Dólar Obs: $ 956,32 | -1,25% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.207,48
IPC: 0,40%


Tazas de té

sábado, 23 de mayo de 2015

Economía y Negocios

El Mercurio

Este recipiente especial para el té, con asa y platillo, es típico europeo. Su diseño surgió en el siglo XVIII, buscando hacer más fácil tomar la infusión caliente.



El té proveniente de China lo introdujo en Europa la Compañía Holandesa de las Indias Orientales durante la primera mitad del siglo XVII. Y aunque fue considerado un bien raro y exótico por varias décadas, poco a poco su demanda fue creciendo hasta convertirse, en el siglo XIX, en una de las bebidas más cotizadas y de moda.

A medida que su popularidad ganó terreno se generó, también, una necesidad por artículos asociados a su consumo. Entonces, esta empresa que tenía el monopolio del comercio asiático tomó ventaja de esto y comenzó a llevar al Viejo Continente, entre otras cosas, las tazas de porcelana que usaban los chinos. Eran cuencos sin asa, decorados con escenas y flores, y los europeos hacían verdaderos malabares para tenerlos en sus manos sin quemarse los dedos. Por eso muy pronto se hizo necesario agregarle un platillo, que servía para dejar descansar la taza sobre él cada cierto rato, pero también para vaciar el té con el propósito de enfriarlo y beberlo desde allí. Durante la segunda mitad del siglo XVIII, ese hábito se convirtió en una costumbre exclusiva de la clase trabajadora.

Se cree que hacia 1750, un hombre llamado Robert Adams diseñó el primer modelo de taza con asa acompañada de su respectivo platillo. Se dice que de inmediato tuvo gran aceptación entre los ingleses y que se mandó a hacer por encargo a China. Asimismo, durante el siglo XVIII las firmas europeas dedicadas a la fabricación de cerámicas conocieron la fórmula para hacer porcelana y comenzaron a producir buenos servicios de té en pasta dura, con tazas con platillos más pequeños y delicadas asas, incluso algunos decorados con motivos de chinoiseries.

El té y la hora del té alcanzaron su peak durante la época victoriana. Entonces, regalar tazas con platillos se convirtió en una costumbre entre las mujeres de alta sociedad, con ocasión de una despedida de soltera, una boda o como presente a la anfitriona de un evento social.

COLECCIONISMO

Hay diferentes maneras de armar una colección de tazas de té. Pueden reunirse, por ejemplo, tomando en cuenta el estilo o el origen de fabricación (porcelanas francesas, inglesas, alemanas), pero lo más común es hacerlo según las firmas manufactureras o el diseño. Así, hay coleccionistas que solo consideran piezas Royal Doulton, Limoges, Wedgwood, Haviland o Meissen. Otros, en cambio, se fijan únicamente en aquellas tazas con diseños florales, con motivos de rosas, chinoiseries o hechas durante el período en que Japón estuvo ocupado (1947-1952) después de la Segunda Guerra Mundial.

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia