lunes, 01 de septiembre de 2014
Fernán Gonzalez
Gerente del Departamento de Estudios de Banchile Inversiones
Hace un par de semanas fue aprobada la reforma tributaria en el Senado, la que ahora está pronta a iniciar su discusión en la cámara baja para ratificación. Más allá de si esta reforma será nuevamente aprobada con celeridad en la Cámara de Diputados o no, lo que nos preocupa no es el resultado en sí mismo (que esperamos sea aprobada), sino más bien las declaraciones de varios senadores de la "Nueva Mayoría" que daban cuenta de la necesidad de avanzar hacia la desintegración del sistema tributario en el futuro. Los senadores oficialistas señalaban de que -entre otras cosas - que el sistema tributario quedó más complejo y que no cerró todos los vacíos legales. Probablemente será una discusión de las próximas elecciones presidenciales en 2017 por lo que es de esperar que, de ser así, esta vez esa reforma sea más estudiada que su antecesora.
Un nuevo sistema tributario no sería necesariamente malo para el mercado, la economía ni para el país. Lo que nos preocupa es que estas declaraciones están sembrando algo de incertidumbre en la comunidad empresarial y en los inversionistas, dado que nadie puede ahora tener certeza sobre cuál va a ser el sistema tributario en cinco años más.
¿Cómo Sería Este Nuevo Sistema? Probablemente se trataría de la introducción de una tasa de impuestos a la utilidades corporativas como tal (recordando que la tasa de impuesto de primera categoría es solo un anticipo de los impuestos a pagar por los accionistas), pero no tenemos idea que nivel tendría esta (¿mayor o menor?), tampoco sobre si se aplicaría un impuesto plano a los dividendos o estos entrarían aun al global complementario de los accionistas así como tampoco si estos impuestos se aplicarían sobre los dividendos percibidos o sobre la utilidad total de las empresas.
