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Comercios de Chañaral y Copiapó arrasados por el aluvión enfrentan dramáticas pérdidas

miércoles, 01 de abril de 2015

M. Silva, V. Fuentes y A. Núñez
El Mercurio

La catástrofe climática dejó a varios locales bajo capas de lodo, mientras otros no pueden atender porque el agua los inundó y destruyó la mercadería.

Ha pasado una semana desde el aluvión en Chañaral y la Ferretería Mateco sigue sepultada bajo dos metros de lodo. Hasta antes del desastre, en los últimos cuarenta años, esta casa comercial fue el principal centro de materiales de construcción de la zona. Llegaban clientes de El Salado, Diego de Almagro e incluso de Potrerillos.

Hoy, se inserta en la destrucción que afecta al 80% del comercio de la ciudad.

De la Ferretería Mateco solo asoma el techo del galpón. Nicolás Álvarez Castillo, su dueño, con una pala en la mano y una mascarilla en el rostro, ya habla de empezar de nuevo. “Tengo que tratar de normalizar. Hay 15 personas que también dependen de esta empresa”, dice.

Sabe que no será fácil y no sabe cómo se recuperará de las pérdidas. “La última vez que el río creció e inundó mi local, en 1972, me tomó 6 meses. Ahora, la situación es varias veces más catastrófica”, dice.

Él está en la calle Merino Jarpa, la principal arteria comercial de Chañaral, que a lo largo de sus 7 cuadras fue alcanzada por un brazo del río. Junto a Meteco, en la misma esquina, permanecen sepultadas la casa comercial don Álvaro, un terminal de buses, un hotel, un jardín infantil.

Nelson Zamora, propietario de los supermercados Zamora, perdió dos de sus tres locales en la ciudad. “Perdí el 95 por ciento de mi mercadería en la bodega de calle Freire. Tengo 180 trabajadores, pero quedarán solo 35”, dice apesadumbrado.
El gobernador provincial Yerko Guerra afirma que se perdió el 70 por ciento del comercio de Chañaral y el 90 por ciento de El Salado, la localidad vecina.

Hasta nuevo aviso


En Copiapó, en tanto, el escenario es crítico. Según el presidente de la Cámara de Comercio, Arnaldo Papapietro, el 50% de los locales presentan daños. Del total, el 98% permanece hoy cerrado por la gran cantidad de lodo que inundó las calles y se introdujo en los inmuebles.

Al recorrer las calles de Copiapó, se observan cortinas abajo y letreros que advierten “cerrado hasta nuevo aviso”.

En el local de artefactos para el hogar “Todo a $500” se perdió la mitad de la mercadería en bodega. La dueña de la tienda, Orielle Adaos, está angustiada: “Tengo que pagar el arriendo, sueldos, y no hay forma de trabajar”, dice.

Giancarlo Contreras, dueño de una empresa textil que creó hace 12 años, relata que un muro se cayó con el alud y destruyó tanto maquinaria como mercadería. No sabe cuándo podrá reanudar labores y retornar el trabajo a sus 15 funcionarios.

“Fue todo muy rápido y no tuvimos tiempo para hacer nada”, se lamenta.

El retiro del lodo de las calles ha tardado más de la cuenta. Tampoco retorna el suministro de agua potable y el alcantarillado, lo que impide a muchos locales de expendios de alimentos reabrir en el corto plazo.

En el restaurante Reconto, su administrador Andrés Zamora valúa en $18 millones las pérdidas. “Aquí hay pérdidas en productos y lo que hemos dejado de atender al público”, explica.

En la Rosticería Italiana aún trabajan con palas para sacar el barro. El empleado Manuel Canto afirma que “tenemos para dos semanas más de limpieza. Aquí se perdieron todas las máquinas y la comida”.

En Farmasalud solo pueden atender a través de la ventanilla que hay en la puerta. Han preferido mantener esta modalidad para evitar saqueos. Verónica Borneck, administradora, está preocupada porque no reciben mercadería hace días.

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