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La raíz del miedo

jueves, 18 de diciembre de 2014

Eduardo Ruiz-Moreno N.



La causa del miedo es el temor a lo desconocido, la inseguridad de no saber lo que ocurrirá después. El miedo nos congela, nos deja sin capacidad de reacción y nos impide avanzar. En lo económico, al miedo lo llamamos incertidumbre y la incertidumbre tiene como resultado una menor dinámica en el gasto, la inversión y como consecuencia un aumento en el desempleo.

Esta incertidumbre no es provocada por el sector empresarial como rechazo a las reformas, sino que comienza por las personas, quienes ante el temor a lo desconocido cambian sus hábitos de consumo y guardan sus ahorros como resguardo a una posible situación de cesantía.

Lo que estoy escribiendo es básico y por su simpleza, la solución debiera encontrarse rápidamente. Son las autoridades quienes manejan las expectativas, por lo tanto espero tomen en serio el tema del miedo y modifiquen su agenda hacia una que traiga certezas y seguridades y aplaque la incertidumbre a la que nos hemos enfrentado durante este 2014.

Si se han cometido errores debido a la presura en la aprobación de reformas importantes, es de esperar que por el bien del país, éstos se modifiquen y vayan en la dirección correcta. No son solamente las grandes empresas las que se perjudican con los cambios que se están realizando. Por ejemplo en el ámbito tributario, son los pequeños y medianos emprendedores los que se verán mayormente afectados pues de pasar de una contabilidad simple, se ha pasado a un sistema dual que requerirá de la contratación de expertos para poder cumplir con los deberes tributarios. Esto trae por supuesto un mayor costo para el emprendimiento.

La dinámica de la economía parte por la demanda de las personas y no por la oferta del empresariado. Por lo tanto culpar a este grupo por la violenta caída del producto no es más que demagogia ya que como explicamos anteriormente, han sido las personas las que han dejado de consumir por la incertidumbre ante tanta reforma y cambio estructural. El pensamiento racional, incluso del menos preparado, dice que ante escenarios desconocidos, es mejor guardar y esperar y es esto lo que está ocurriendo en nuestra economía.

La solución a este temor, está en las manos de quienes manejan las expectativas y hablaría muy bien de nuestras autoridades si ante la evidencia del error, fuesen capaces de reaccionar y modificar sus propuestas, abriéndose a un diálogo con todos los sectores involucrados en estos cambios.

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