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El premiado pianista abre mañana el Ciclo de Teclados UC:

Luis Alberto Latorre enfrenta uno de los mayores desafíos de su carrera

lunes, 03 de agosto de 2015

Economía y Negocios
Cultura
El Mercurio

El intérprete abordará toda la obra para piano solo de Schoenberg . "Es muy placentero de tocar, tiene gran sentido del humor y una belleza profunda", dice.



La inauguración del 3 {+e} {+r} Ciclo de Teclados del Instituto de Música UC, mañana, se convertirá en uno de los hitos musicales del año. A las 19:30 horas, en el Salón de Honor UC (Alameda 340), Luis Alberto Latorre interpretará toda la obra para piano solo de Arnold Schoenberg.

Será la culminación de un aprendizaje de varios años: "Es deber del instrumentista estar estudiando algo nuevo siempre, y no sólo lo que te invitan a tocar. Siendo pianista, cuando a uno le preguntan en qué está, ¡lo mínimo es estar en algo!".

El público es testigo de su compenetración con la obra de Schoenberg; partiendo por todas las veces que ha tocado el piano en "Pierrot Lunaire", y el rescate que hizo con Guillermo Lavado del arreglo para flauta y piano del Quinteto Op. 26, además de dos hitos de 2014: su brillante participación en la Suite Op. 29 con Aliocha Solovera y el Ensamble Contemporáneo UC, y su actuación solista en el Concierto para piano del austriaco, con la Orquesta Sinfónica.

En el recital tocará siete obras: "Voy a empezar con unas piezas que no tienen opus. Son tonales y románticas y Schoenberg las escribió a los 19 años. Y terminaré con las opus 33 A y opus 33 B, que son de un estricto lenguaje dodecafónico".

También abordará las opus 11, 19 y 23, que corresponden a la atonalidad libre; y la Suite Op. 25, cuyo carácter es carácter casi barroco, con formas como preludio, giga y minueto.

Latorre reconoce que es uno de los mayores desafíos que ha enfrentado. No sólo por la intrincada escritura de Schoenberg, sino también por sus exigencias técnicas, desde bruscos saltos dramáticos hasta una demandante articulación de las frases.

"Siempre se da a entender que Schoenberg es como un deber, que se hace por su importancia, pero que a nadie le gusta mucho tocarlo. Sin embargo, yo encuentro que eso es flojera nomás, porque si uno lo estudia, es muy placentero de tocar, tiene gran sentido del humor y una belleza profunda", remata.

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