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El guionista de "Los 80" explica el final: "El proceso de Juan lo llevó al amor de su vida"

lunes, 22 de diciembre de 2014

Economía y Negocios

El Mercurio

Anoche finalizó en Canal 13 una de las series más premiadas de la TV chilena. Rodrigo Cuevas, autor de la historia, asegura que se la jugó por la coherencia de los personajes y admite que el desenlace es controversial.



El guionista Rodrigo Cuevas acaba de ver, por primera vez, el último capítulo de "Los 80". Lo escribió hace un mes pero nunca había visto las escenas en pantalla. Se ve conmovido, tocado. Dice ser autoexigente, perfeccionista, obsesivo, y teme que ciertos detalles no se hayan entendido o que otros distraigan de lo esencial. Pero sabe que él es así y que tiene que convivir con eso. La serie de Canal 13, que anoche finalizó su séptima y última temporada, es su trabajo más sentido. Por él ganó tres premios Altazor al mejor guión de la televisión chilena y, el año pasado, el premio Fotech.

-Ana y Juan se quedan juntos. Muchos no esperaban eso.

"Contemplé las dos posibilidades. Al inicio de la temporada, cuando veíamos a un Juan Herrera desolado, pensar en dejarlos separados se veía como algo durísimo. En la medida en que fuimos avanzando en la historia, me fui dando cuenta de que era posible. Alejandra (Amaya Forch) se convirtió en un personaje tan encantador y veíamos a Juan tan bien con ella, que era fácil dudar. Y seguí con la duda hasta el final. Pero cuando me puse a escribir el último capitulo, ya tenía clara la decisión. Juan hace un gran viaje de madurez, de autoconocimiento. Y eso finalmente está al servicio de volver a encontrarse con su mujer, con el amor de su vida. Él llega al final de este viaje convertido en un mejor hombre".

-¿Fue como un regalo para el público el que los Herrera se quedaran juntos?

"Sí, un regalo para quienes nos acompañaron durante tanto tiempo. Puede tomarse como una decisión conservadora, pero llevamos a los personajes a un punto en que también habría sido coherente que se quedaran separados. Y mantuvimos el dilema vivo hasta el final. El dilema de Juan era real, y mucha gente hubiera optado por un camino y otra tanta, por el otro. Por eso, no todo el mundo estará de acuerdo con este final. Habrá opiniones divididas. Y eso es lo interesante".

-¿Por qué el personaje de Félix tuvo que pasarlo tan mal en los últimos 25 años?

"A través de su experiencia redondeamos la reflexión sobre la historia de Chile que intentamos hacer con esta serie. A través de él dijimos que la década del 80, que fue tan determinante para los chilenos, seguía estando ahí como un fantasma que lo siguió en los años que vinieron".

-¿Se refiere a las cosas que tenemos pendientes como país?

"Sin duda. La historia de Félix está puesta ahí para eso. Para mostrar cómo las cosas pendientes, los traumas no enfrentados, pueden condicionar la vida de alguien y también la vida de un país. Yo creo que, como dijo el personaje de Sybilla, la verdad libera al que la escucha y al que la dice. Y yo siento que en Chile aún somos prisioneros de verdades que no se han dicho con todas sus letras y que no hemos aprendido lo que debemos aprender".

-Cuando empezó a escribir la serie, ¿se planteó llegar a este tipo de reflexión?

"Sí. Pero no sabía si lo íbamos a lograr. Yo venía de una experiencia fallida: la teleserie 'Hippie', mi primer trabajo, que ambicionaba contar muchas cosas, pero tenía un héroe (Zabaleta) que desde el primer minuto tenía todo claro y no hacía ningún viaje interior. Esa experiencia nos mostró que si queríamos abordar ciertos temas y llegar a algunos puntos de reflexión, había que partir con una familia muy discreta en lo político y hacer el proceso con ellos. Había que hacerlos experimentar la dictadura hasta llegar a un punto en que ellos desarrollan una convicción sobre lo que estaba pasando. Y el espectador hizo ese viaje con ellos".

-La serie pasó por muchas etapas. Primero, de nostalgia; después como un thriller político; y ahora, como un relato sobre los chilenos hoy. ¿Pensaba que sería así?

"No, no estaba planificado así. La serie se empezó a hacer más intimista en la medida en que fuimos avanzando. Habíamos logrado una empatía con el público que nos permitió eso. Hacer viajes más intimistas con los personajes es más complejo, para lograrlo hay que tener una audiencia muy cómplice. Y pudimos darnos ese lujo".

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