Los problemas de depresión, ansiedad y estrés que afectan a la madre después del parto, representan un problema importante que dificulta el apego con el niño e impacta negativamente en el desarrollo integral infantil. En Chile, la prevalencia de depresión a los dos meses posparto llega al 20% de las mamás, situación que muchas veces no es diagnosticada ni tratada. Para enfrentar esta realidad, la Fundación Patronato Madre-Hijo decidió crear un programa para dar apoyo psicológico a las madres que lo necesitaban. "La mayoría de las mamás que atendemos son jefas de hogar, adolescentes o madres solteras, quienes se encuentran muy solas al cuidado de sus hijos y sometidas a altos niveles de estrés", dice André Le Foulon, presidente de la fundación. "Por ello decidimos complementar la atención pediátrica que entregamos a los niños, con atención de salud mental para las madres que lo necesitan, con un equipo de psicólogas y psiquiatras. Además, potenciamos el apego y la estimulación temprana a través de talleres de lactancia materna y habilidades parentales", agrega. La doctora Paola Astudillo, coordinadora médica de la fundación, afirma que se observan efectos evidentes en los niños cuyas madres están con depresión o sufren de otro problema de salud mental. "Los niños se enferman con mayor frecuencia, están más irritables, tienen un menor desarrollo psicomotor, crecen menos y tienen más ansiedad", explica. Por ello, la institución decidió implementar un modelo de trabajo en que a sus atenciones pediátricas a los niños de 0 a 3 años, agregan el cuidado de la salud mental de las madres, para que sus trastornos del ánimo no afecten el desarrollo del niño y el vínculo madre-hijo. Mejor autoestima "Llevamos adelante este proyecto a partir de marzo de 2014, y hoy atendemos un promedio de tres mamás diarias a las que se hace una entrevista antes de ingresarla al programa", dice la psicóloga María Paz Peñaloza, directora del Área de Salud Mental de la fundación. En el corto plazo -dice- se ve que ellas mejoran su autoestima, se sienten con más confianza en su rol de madre, son más cariñosas y menos ansiosas. Esto tiene consecuencias en el menor muy reveladoras "como menor presencia de enfermedades respiratorias, mayor conexión con el entorno, mejor desarrollo psicomotor y niños más seguros de sí mismos", asegura la doctora Astudillo. Según investigaciones científicas en desarrollo infantil, es importante invertir en programas de prevención que intervengan lo más temprano posible, y que atiendan de manera apropiada a los niños que experimentan negligencia. Esto permite que estos menores tengan más probabilidades de obtener resultados positivos de largo plazo en su vida, y que contribuyan productivamente a sus comunidades.