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De la Recuperación a la Divergencia

martes, 16 de diciembre de 2014

Axel Christensen
Director de Estrategia de Inversión para América Latina e Iberia de BlackRock


Los últimos seis años desde la crisis financiera que comenzó en 2008 se pueden catalogar como años de corrección y posterior recuperación. A lo largo de buena parte del mundo, los bancos centrales aplicaron medidas excepcionales para lograr regenerar crecimiento. Esto ha creado condiciones favorables para la inversión, tanto en renta fija como en acciones, pero ello se hace cada vez más difícil, en la medida que muchos precios de activos financieros alcanzan récords históricos.

En BlackRock creemos que estamos entrando a una nueva era, la de Divergencia. En este nuevo período, EE.UU., el Reino Unido y un selecto grupo de otros países están dejando atrás los bajos niveles de crecimiento, y sus bancos centrales mirado volver a la normalidad, dejando atrás a la Eurozona, Japón y varios países emergentes importantes, quienes aún siguen persiguiendo un esquivo crecimiento. Este nuevo escenario le presenta varios desafíos al inversionista global.

Uno de los desafíos del nuevo escenario global de divergencia es que lleva a un fortalecimiento del dólar, con la consiguiente implicación sobre inversiones: caída en el precio de commodities y menores niveles de inflación.
Si bien ya se hace muy difícil encontrar “ofertones” en la mayoría de los mercados bursátiles, las acciones siguen ofreciendo mayor atractivo relativo cuando se las compara con alternativas de renta fija o efectivo. Sin embargo, los elevados precios aconsejan ser mucho más selectivos al momento de invertir y buscar diversificar hacia países y sectores con valorizaciones más razonables. En ese sentido, en BlackRock destacamos el atractivo de invertir en acciones japoneses así como aquellas de mercados emergentes de Asia. En EE.UU., las acciones de empresas de sectores cíclicos presentan mayor potencial. En el caso de Europa, el muy bajo crecimiento y los riesgos deflacionarios llaman a ser cautos, pero mantenerse atentos a oportunidades que surjan a partir de las acciones que pueda llevar a cabo el Banco Central Europeo.

En el caso de la renta fija, la cosa es mucho más compleja. Por un lado, los bonos de menor plazo serán los que se vean más afectados por los movimientos al alza que se anticipa que la Reserva Federal de EE.UU. comience en el 2015. Los instrumentos de mayor plazo, por otro lado, deberán de ver ajustes más graduales, entre otras razones, porque sigue persistiendo una significativa demanda global por instrumentos de mayor rendimiento. Con todo, obtener un retorno atractivo de esta clase de activo seguirá siendo un significativo desafío, no exento de riesgos.

En este nuevo periodo anticipamos que quedarán atrás los momentos de muy baja volatilidad vividos durante el 2014, pasando a reflejarse en mayores alzas y bajas tanto la situación de divergencia de políticas monetarias como también el ajuste de mercado a partir de niveles de precios altos. A pesar de esta mayor volatilidad de mercados financieros, uno de los mayores riesgos es ceder a la tentación de irse a caja, particularmente porque los mercados de renta variable y fija puedan seguir su tendencia al alza, generando la incertidumbre del inversionista que se fue todo caja respecto a cuando volver al mercado.

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