Con una lechería partió en 1975 la historia de los helados San Francisco de Loncomilla, en la comuna de San Javier. "Compramos animales y comenzamos a producir leche que le entregábamos a la cooperativa de Talca. Pero ellos no respondían mucho, así que optamos por procesar nosotros la leche en la cocina y producir queso fresco", recuerda Francisco Mac Clure, dueño y gerente de San Francisco de Loncomilla. El queso fresco lo vendían en el camino y lo fueron mejorando hasta llegar a los supermercados. Al disminuir la materia grasa del queso, les quedó la crema, y con ella hicieron mantequilla y luego helados, que diferenciaron preparándolos como postres. "Mi hija Marie Anne es repostera, y ella fue la que preparó los postres con el helado", recuerda Francisco. Las primeras versiones fueron Selva Negra, Praliné y Suspiro Limeño. "En 1992 nos fuimos de San Javier a Talca y de ahí al resto del país", dice Mac Clure. Hoy San Francisco de Loncomilla tiene veinte variedades de postres helados, seis de fruta y cinco versiones Light. En los meses de verano venden más de 300 mil litros al mes y 100 mil unidades de queso fresco. Han incursionado con la venta de postres en versión individual y envases de cinco litros, y se preparan para sacar al mercado un queso fresco con 0% de materia grasa. Al consultarle sobre ofertas de compra, Francisco Mac Clure dice que no venderá la empresa, porque toda su familia trabaja ahí. "Mis seis hijos y mi señora Marie Anne Lyon estamos involucrados desde que empezamos, porque los helados los hacíamos en la cocina de la casa y los íbamos probando con los niños", dice Mac Clure.