el auto o la colección de CD, siempre se podrá recuperar. Ojalá nunca usar la línea de crédito personal o tarjeta de crédito bancaria o comercial para financiar un nuevo negocio. Esto es deuda que se tendrá que pagar aun cuando al negocio no le vaya bien. Recordar siempre las 4F.

3. Procurar comenzar con algo simple a manera de experimento. Invertir muy poco y si falla, fallará rápido y barato.

4. Si el negocio comienza a andar, es importante conocer muy bien la estructura de costos. Siempre hay más costos de lo que aparentemente se planea y casi siempre hay que vender un poco más barato de lo que se tenía pensado. De nuevo, tratar de no endeudarse en el sistema tradicional para cubrir costos fijos.

5. Cuando el negocio tiene cierto nivel de viabilidad, recurrir al capital semilla o invitar a inversionistas ángeles es una buena opción. Esto diluye el riesgo y puede incorporar gente que ayude con la gestión del negocio.

HASTA EL DOMINGO

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