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Cine

Escapes de Gas

sábado, 18 de abril de 2015

Economía y Negocios

El Mercurio




Excelente idea para un documental: la construcción del edificio de la Unctad (hoy GAM) en los años de la Unidad Popular. O bien: la relación entre la arquitectura y las artes plásticas en tiempos de efervescencia política. O: la vida de un edificio monumental a través de casi medio siglo. O: las peripecias de una obra escultórica a merced de los cambios políticos.

Estos son los materiales de Escapes de gas. La base del relato es un hecho histórico que está al borde del olvido.

En mayo de 1971, en un acto con la CUT, el Presidente Salvador Allende anunció que Chile había sido elegido para realizar la tercera cumbre de la ONU para el desarrollo, la Unctad III. Para responder a tal honor, agregó, habría que construir un edificio especial, el primer gran centro de convenciones de Santiago. El detalle es que la conferencia se inauguraba el 3 de abril de 1972, menos de un año después.

Urbanistas, arquitectos e ingenieros tuvieron solo unos días para concebir el edificio, que se emplazaría en Alameda, conectado con la Remodelación San Borja (otro tema por sí mismo: una obra mayor del movimiento de las "unidades vecinales" en los 60). Cientos de trabajadores y la mayoría de las empresas constructoras se organizaron en turnos de 24 horas para completar la obra en 275 días.

Los arquitectos habían pensado en algunas obras de arte para decorar los grandes espacios. Pero, en forma inesperada, decenas de artistas se presentaron para ofrecer sus talentos. Eduardo Martínez Bonati, designado curador, estableció las condiciones: un mismo valor para todas las obras -equivalente a 10 sueldos de un carpintero de primera categoría- y entregas con 30 días de antelación a la inauguración.

Al momento de ser terminado, el edificio de la Unctad III era una verdadera galería del arte chileno de la época. Tras la conferencia, el gobierno destinó el recinto a las actividades culturales. El golpe de 1973 canceló todo eso: el edificio pasó a ser la sede de la Junta Militar y fue bautizado Diego Portales. Muchas de las obras de arte fueron destruidas y otras tantas, retiradas o desechadas; entre ellas, la colosal chimenea que el escultor Félix Maruenda concibió para la salida de los gases de la cocina y el casino. En la última vuelta de tuerca, tras un incendio en 2006, el recinto recuperó la vocación de centro cultural.

Todas las excelentes ideas envueltas en esta historia están presentes en Escapes de gas. Están todas, pero ninguna en profundidad, y algunas hasta compiten con otras. Como si el volumen de información hubiese abrumado a los autores, la película parece debatirse entre el edificio, las obras de arte, los artistas, Maruenda (a quien está dedicada), la Unidad Popular y el golpe de Estado, sin decidir el motivo dominante. Sin embargo, esa lucha entre los materiales es un reflejo del poder expresivo que contienen, y también parte de la aventura fascinante que es Escapes de gas.

Escapes de gas Dirección:  Bruno Salas.  Con: Miguel Lawner, Félix Maruenda, Guillermo Núñez, Eduardo Martínez Bonati, Irma Cáceres, Jorge Wong. 73 minutos.

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