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Dos tercios del total lo hacen:

Usuarios de redes sociales admiten que su perfil es más atractivo que su vida real

domingo, 04 de enero de 2015

Economía y Negocios

El Mercurio

Un estudio en Reino Unido mostró que se tiende a exagerar en lucir la mejor cara y que los jóvenes entre 18 y 24 años son los que más tienden a hacerlo.



No hay una sola manera de entender los comportamientos que parecen surgir con el uso de las redes sociales. En una primera instancia, las relaciones virtuales se han vuelto sospechosas de numerosas patologías. Pero visto con ojo experto, un dato como el que dos tercios de los usuarios mienten en sus perfiles para lucir más atractivos, no es tan extravagante.

El dato viene de un estudio hecho por la red social británica Pencourage, que permite postear de manera anónima verdaderos diarios de vida (recibe más de 640 mil posteos diariamente). Dos tercios de los encuestados reconocieron adornar sus perfiles, dicho en chileno, inflarlos un poco. Y los más tentados a hacerlo son los jóvenes entre 18 y 24 años.

"En las redes sociales puedo escoger cómo me muestro a los demás, cómo me veo y en los momentos y en el tiempo que yo quiero. Entonces, por una parte, al no ser 100% sincrónico como en un cara a cara, es posible mentir mucho más y dar una impresión distinta. Por ejemplo, es posible pensar más las respuestas y escoger el mejor enfoque para una selfie , que es el máximo ejemplo de esta tendencia", plantea Daniel Halpern, investigador del think tank de la UC Tren Digital.

En busca de aceptación

El académico explica que, sobre todo a esa edad, existe una necesidad de aceptación mayor. "Cuando estás en la adolescencia o un poco mayor, estás tratando de encajar en distintos círculos de amigos. Por ejemplo, universitarios, entonces por las ganas de ser algo, sin pretender engañar, puede haber una disociación entre la imagen y la identidad", agrega.

Sobre esta disociación, la psicoanalista Gisela Forer plantea que memoria y recuerdo no son lo mismo. "En términos muy generales, la memoria es la inscripción de la experiencia y no se recuerda exactamente cómo ocurre. Siempre hay una edición que está atravesada por distintas dimensiones. Esta disyunción hace que el ser humano tenga ganas de escribir o registrar una historia de la cual poder apropiarse y que lo unifique en cierta manera. Una impresión mía es que Facebook permite eso: una modalidad de la inscripción de la historia, como podría ser un álbum de fotos o un diario de vida, pero con alguien más que sepa quién eres".

Su síntesis es que todos distorsionamos nuestros recuerdos, pero que en las redes sociales se presentan las características y riesgos propios de estos medios: que son públicos, están abiertos y generan exposición.

Además, tratándose de adolescentes, ella explica que el uso de Facebook es más una "vía de encuentro amoroso". "Y cuando uno anda de conquista, quién no se luce un poco más. Cuando estás en el cortejo, en esa danza, obviamente usas la red de esa manera", explica.

Agustín Martínez-Molina, académico de la Universidad de Talca y PhD en Psicología, va aún más lejos. "Es un mecanismo sicológico natural. Todos tenemos incongruencias y motivaciones para sostenerlas. Y tendemos a subestimarlas. Por ejemplo, si tienes un aspecto de tu vida que no te gusta o un pensamiento que no te está gustando, y tienes otro que sí te gustaría, una forma de resolverlo es a través de Facebook, dibujando una realidad que en cierta forma te haría sentir más feliz. Porque es un hecho que si escribes cosas positivas sobre ti, es probable que te sientas mejor. Pero es un bienestar en el corto plazo, habría que ver qué pasa en el mediano o largo".

El académico trae a colación un experimento con mujeres en que las hacen escribir un papel con sus cosas positivas y otro con sus aspectos negativos. "Hay que trabajar con pensamientos positivos para mantenerlos y con los negativos para gestionarlos. La gente que no maneja sus pensamientos negativos tiene más problemas".

Mentiras verdaderas

Martínez-Molina agrega que los estudios clásicos de implantación de memorias falsas plantean que si se lee un hecho, aunque sea mentira, "aproximadamente un 25% de la gente se lo cree. Eso quiere decir que si en Facebook alguien escribe algo, hay posibilidades de que otras personas lo crean".

La disonancia entre el ser digital y el ser real es algo que Halpern ve más como un problema. "Todos los estudios indican que cuando se está frente a un público, la forma en que la persona se proyecta finalmente incide en su identidad. Cuando se pone x cosa en una red social, se produce una interacción y la persona se empieza a creer el cuento. La propia identidad se acopla a la imagen que se está proyectando. Pero el conflicto viene por las personas que conocen a ese usuario en el off line , que notan una discordancia en cómo se está relacionando con los demás en las redes sociales y en la vida real".

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